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Capítulo 29: Makoto Kogeki

—Bien—dijo Matsuo mientras anotaba casi de forma somnolienta—Faltan solamente unos seis días para que comience el encuentro contra el Kaminawa. Matsuo se recostó un poco, el entrenamiento con las chicas sería en la tarde, así que tendría tiempo para despejarse. Sin embargo, cuando atinó a cerrarlos ojos escuchó como su teléfono sonaba dentro del velador de la pensión. Cuando decidió tomarlo vio que era una llamada de su padre.
—¿Aló?—preguntó Matsuo mientras esperaba que su padre contestase.
—¡¡HERMANOOO!!—gritó Maki haciendo que Matsuo alejase por un par de segundos su oído del teléfono.
—No grites, casi me dejas sordo—respondió Matsuo un poco enojado.
—Perdón, pero es que te extrañaba un poco, aproveché que papá te llamo y quise hablarte. ¿Cómo estás?
—Bien, me relaja un poco que no estés haciendo tus problemas como siempre.
—Yo no hago problemas, no seas así, de verdad me extrañas—refunfuñó enojada Maki mientras su padre tomaba el teléfono y se dirigía a él.
—¿Hijo puedo conversar alto contigo en privado?—preguntó Katsuhiro.
—Si ¿pasó algo?
—Hablé con Kimochi, el que arrienda las pensiones, me dijo que no aceptará la paga de la pensión y me dijo que solamente hasta mediodía tendrás la pieza. Lo lamento hijo.
—¿Qué?—dijo Matsuo exaltado—¿Recién te acaba de llamar?
—Sí, por mi parte veré un lugar de estancia. Incluso puedes pedirle a una de tus amigas que te dejen estar en Jardín Solar un par de días.
—¿Que hay de Makoto?—preguntó Kaede, su madre, casi susurrando por la mala señal del teléfono.
—No te preocupes papá, hablaré con las chicas y veré que hago.
—Bueno—dijo en un tono melancólico—Me avisas si puedo encontrar algo.

Matsuo dejó el teléfono al lado y empezó a pensar, tenía a lo menos otro problema rondando su cabeza. Debía hacer sus maletas y esperar que tanto Murama o las demás lo invitasen a quedarse. Con ello decidió ordenar todo. Recordó cuando llegó a la pensión el primer día.

Flashback de Matsuo.
—Ten—dijo Murama mientras sostenía un pasaje de bus en frente de mi—Como entrenador debes acompañarnos a Odayaka. Pero la estadía la verás en tu cuenta.
—No quieres que me junte con ustedes—dije.
—En lo personal te sigo odiando, te basto con mentirnos de las Clasificatorias y no quiero sentir tu presencia.
El ambiente estaba pesado. Tomé los boletos y antes si quiera decir algo vi a Murama alejarse casi con rabia. Llegué a casa bastante tarde y hablé con papá preguntando si podía buscar residencia.
—Recordé que tengo un favor de un viejo amigo en Odayaka—dijo mientras se disponía a lavar la loza—el señor Kimochi aún me debe la vez que le salvé el culo cuando fueron a asaltarlo tiempo atrás ¿Quizás el tenga una pensión?
—¿Kimochi?
—Sí, cuando estudie en Kaminawa y antes de conocer a tu madre vivía en ese lugar. Quedaba lejos pero me servía cuando iba a las prácticas.
—No cobrará mucho.
—A lo menos $61.000 la estadía. A propósito ¿esa tal Murama sigue enojada contigo?—preguntó mientras guardaba los últimos vasos.
—Sí, me compró el boleto de bus para ir a Odayaka. Dijo que me seguía odiando.
—No sé que decirte hijo.

Luego de hablar con el casero. Llegué a las 11:23 del día 17 de agosto a Odayaka. La brisa me había envuelto y recordado las veces en que viví en aquella zona. Al bajar del bus llegué a la pensión, llamada "Hotel California" , de ese tal Kimochi. El viejo era un poco fornido, moreno y con un pelo bastante despeinado; tenía un ojo de vidrio, o eso parecía ya que su ojo izquierdo siempre parecía estático cuando me miraba.
—Ahh tú eres el hijo de Katsuhiro—hablo casi con una voz rasposa—ese malnacido hijo de puta por fin cobró esa recompensa. ¿Todavía sigue con esa mujer alta?
—¿Se refiere a mi madre Kaede?—contesté.
—Debe ser—contestó Kimochi—Siempre que venía aquí con ella se escuchaban ruidos extraños. Casi como si estuviesen tenien...
—¡Ya callase viejo pervertido!—grité enojado.
—Son cosas humanas joven, algún día usted también las experimentará. Pero bueno le pasaré su cuarto.

SatsukiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora