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Con los versos más puros mi alma te idealiza,
en mis sueños siempre estás.
Mi corazón poco a poco te divisa,
sabiendo que en algún momento contestarás.

Estaba acostada sobre mi cama, tratando de terminar la tarea de historia

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Estaba acostada sobre mi cama, tratando de terminar la tarea de historia. Muy pocas veces el profesor Rengoku dejaba tareas, y hasta eso, eran muy sencillas. Sin embargo, no quería saber por el momento de la era Taisho, conocía demasiado y lo que sabía ni siquiera estaba en el libro, parece que todo ese lío no formó parte de la historia. Extraño, ¿no?
Aunque quizá lo que aprendí tildaban más a teorías conspiranoícas, nada raro en mí.

Me levanté para conseguir algo de comida y adentrándome a la cocina pude divisar a mi amiga la rata, estaba esperando a que llegara seguramente, me gustaba creer que por eso no se iba. Mamá me pidió que me deshiciera de ella pero me partió el corazón verla ahí desesperada adentro de la jaula. Tal fue mi cariño que quité todos los venenos para evitar que muriera.
Sep, definitivamente necesitaba más amigos.

Le di un pedazo de mi pan y le comenté un poco de mi día, ella me miraba atenta como si entendiese mis palabras.

—Y por eso decidí olvidarlo, pero parece que no es tan posible como creí —suspiré —. Aún no se me pasa el enamoramiento, pero creo ya tardé mucho. Ni siquiera comprendo por qué fue de él en primer lugar, hay muchísimos compañeros y alumnos en la escuela, ¡pero no! A mí me gusta complicarme la vida y enamorarme del más difícil pretendiente. Pero ya me decidí, esta vez es de verdad, ya no me oirás hablar de él, ya no importa si me da o no clases, si lo vi comer a la hora del almuerzo, o si estuvo radiante con esa sonrisa y sus ojos, ¡Ay sus ojos tan bonitos! —suspiré con una sonrisa boba. Me recuperé y di una cachetada mental—. ¡No!, ¡No más! Y lo haré a partir de ahora, ahora. 

La rata seguía ahí esperando a que me diera cuenta de lo estúpida que me veía hablándole y que también mi deseo por erradicar los sentimientos hacia mi profesor de historia eran una pérdida de tiempo. Ay, qué dura era la realidad vista desde sus ojos.

Me despedí y fui a bañarme, le había jurado a mi amiga la rata que ya no hablaríamos más de él, sería un profesor de historia completamente normal y yo su alumna nada más.
Al acostarme nuevamente me recordé mil veces más, "Rengoku Kyojuro es sólo el profesor de historia, ya no tu crush, no el hombre con el que te imaginas a futuro teniendo diez hijos y viviendo en una cabañita con su arroyito lleno de flores y mariposas. Aquél con el que sueñas cada noche haciéndolo feliz y bailando al compás de una música tranquila y romántica. Aquél que te hace sentir como si estuvieses en casa, olvidando todas tus penas sabiendo que habrá alguien que te apoye toda la vida a cada instante." No sé en qué momento caí rendida después de tanta sugestión en los brazos de Morfeo.

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Me levanté a toda prisa, olvidé poner la alarma y sólo me quedaban veinte minutos para llegar a la escuela. Metí todo lo que encontré cercano a la mochila y mal preparé un sándwich, tomé mis cosas y corrí a la parada del bus.

¿Reencarné?  (Kyojuro Rengoku x Lectora)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora