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El otoño se acerca y las hojas se lleva,
con la brisa el dolor acapara.
Y las raíces esperando que llueva,
tienen miedo de lo que el futuro depara.

Y las raíces esperando que llueva, tienen miedo de lo que el futuro depara

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Si de cretinos hablamos, yo estaba en primer lugar.
Había sido un idiota tratando de arreglar algo que hice mal, lastimando a quien solamente me amaba. Pequé de imbécil y me arrepentí con creces.

Pero primero, déjenme explicarles todo. Desde el inicio.

Después de que _____ me dijera que iría con sus amigos a divertirse un poco, todo parecía ir muy normal. Ciertamente no me pidió dinero, pero quise dárselo como una muestra de amor.
Cerré la ventana de notificaciones y me dediqué a calificar los cuestionarios que dejé. La puerta corrediza se dejó escuchar y las risas de mis compañeros de trabajo también.

—¿De qué tanto se ríen chicos? —pregunté bastante animado.

—Tengen dice que en la preparatoria ustedes dos eran unos chicos malos, haciendo travesuras a diestra y siniestra —Obanai mencionó, yo solo pude dedicarle una mirada llena de odio al albino por tales declaraciones—. Obviamente nadie le creyó y dijo que era mejor preguntarte porque no puedes mentir.

—Así que, diles que éramos un dúo del caos que también se besaban en secreto.

Tengen se acercó a mi escritorio con los labios en forma de piquito y lo rocié con el spray de agua de mi plantita.
El albino protestó y pronto mis compañeros volvieron a reírse.

—¿De verdad? Me es tan extraño creer que alguna vez fuiste un chico que rompía las leyes, Kyojuro —Kanae se mostró sorprendida.

—¿Nos contarán acerca de sus aventuras pronto? Estaría genial escuchar que le llenaste de huevos el parabrisas a algún profesor —Obanai se rió.

—Sí, es ridículo —se carcajeó Sanemi—. Me encantan sus bromas. ¿Listos para la competencia del sábado? No los dejaré ganar.

—Mi manguito y yo te venceremos y después le ganaré a mi bebé por uno de sus dulces besos —me lanzó uno que me hizo rodar los ojos de lo ridículo que sonaba.

—¿Apostamos para saberlo? —el otro peliblanco me mostró su mano extendida.

—¿Qué se supone que apostaremos? —pregunté.

—Esa es una buena pregunta.

—Oh, ¡ya sé! —dió un brinquito Kanae—. El que pierda le invita la cena a los ganadores. Recuerden que tendremos una carrera con alumnos y sería un lindo detalle.

Todos estuvimos de acuerdo y proseguimos con nuestras labores hasta que Kane volvió a hablar, parecía consternada.

—¿Sucede algo? —Sanemi preguntó.

—Un maestro de la prefectura de Saitama está siendo procesado por mantener una relación con una alumna...

Me tensé al escuchar eso, pude sentir que mi cuerpo comenzaba a sudar.

¿Reencarné?  (Kyojuro Rengoku x Lectora)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora