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—¡Vamos, Harry!— gritaron los chicos.

Anne y Jay los habían dejado solos después de haber escuchado la gran avalancha de tonterías y guarradas que los demás eran capaces de decir.

—¿Entonces se van a casar?— preguntó Aaron.

—Si— contestó Louis con orgullo, Harry únicamente asintió muy sonriente.

—Por lo tanto debemos hacerte una despedida de soltero, con mujerzuelas— Harry trató de no reír a las palabras del chico, quien se levantó y comenzó a bailar—. Tócame, tócame— le pidió a Louis, quien estaba retorciéndose de la risa.

—No me gustan las mujeres— negó acomodándose el flequillo.

—Entonces traeremos... ¿hombrezuelo?— torció el gesto.

Todos explotaron en una carcajada, inclusos sus madres.

—Bien, chicos, nosotras nos vamos— dijo Anne.

—¡Oh, lo siento, señora!— dijo Aaron.

—No te preocupes, anda, organiza algo bueno para los chicos— le sonrío—. Iremos por ahí, llámame cuando esto haya acabado, amor— le dio un beso en la mejilla al rizado.

—Si, mamá— sonrió mostrando sus hoyuelos.

—Adiós, chicos— agitó la mano hacia sus amigos—. Adiós, hijos— les mando besos a los castaños, a su hijo adoptivo y al ojiazul.

—Eres un tonto— le dijo Louis a Aaron, que estaba un poco avergonzado.

—¿Qué? Hablo en serio, ¿no quieres una despedida de soltero? O ¿es que Harry no te deja?— miró al rizado que negó, claro que dejaría que le llevarán bailarines o lo que más quisiera— A ti también podemos hacerte una, o mejor, tú puedes ser la mujerzuela de Harry.

—No, yo estoy completamente bien así— alzó las manitas recostado en el sofá.

—¿No quieres que sea tu mujerzuela?— preguntó Louis, con un mueca dubitativa, el rizado asintió para no dañar su ego.

Unos cuantos chicos más llegaron, muy cercanos a Louis, nada de gente desconocida. Niall y Gemma se habían escapado al jardín, podían escuchar la tierna risa de la morena y las risas escandalosas del rubio. Comenzaron a jugar con una botella, así fue como llegaron a los castigos y a los gritos que animaban al rizado.

—¡Tienes que hacerlo!— gritaron.

—No voy a meterme con Edmund siete minutos ahí, además no es un número par— dijo bajito, dandole a conocer a los otros aquel tono de voz aniñado que usaba para convencer a los chicos, Zayn le dio un empujón.

—Entonces que sean ocho minutos. Louis, no te enojes por favor— pudieron ver como alzaba su cabeza, tensando su mandíbula, quería gritarles que Harry sólo era suyo y de nadie más.

—No, no— dijo sonriente, cambiando de expresión drásticamente, moviendo las manos—. Anda, dulzura, hazlo, tenemos que seguir las reglas del juego.

—No es necesario, Lou. Puedo elegir verdad—sonrió.

Edmund por su parte suspiró, un poco aliviado, pero en el fondo deseaba estar ocho minutos en el paraíso con aquel rizado que le robaba el corazón.

—Bien— dijo Aaron, froto sus manos, esperando a que una idea malvada llegara a su cerebro.

—Dulzura, lo que te pregunten será vergonzoso para ti, lo sabes, ¿no?— asintió— Quizás pregunte...— lo interrumpió Aaron.

—¡Bien!— una bombilla resplandecía en cima de su cabeza— ¿Louis se ha corrido en tu boca?

Harry se ahogó con el gas de su refresco, Zayn le dio palmaditas en la espalda.

Secretos ✨L. S✨LT. ~COMPLETA~ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora