Justo a mi corazón llegaste,
sin temor, sin apartarte.
Y ese día recuerdo a diario,
eres algo simplemente extraordinario.En mi mente se repetía su silueta, no podía evitarlo, fue como apreciar una estatuilla de gran valor. Recordé la sensación de sus brazos al cargarme y lo duro de su pecho mientras me salvaba de aquellas bestias. Rayos, deseaba sentir su piel expuesta y solo podía limitarme a soñar con ella.
—¡_____! —me gritó Bao, sacándome de mi ensoñación—. ¿Hola? Llevo un buen tiempo hablándole a la pared al parecer, ¿en qué tanto piensas?
—¿Qué significa que te digan que también son solteros? —pregunté, mirando a la nada.
Sentí de pronto que mi cuerpo fue movido de un lado a otro, los chillidos de emoción de Bao no se hicieron esperar.
—¡Por el gran Pangu! ¿Quién te dijo eso? ¿Fue el muchacho con el que te vi ayer? Pero está algo feito, ¿qué hizo para ganarse tu corazón?
—¿Al fin te cautivaron? ¿Quién fue el ganador de tal hazaña? —se unió a la conversación la señora del puesto aledaño.
—¿Eh? No, no fue él, yo...
—Buenos días.
Reconocí la voz y me puse de pie lo más rápido que pude. Ahí estaba él, con una sonrisa, gesto que imité, solo que mis mejillas hicieron de las suyas, calentándose de inmediato.
—Buenos días —respondí—. ¿Qué lo trae por aquí?
—Alguien me recomendó este puesto y vine por esto —señaló a la fruta con la que lo conocí—. ¿Sucede algo?
Bao estaba boquiabierto, lo entendía, también me sorprendió escuchar al rubio hablar.
—Creo que está algo cansado, discúlpelo.
—Hombre sol, no soy tan joven pero sé reconocer cuando alguien es atractivo —opinó la vecina del puesto.
Los ojos del rubio se abrieron más de la cuenta, parecía bastante divertido con aquellos halagos de parte de la señora. Su presencia hacía voltear a las jovencitas y no tan jovencitas, las cuales se acercaban al puesto solo para poder notarlo más de cerca.
Las sonrisas que le dedicaban me hicieron sentir un nudo en el estómago, algo que no comprendí del todo.—Me gustaría llevar esto, por favor —le entregó unas cuantas cosas a Bao, después le fueron entregadas de vuelta con el precio. De la bolsa sacó varios melocotones y me los entregó—. Es un agradecimiento por comentarme de este lugar, y también una disculpa por habérmelos llevado todos aquella vez, nos vemos luego.
Se retiró dejando un montón de suspiros detrás de él. Y gracias a su presencia, Bao logró vender todo.
—Ese hombre es un sueño, me pregunto de dónde vendrá —suspiró una de las jovencitas del local.
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¿Reencarné? (Kyojuro Rengoku x Lectora)
FanfictionCansada de seguir intentando enamorar a su profesor, Kuizumi ________; quien estudia su segundo año en la preparatoria Kimetsu, decide comenzar a olvidarlo. Pero el destino parece ir en su contra cuando su maestro; Kyojuro Rengoku, toma cierto inte...