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Capítulo 25: Como era antes

*Inicio Flashback*
Crees que papá mejore en su situación?—preguntó una Okuma de nueve años a su madre. Tenía el pelo peinado con una cinta sobre su lado izquierdo de la cabeza. Su ropa era común con unos zapatos que hacían juego y su característico parche en su nariz poseyendo un andar  bastante agitado.
—No lo sé hija—respondió Makoto, su madre, quien la tenía tomada de su mano mientras mostraba una voz más serena tranquilizando a su hija por la situación. Habían recién salido del hospital y se dedicaron el resto del día a hacer un paseo breve antes de dejar a Okuma con su abuela. La situación de los Kogeki andaba más o menos. No andaban mal económicamente debido al trabajo de ambos padres, pero otra situación los acomplejaban.

Al llegar a una pequeña rivera de río, Okuma se detuvo para abrocharse su zapato de velero cuando escuchó una voz particular de mujer que llamaba a su madre.—Hola señorita Makoto—dijo la voz femenina—No la había reconocido. Al alzar la vista se encontró con otra señora en compañía de su hijo. La señora tenía el pelo amarrado con una cola de caballo cayendo en su hombro izquierdo.—Soy Kaede Takara—respondió la animosa señora.

Kaede y Makoto eran bastante cercanas debido al trabajo de Makoto quien disponía sus servicios como abogada en Odayaka y que casualmente Kaede la necesitase por hechos legales en su empresa. Ambas mujeres se abrazaron y tuvieron una conversación breve  que Okuma no logró escuchar.
—¿Estas saliendo con tu pequeña hija?—preguntó Kaede mientras un pequeño niño se asomaba entre las faldas de aquella mujer arrugando sus puños en el proceso. Makoto le pidió a Okuma que saludase a lo cual Okuma saludó de forma inocente.
—Es bastante agradable tu hija—dijo Kaede—es bastante parecida más a tí que a Shinichiro.
—Lo sé—bromeó Makoto—si no fuera por qué actúa como él no tendría mis genes. Mientras reía, el pobre niño asomó un poco su cabeza escondiéndose rápidamente.
—Kaede tienes un niño detrás de ti.—señaló Makoto al pequeño niño quien luego volvió a esconderse.
—Ah, este es mi hijo Matsuo—dijo Kaede—es muy tímido. No podemos hacer que hable, hay que sacarle las palabras con tirabuzón. Mi madre dice que le recuerda a mi hermano.

Makoto viendo eso, le pidió a Okuma que lo saludase. Okuma con una hiperactividad corrió hacia Kaede jalando al pequeño Matsuo de las faldas de su madre. El pequeño Matsuo era un poco regordete y con brazos cortos.—Mi nombre es Okuma—dijo—ven, vamos a jugar un rato.
—No..No.. sé—dijo Matsuo apretujando sus manos.
—Iremos igual—dijo Okuma impulsivamente—Tía Kaede, ¿Puedo llevarme a Matsuo a jugar?
—Sí—dijo Kaede con un tono simple—pero donde mis ojos puedan verlos.

Mientras las madres se sentaban en una banca a conversar. Los niños se dispusieron a corretear entre el pasto hasta que Okuma encontró una vieja tabla con ruedas toda raspada.—Tengo una idea—dijo Okuma con una cara de malicia.
—No..vayas a hacer una tontera O...Okuma.—dijo Matsuo.
—¿Escuchó a una pequeña gallina?—dijo Okuma riendo.
—¡No soy una gallina!—gritó Matsuo—no quiero rasparme los brazos.
Okuma solamente sonrió de a poco y sacó la vieja tabla de entre las piedras de la orilla. Corrió con Matsuo hacia la cima de un pequeño cerro de tierra. Okuma lentamente colocó la tabla en el borde del pequeño cerro y se enrojeció a esperando que Matsuo subiese.
—N..No quiero subirme—dijo Matsuo asustado—me tiemblan las piernas y podría lastimarme.
—Poc Poc...—comenzó a hacer Okuma imitando el sonido de una gallina.
Matsuo enojado por la actitud de Okuma, decidió subirse confiando en que dicha niña no haría algo tan tonto. Cuando Matsuo se acomodó, Okuma levantó su pie del suelo y se impulsó bajando a toda velocidad de dicho cerro. Matsuo abrazó a Okuma la cual sólo atinó a reír. Sin embargo, al llegar cerca del fin y al no saber como frenar ambos, se cruzó con una roca pequeña, la cual impactó con fuerza haciéndolos caer fuertemente al suelo dejándolos con heridas leves. Cuando Okuma se levantó observó a Matsuo llorando con un pequeño corte bajo su labio. Okuma se revisó y vio que tenía un par de raspones.
—Hahaha.—comenzó a reír fuertemente Okuma—No podrías servirme como un hermano Matsuo no podrías aguantar ni siquiera un raspón leve como este.
—¿He..hermano?—dijo Matsuo entre lágrimas intentando calmarse—¿Tu me consideras tu hermano?
—Sí—contestó Okuma—pero si queremos continuar eso debemos pensar en cubrir tu estruendoso llanto y la herida bajo el labio.
—¿Y como?—dijo Matsuo limpiándose las lágrimas con la chaqueta.
—Ten—dijo Okuma pasándole un parche—Este es nuestro secreto—agregó riendo.
*Fin Flashback.

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