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Capitulo 38 : La promesa de Okuma

Murama se levantó temprano, casi cercano a las 8:25 de la mañana, en su pieza comenzaron a caer unos rayos de sol por la ventana que le iluminaron la cara de a poco. Primero comenzó refunfuñando debido a tenerlos los rayos pegándole en la cara con fuerza. Luego abrió los ojos casi forzando la vista. Tras eso dio un largo bostezo y tomó un poco sus lentes para ver la hora.—Mañana es el partido—dijo con un tono nostálgico. Se levantó y procedió a lavarse los dientes cuando escuchó unos ruidos que venían de afuera. Tomó su bata y abrió la puerta para ver que era.
—55...56...57.—escuchó Murama. Tras acomodar la visa vio que era Matsuo que empezó a hacer colocaciones. El tipo andaba con un pijama acompañado de una mascarilla, lo más probable es que andase resfriado.
—¿Matsuo te encuentras resfriado?—preguntó Murama tomando la atención de Matsuo haciendo que este no tomase el balón de vuelta haciendo que le cayese en la cabeza haciendo que chillase un poco por el dolor que más tarde se transformó en vergüenza.
—Perdona te desconcentré—dijo Murama preocupada—¿Qué haces despierto tan temprano?
—Olvidas que me levanto siempre antes—dijo Matsuo mientras intentaba lanzar el balón con precisión—Estos días me he levantado temprano. Tal vez tengo el sueño muy liviano. De hecho despedí a Aoi recién—agregó—Dijo que iba a correr o a su trabajo.
—Cierto, olvide el trabajo de Aoi ¿Te notó muy emocionado por el partido?—exclamó Murama curiosa.
—Sip. He estado entrenado bastante para poder entender mejor las mecánicas y fallas que tuve. Quiero con esto superar mi versión del Hitsuka.
—Matsuo yo..—exclamó Murama—Quería decirte algo.
—"Se nota demasiado que estas enamorado de ella. Por eso te pido como una extraña y amiga de tu hermana que lo hagas"—escuchó en su mente Matsuo como le habló Hiyuki ayer en la noche—"Demuestra tus sentimientos y abandona tu cobardía."
Murama yo también debo decirte algo—dijo Matsuo casi ahogado.
—¿Quieres decirlo tú primero o yo lo hago?—preguntó Murama curioseada.
—Murama...Yo...—dijo ahogado—Yo...¡YO TE ADMIRO!—dijo casi soltando con ello todo el aire que tenía quedando en un silencio mutuo.
—¿Tú que..?—preguntó Murama curioseada—¿Tú me admiras Matsuo Takara?
Matsuo solo asintió, tratando de procesar que había dicho. Quería intentar declararse pero resultó inútil. Solo se quedó atento a la respuesta de Murama.
—Yo también a tí—respondió Murama—Has cambiado para mejor. Ya no veo al inexperto entrenador que antes improvisaba. Has dejado un gran cambio a mérito propio y eso es bueno tanto para ti como para el resto—dijo agregando una sonrisa. Eso de alguna forma aliviano a Matsuo—Bien iré a desayunar ahora ¿No quieres acompañarme?
—¿Por qué no pude decirte lo que sentía?—pensó mientras agarraba el balón con fuerza—No pude abandonar esa cobardía. Tomaré desayuno en un rato más—agregó mientras iba a dejar el balón a su cuarto.

Luego de un rato se dirigió al comedor, se sentó con Sakurawa, mientras que Murama se sentó tranquilamente con Saichi a discutir. Casi a dos mesas de ella. En ese lugar se encontraban Nagata y Toriko y Ahashi con Aoi. Toriko llegaría tiempo después.
—¿Por que tan bajoneado?—preguntó Sakurawa mientras sacaba un poco de pan de la mesa tipo tenedor libre y lo colocaba en el tostador.
—Nada—dijo Matsuo observando su jugo de manzana natural—Solo que no pude hablar con Murama perfectamente.
—Pobre e ingenuo Takara—dijo Sakurawa mientras revisaba que el pan no se quemase—Recuerdo que hace un año, era la única que sabía de tu patético plan. Hasta ahora no había avance.
—A este punto—dijo Matsuo bebiendo la taza de té—Ya no se si le intereso. Desde Asakusa, Hitsuka y ahora me había despreciado. Pero...
—¿Pero?—preguntó Sakurawa—A este punto actuas igual que Nagata al inicio. Deberás tarde o temprano salir de esa zona de confort Matsuo, bueno no si antes de tener un plan eso sí ¿Pero cuando será ese momento para tener ese plan?
Matsuo pensó un poco, se acercó a Sakurawa y el robó el pan del tostador a medio juego.
—¡Devuelveme el pan Matsuo porfi!—dijo haciendo una sonrisa provocando que Matsuo asustado se la devolviese y corriese a sentarse.
—No corras, maldito miedoso—remarcó Sakurawa riendo—Te compartiré la mitad. Somos amigos ¿no?

SatsukiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora