Cansada de seguir intentando enamorar a su profesor, Kuizumi ________; quien estudia su segundo año en la preparatoria Kimetsu, decide comenzar a olvidarlo.
Pero el destino parece ir en su contra cuando su maestro; Kyojuro Rengoku, toma cierto inte...
Todo se vuelve borroso, excepto tú. ¿Acaso esto es estar enamorado? Dime, cariño. Estoy desesperado. Deseo compartir contigo mi cielo azul.
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—... Feliz cumpleaños querida _____, feliz cumpleaños a ti... Anda preciosa, pide un deseo.
Mamá acercó un modesto pastel frente mío, las frutillas que le decoraban lo volvían realmente lindo y apetecible; pero yo no tenía ganas de comer, mucho menos de festejar.
—Cariño, sé que es difícil esto para ti, pero por favor come algo —alzó mi rostro para contemplar su mirada llena de preocupación, estaba siendo una malagradecida—. Piensa en que el joven Rengoku está pidiendo por tu bienestar al soplar sus velas, hazlo tú también.
Miré el pastel y suspiré, se suponía que ambos soplaríamos al mismo tiempo deseando por la salud del otro.
Este año no fue así.
Apenas había pasado una semana y yo juraría que se sentía como una eternidad. ¿Cuándo regresaría? ¿Es que acaso no confiaba en mí para decirme algo como eso?
Comencé a llorar nuevamente, pensando en miles de cosas que involucraban a una sola persona y su reciente partida. Me dolía mucho, me habían arrebatado a mi mejor amigo.
Los brazos de mi madre me rodearon brindando un poco de confort, quizá imaginando comprender el dolor que sentía. Aún con lágrimas en los ojos soplé con suavidad, pidiendo por que en algún momento la vida nos volviera a reunir, a que nunca fuera demasiado tarde.
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El ruido del exterior era muy intenso, tanto como para despertarme. Me levanté frotando mis ojos para después bostezar. Otro día había iniciado y el trabajo llamaba.
Me puse de pie y quité mi ropa para bañarme, el agua fría me hizo dar un brinquito que me quitó lo adormilada.
Coloqué mi uniforme y arreglé mi cabello como de costumbre, aunque claro, ahora era un poco más complicado de peinar, había crecido mucho. Eché un último vistazo para cerciorarme de que todo estaba en su lugar y se veía totalmente pulcro.
