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Sueños que absorben mi cordura,
en los que divisarte se vuelve adicción.
¿Cómo puedo vivir con esta duda,
que martilla sin cesar mi corazón?

Recuerdo la primera vez que sucedió, era tarde y yo todavía seguía revisando exámenes. La cantidad de cafeína en mi cuerpo ya no surtía efecto, el sueño me estaba venciendo. Dejé a un lado las hojas, tener demasiados grupos definitivamente me agobiaba. Tomé la cafetera para darme cuenta de que ya no había más café para mantenerme despierto, debía dormir.
Casi instintivamente me acomodé en el sillón de la sala observando la pila de hojas que me faltaba revisar necesitaba ayuda con urgencia pero no había nadie, lo positivo es que los entregaría dentro de dos días y ya había avanzado lo suficiente como para terminarlo al día siguiente.

Cerré mis ojos por un momento hasta que escuché un ruido, parecía agua. Me levanté y pude ver que me encontraba en una pradera o algo similar, había un bosque de bambú y un arroyo. Así que de ahí proviene el sonido.
Me acerqué al cristalino lugar para enjuagarme la cara hasta que vi mi mano, tenía un uniforme extraño de color negro, me dispuse a verme a través del reflejo del agua. Era cierto, esto es un sueño pero no entendía a qué se debía este traje. Tenía una capa y una espada también, todo es tan confuso.

Volteaba a ver a mi alrededor pero no había nadie más, estaba solo. Sabía que era un sueño pero no podía despertarme. Fue entonces cuando sentí una mirada y la vi, había alguien al final de un montículo arriba de la pradera, justo donde terminaba el bosque de bambú. Estaba vestida igual a mí, sólo que ella llevaba una falda y los detalles de su capa eran diferentes. Traté de divisar su rostro pero no podía saber de quién se trataba, era muy hermosa. Ambos nos observábamos y me sonrió.

Su sonrisa era cálida y me transmitía paz con sólo verla. El viento le ayudaba a verse más hermosa, si es que eso fuese posible.

–¡Creí que no ibas a levantarte, cielo!- esa voz, no la conozco pero se siente como si siempre lo hubiese hecho, como si lleváramos mucho tiempo juntos.– ¡Espero que estés mejor ahora! ¡sube!

Mis piernas se movieron por sí solas, no comprendía el por qué, me dejé llevar para verle el rostro y cuando estaba más cerca pude observar cómo era. Sus ojos eran los más bellos que había visto alguna vez, sus mejillas estaban ligeramente sonrojadas y la sonrisa seguía en su rostro. La abracé y pareció sorprenderse porque saltó ante mi tacto.

–¿Estás bien, amor? Quedaste un poco herido en la última misión creí que te quedarías durmiendo para siempre.

Su risa es contagiosa, sus manos acunaron mi rostro y me dio un pequeño beso en mi nariz, no sé por qué me sentí frustrado después de eso.

—Te daré un beso en los labios, cuando esté segura de que nadie nos dirá nada.

—Esperaba que hoy fuese el día, me pregunto qué se sentirá ser besado por ti —¿Desde cuándo pregunto eso a personas que no conozco? ¿Estoy bien?

—Lo será algún día cariño, mientras podemos observar el atardecer y regresar a casa. ¿Te parece si hoy cocinamos Udon? Te encantará.

—Todo lo que prepares me encanta, así será siempre...

Antes de poder decir su nombre escuché un fuerte sonido, eso hizo que me levantara asustado y algo molesto, la maldita alarma acaba de arruinarme mi sueño. No pude saber su nombre, ¿Por qué? ¿Por qué?
Me apresuré a tomar un baño y arreglarme, aunque no tenía ganas de ir al trabajo, quería ver a alguien que no conozco y lo quería con muchas ansias. Soy un imbécil.

🔥

Llegué a la escuela, debía de mostrarme feliz nadie merecía ser tratado mal por un sueño tonto. Lo bueno de ser profesor es que hay muchos alumnos que te aprecian y respetan, soy feliz de saber que mis alumnos me quieren.

¿Reencarné?  (Kyojuro Rengoku x Lectora)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora