—Hijo, realmente estoy sorprendida— dijo Anne con una mueca de asombro—, nunca te habías distraído de la escuela, ¿sucede algo?— Harry negó.
—No, sólo he tenido una mala racha— mintió—. De nuevo el insomnio.
Su madre frunció los labios pensativa.
—Bueno, siendo así, creo que no te puedo castigar— Harry sonrió mostrado sus hoyuelos.
—¿Qué hay de mi?— una voz femenina venia desde el pasillo.
—Ay, Gemma, cierra el pico. Tú tendrás que ir y venir en el autobús— rodó los ojos, la joven hizo un puchero mientras su hermano menor se reía.
Desayunaron mientras platicaban y soltando risas, algunas otras veces no, los chistes de Harry eran terribles, aunque a él parecían divertirle demasiado.
Cuando fue hora de irse su ánimo cambió, detestaba la escuela. No de la manera en la que cualquier adolescente lo hace, él no fingía estar enfermo para no asistir, a él le irritaba la presencia de algunas cuantas personas, y para su mala suerte, compartía clases con esas personas.
El camino fue silencioso, con Elton John en el radio del auto, Anne conducía con una seguridad y lentitud dolorosa, sin embargo, llegaron a tiempo. El timbre sonó justo cuando su madre apagó el coche. Su madre casi nunca lo llevaba a la escuela.
—Adiós, amor. ¡No olvides tratar a la gente con amabilidad!— gritó cuando Harry se echó a correr.
Caminó por los pasillos tratando de peinar un poco sus cortos rizos, las manos le temblaban al igual que el corazón, no quería toparse con ellos.
En el aula el profesor iniciaba la clase, cerró los ojos y suspiró. ¡Era muy tímido!
—¿Puedo pasar?— sus mejillas se pintaron de rojo.
—Tarde, señor Styles. Como siempre, pasé— le gruñó el profesor.
—Gracias— bajó la mirada, observó el suelo.
—¡Cuidado, que no los toque, o les contagiará lo maricón!— gritó un chico en su dirección.
Mierda, cierto, ahí estaba uno de los gorilas que lo molestaba.
—Señor Collin, será mejor que guarde silencio si no quiere que lo retire de la clase— el profesor se volvió a la pizarra con cara de fastidio.
—No hagas caso, Harry— susurró unos de sus mejores amigos.
—Lo ignoro, Niall. No es necesario que lo digas— se ocultó en su mochila mientras sacaba su cuaderno.
—¡Oye, mariquita!— le llamó una voz desde atrás.
Lo ignoró.
—¡Te estoy hablando!— Harry no se movió.
—Ya cállate— espetó Niall fastidiado.
—¡Contigo no es el asunto, rubia!— le hizo gestos.
Harry tenia los ojos cerrados con coraje.
—Collin— lo llamó el hombre y palideció-, pasa al frente.
—¡Si no es el enano, es este idiota! ¡Te salvaste, rulitos!— Harry negó, queriendo deshacerse del eco de esas palabras.
El joven desarrolló el problema de manera incorrecta, cuando regresó a su asiento pateó la espinilla de Harry, el rizado dio un respingo de dolor, no dijo ni mu.
El profesor inició una lectura y fue el único momento en el que el fastidioso joven dejó en paz a Harry.
Las dos clases siguientes eran igual, el chico jodían todos y cada uno de los días, era genial no compartir todas las clases con él, seria un infierno. El timbre sonó y salieron corriendo del aula.
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Secretos ✨L. S✨LT. ~COMPLETA~
Fiksi Penggemar-De verdad, no entiendo por qué sigues aquí, conmigo- suspiró el ojiazul con pesar. -Porque soy tonto y te amo. -No te merezco- desvió la mirada. -Cierto. No lo mereces- dijo Niall dándoles la espalda.