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A veces, por más que pasen los años, la pasión, el amor y las ganas de alguien no cesan, y ellos eran la prueba. Cuando miras a los ojos de esa persona, con aquel brillo que llena tu corazón de purpurina, suspiras y las piernas tiembla como una gelatina al viento.

—Ayer por la tarde, cuando estabas cocinando—dijo Louis cuando se sentaron en las escaleras—, recordé cuando aprendías a usar el horno.

—¿Y por qué te acuerdas de eso?— le dio un empujón.

¡AH!escuchó Harry gritar a todo pulmón, él estaba en el jardín con los niños, dejó la pelota y entró corriendo.

¿Dulzura?lo primero que vio fue humo y el horno abierto.

Sus ojos barrieron la habitación de forma desesperada, Harry estaba despeinado, con la llave del grifo abierta y el agua saliendo a presión.

Todo está bienle dijo entre jadeos.

¿Qué pasó? ¿Te quemaste? ¿Estás bien?se acercó a él.

Si, no me pasó nadase rio.

¿De qué rayos te ries, Harry?le dio un golpe en la mano.

Se me quemo la lasañahizo una mueca.

¿Y eso te da risa?

También se quemó la manopla, pero estoy biensonrió con ganas, de forma dulce.

Pero ¿por qué estabas haciendo lasaña?alzó la ceja.

En el lavabo vio el pequeño molde con algo negro, literalmente carbonizado.

No creo que eso esa sano, dulzurase rio ahora que sabía que su marido estaba bien, sano y salvo.

Ya...le dio un empujón y luego estiró los labios para que Louis depositara en ellos un beso.

—Porque estaba viendo a Dante hacer la masa para las galletas con Liam, me recordó a ti— dijo con una sonrisa dulce en su rostro.

—¿Por qué? ¿Qué te hace mi hijo para que te recuerde mi torpeza?— se rio.

—Ambos son tan tímidos, tan cuidadosos, tan delicados y dedicados.

Dejaron la plática al aire, estaban cansados aquella noche, los niños a penas se recuperaban de haber contraído varicela en el jardín de niños.

—Harry, te amo— le dijo cerrando los ojos, inhaló fuerte para percibir su rico aroma a vainilla.

—Creo que...— Louis se volvió y miró a sus ojos verdes.

—¿Qué?

—Que yo te amo más, que puedo amarte toda la vida, que puedo amarte en esta y en todas la demás, que sé que voy a buscarte cuando esta vida se acabe, sé que tendré millones de oportunidades más para ser tuyo.

—¡Oh, Hazza!— se volvió y lo besó.

—Vamos a casa— murmuró.

—Pensé que estabas cansado— se rio.

—Si, pero eso no significa que no tenga ganas de ti— le dijo pegado a su cuello.

—Yo siempre tengo ganas de ti— le dijo con una sonrisa traviesa.

Secretos ✨L. S✨LT. ~COMPLETA~ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora