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Rojo y Amarillo.

"Hace tiempo en una vieja ciudad dentro un país que aún no tenía su forma definida. De hecho, llamarlo simplemente país era algo simple. La ciudad se llamaba Canelo. Era un pueblo de pescadores, pues cerca de esa zona abundaban atunes, salmones, bacalao e incluso algunas corvinas que de vez en cuando encallaban en la zona.
Entre los pescadores se encontraba uno viejo; de tez blanca; pelo negro con una textura muy parecida a la paja, ojos negros y una vieja pipa que se encontraba casi reseca por el sol. Se llamaba Ume y tenía una hija pequeña llamada Akatsuhi o más conocida como Aki. La niña tenía el pelo negro, usaba un vestido rojo y unas botas cafés largas. Su padre, siempre la llevaba de vez en cuando; pues se decía que era una niña que atraía suerte a los pescadores.—Oye Ume—dijo uno de los pescadores—le dijiste a Aki que nos trajese buena pesca.
—No—respondió Ume mientras daba una leve soplada a su pipa—No la he visto hoy. Parece que estaba recogiendo ramas para la fogata cerca de los bosques.

Akatsuhi se encontraba en la costa oeste de la playa buscando más ramas mientras ella solo iba cantando "..Y cuando las hojas caen, el viento las vuelve a traer y de pronto habrán más. El viento silbando va mientras la luna lo acompaña mostrando su claridad". Mientras pasaba Akatsuhi encontró un anillo de oro con una piedra azul en él. Al intentar tomarlo saltó un trozo de madera casi ladrando, pues contenía la forma de un perro.
—No permitiré que toques el anillo sucio humano—dijo la madera enojada mientras daba ladridos.
—No soy humano—dijo la niña al trozo de madera—Mi nombre es Akatsuhi.
El trozo de madera solo atinó a intentar morder a Akatsuhi, pero fue frenado por las olas que contuvieron al trozo de madera logrando que Aki con astucia tomase el anillo. El anillo despertó y miró a Akatsuhi casi curioseado.—¿Qué hago aquí?—preguntó el anillo.
—Soy Aki y te he recogido del fondo del mar—dijo Akatsuhi feliz.
—Mentira—exclamó el anillo enojado—Si me hubieses recogido del fondo tendrías que tener una sombra y por lo que veo no la proyectas.
—¿Una sombra?—preguntó Aki mientras miraba al anillo asustada—Pero no tengo ninguna. Soy muy pequeña para tenerla.
—Entonces no me puedes haber recogido del fondo—dijo el anillo—Me encontraste Justo cerca de la orilla. Solamente la gente que pueda tener una sombra puede sumergirse y recoger lo qué hay del fondo. Eres una pequeña mentirosa.

Aki se largó a llorar, pero el anillo se apiadó y le dijo—Bueno, como me has salvado de las garras de aquel trozo de madera hambriento té daré 3 deseos para que pidas lo quieras.
Aki se detuvo de llorar un poco y antes de pedir los deseos se llevó el anillo. El trozo de madera la siguió y el mar fue después, moviéndose lentamente.
—¿Quisiera saber cómo obtener una sombra?—preguntó Akatsuhi curiosa.
—No lo sé—dijo el mar—el mar por sí mismo no proyecta sombra. Por eso, los humanos pueden entrar en mi y buscar mis tesoros. Pero, eso significa que pueden hacer y deshacer.
—Yo la tengo desde que tengo memoria—dijo el anillo—Todo objeto la tiene, incluso las adultos poseen una.
—Entonces me gustaría tener una y poder ahondar en tus misterios—dijo Akatsuhi—Así podré ayudar a papá.
El anillo aceptó y le otorgó la sombra a Aki. La sombra apenas se pegaba a sus zapatos y comenzaba a revolotear buscando donde posarse.
—Te he entregado la sombra—sentenció el anillo—Pero a cambio, te he quitado la capacidad de producir suerte.
El trozo de madera intentó mordisquear la sombra, pero esta al momento de tocarlo lo volvió un manojo de ramitas. Akatsuhi intentó buscar su sombra, pero no la encontró.—Me mentiste anillo—dijo Aki con un tono enojado.
—No lo hice—respondió el anillo—Tu sombra está aquí—agregó señalando unas mancha negra que intentaba levantarse y acomodarse a una figura humana.
Aki observó como su sombra se miraba a sí misma. La sombra cobró vida y tras ver al perro convertido en un manojo de ramas se puso a llorar provocando que Aki la calmase. El mar compadecido movió sus olas para avisar a los demás pescadores y lugareños. Sin embargo, ninguno llegó donde Aki y su sombra estaban. El anillo le pidió al mar que moviesen sus olas más fuerte. El mar accedió pero sólo dejó un poco de algas secándose sobre las piedras.—Tal vez los lugareños se fueron—dijo el mar.
—Se han ido—dijo el anillo—Tu sombra los ha alejado.
—Entonces quiero que vuelvan—dijo Aki pidiendo su segundo deseo.
—No puedo—dijo el anillo—Para ello, debería quitarte tu sombra y no podrías sumergirte en el mar. No conocerías sus misterios.
—Sombra...querer...familia—dijo la sombra pronunciando sus primeras palabras.

En eso, el anillo saltó de la mano de Aki y comenzó a acercarse al mar pidiéndole que lo dejase en la profundidad de este. Sin embargo, la sombra comenzó a corretear el anillo impidiendo que el mar lo tocase.—Anillo...malo...detener—dijo mientras bloqueaba el océano. El anillo con sus fuerzas intentó escapar pero luego de un tiempo se quedó quieto y decidió quitarle la sombra a Aki para que lo dejase en paz. La sombra se deshizo formándose un riachuelo. Aki lloró lo suficiente para que la encontrasen. Primero, apareció su padre, su madre y los pescadores quienes se alegraron de verla. El anillo se alejó y se hundió en las profundidades.—¿Como la liberaste de la sombra?—preguntó el mar mientras engullía al anillo.
—No lo hice—dijo el anillo—Le quedaban aún un deseo. La sombra solo se marcho. En algún momento vagará y encontrará otro huésped. Así es la naturaleza humana.
—¿Entonces le has devolvido la suerte a esa pobre niña?—preguntó el mar.
—No—dijo el anillo—Pedí el deseo a ella para que los peces de la zona se multipliquen con su presencia. Es una especie de engaño. Tener una sombra te da malicia al no saber como controlarla y eso no es bueno para ella.
Finalmente el mar se calmó y Aki volvió a su pueblo. Su padre escuchaba la historia de cuando habló con un anillo y fue atacada por un trozo de madera. Su padre solo escuchaba mientras su madre pensaba qué tal vez una vieja bruja la había hechizado. Pero, por una vez Aki conoció lo que era tener una sombra y lo que para un ser humano significa.
Fin."

(Escrito por Hiyako Sado, 3º lugar en el "Concurso de Cuentos y Cantares Infantiles" de la Universidad de Hikinemi de 1993, Texto extraído del libro que engloba a los participantes del concurso. Prohibida su reproducción, representación sin autorización previa de la autoridad respectiva (c))

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