Como las flores en el campo,
que se mueven con el viento.
Así es tu encanto,
no puedo sacarte de mi pensamiento.¿Por qué encontrar a alguien resultaba tan difícil? Digo, no es como si fuésemos miles en la aldea para no ubicarnos, pero este espécimen sabía escabullirse muy bien.
Había pasado al menos una semana de haberme topado con él y desde entonces no había logrado siquiera mirarlo de reojo. Estaba casi desesperada por encontrarlo, y, realmente no entendía por qué. ¿Quizá porque se había burlado de mí o porque tenía muy presente algo que nadie más pudo ver?
Como buena perdedora, recurrí a quejarme en las enaguas de mi gran amigo Bao, el cual no sabía si quitarme de ahí o seguir soportando mis berrinches.—Es que, no es posible, Bao... ¿Crees que quizá no he buscado bien?
—Cariño, estás buscando en la aldea donde todos se conocen y cualquier extraño no podría pasar desapercibido, además, ¿para qué lo buscas?
Le miré intentando no decir nada estúpido, «Tenía razón, ¿por qué lo estaba buscando en primer lugar? ¿Qué tenía de importante el sujeto?»
—Para agradecerle por salvar mi vida, yo sé lo que ví.
—Dulzura, no es por juzgarte, ¿pero te golpeaste la cabeza? Te juro que lo entenderé.
—¿Qué? ¡No! Es enserio, vi a ese sujeto. ¡Me cargó para protegerme de la bestia esa! ¡Debiste estar ahí! ¡Era enorme y se veía tan viscosa!
—Con esa descripción mi mente no piensa exactamente en un monstruo, ¿sabes?
—¡Agh! ¡Bao! —me quejé, él solo se rió—. ¡No me refiero a eso!
—¿Un hombre? —se acercó a nosotros una de las mujeres del local cercano—. ¿Estuviste a solas con el hombre extraño de la aldea?
—...No.
—¿Y de casualidad no es ese rubio bonito que está parado frente al puesto? —volvió a preguntar.
Y como si de alguna broma de mal gusto se tratase, el rubio estaba ahí, tan tranquilo.
Me puse de pie tan rápido y me acomodé mi ropa, debía parecer estúpida o algo así, porque solo lo vi arquear una ceja.
Contuve la respiración para comenzar a hablar.—Señor, no lo conozco pero quisiera agradecerle por salvar mi vida —hice una reverencia que salió muy mal, ya que me golpeé la frente con el estante. Traté con todas mis fuerzas de no mostrar que me dolió pero mis manos se adelantaron por mí—. Por favor, si necesita algo, no dude en pedirme ayuda.
Él se quedó serio, sin hacer o decir nada. Comenzaba a creer que era tonto o algo parecido.
De un momento a otro señaló a unas frutas del puesto y pagó por ellas. Luego, se retiró sin responderme. Pude escuchar las risillas de Bao y las otras vendedoras burlándose de mí.
Indignada y viéndolo alejarse, tomé aliento y salí del local pese al llamado de Bao por no ir detrás de aquél sujeto.
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¿Reencarné? (Kyojuro Rengoku x Lectora)
أدب الهواةCansada de seguir intentando enamorar a su profesor, Kuizumi ________; quien estudia su segundo año en la preparatoria Kimetsu, decide comenzar a olvidarlo. Pero el destino parece ir en su contra cuando su maestro; Kyojuro Rengoku, toma cierto inte...