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Capítulo 23: Bienvenido a Odayaka parte 1: La Universidad de Kaminawa

La ciudad de Odayaka, se encontraba animada a primera hora en la mañana. La plaza central se encontraba llena de gente caminando y paseando sola o en conjunto de su familia. Habían bastante carritos de palomitas y algodones de azúcar que atendidos por viejos irrumpían el pacífico ambiente del lugar.
—¿puedo comprar un algodón de azúcar?—dijo una niña pequeña afirmada del ya casi arrugado pantalón de su padre en compañia de su madre.
—Pregúntale a tu mamá—contestó el padre casi riendo.—ella tiene la cartuchera con plata.
—Supongo— dijo la madre al acercarse su hija—¿al menos hiciste lo que tenías pendiente?
—Si lo hecho mami—contestó la hija casi con un tono feliz—he ordenado mi cuarto y hecho mis deberes.
—Bien—contestó la madre—entonces puedes pedir unas palomitas.

Mientras tanto desde el otro lado de la calle se escuchaba un jadeo casi interminable al son de unos zapatos que impactaban con fuerza el pavimento.—Mierda—dijo la voz casi jadeando de cansancio—¿Porque la pensión donde me dejó mi papá esta tan lejos? No alcanzaré a llegar a la hora fijada...Murama va a matarme si llego tarde nuevamente.

Matsuo cruzó casi corriendo hacia la plaza, su caminar se notaba brusco pues había caminado de su pensión ubicada por la zona central para llegar a "Jardín Solar", la residencia o cabaña donde se encontraban las chicas que se encontraba a casi minutos de la playa de la ciudad. Cuando llegó a la propia plaza se detuvo un poco. Vio la hora en su reloj y se sentó en una de la blancas observando como pasaba la gente.—¡Carajo!—dijo casi asustado—faltan unos diez minutos para que sean las nueve y necesito cruzar la plaza. Matsuo se levantó de la banca e inició una carrera para llegar a tiempo.

—Bien, entonces pequeña—dijo uno de los vendedores ambulantes mientras acomodaba su carrito a la luz por el frío que hacía.—¿quieres el algodón grande o quieres uno pequeño?
—¡El grande!—dijo saltando de alegría esperando recibir el algodón.

Cuando apenas alzó la mano vio una sombra asomarse frente a ella. Era Matsuo quien pensando que cortaría camino si iba diagonalmente por la plaza sin percatarse que había una niña pequeña, a la cual saltó como si fuese obstáculo de gimnasia. La niña solamente observó tranquila sin emitir ruido mientras recibía el algodón devolviéndose a la normalidad soltando una leve carcajada.
—Por estas cosas la juventud está tan descarriada—dijo la madre casi enojada—no respetan a nadie.
—Tranquilo Uso—dijo el hombre intentando calmar a su mujer—no te hace bien por la presión, aparte solo fue un joven impertinente.

Cuando Matsuo logró salir de la plaza se dirigió a cruzar a la otra esquina, cuando frenó nuevamente observando el semáforo ubicado en la esquina de enfrente.—Bien, por ahora el semáforo está en verde—pensó mientras se disponía a correr para llegar a tiempo—tendré tiempo de sobra. Cuando se dispuso a cruzar, no vio que el semáforo cambió rápidamente y observó un auto acercándose a él que tuvo tiempo de frenar.
—!!!Oye pedazo de mierda¡¡¡—dijo el conductor apretando con fuerza la bocina—Casi te atropelló, fíjate donde miras animal.
—Cierto—dijo Matsuo casi enojado—Había olvidado que ese semáforo se atoró en verde hace años. 19 años que viví aquí y olvidó completamente esto.

Finalmente pudo llegar a "Jardín Solar" a las nueve justa, sorteando un montón de dificultades. Apenas su voz se sentía y decidió respirar antes de abrir la puerta. Luego de eso se paró frente al complejo y decidió hablar con el conserje para que le abriese el portón. Jardín Solar, era uno de las zonas de turismo más importante en Odayaka. Era un complejo de habitaciones ubicados de forma horizontal dejando un patio que relucía un pasto bastante verde, un par de palmeras y una piscina, que por la temporada baja, se encontraba vacía. Cerca de la zona se ubicaban paraderos y a unos cuantos metros, la playa de la ciudad.

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