Athanasia parecía una pálida muñeca de porcelana, con rizos dorados, piel color mármol y labios pálidos. Los ojos de color topacio brillaban con una consternación amortiguada en la penumbra, como los reflejos de las lunas recién nacidas en los estanques azules.
La fría palma del señor Krampus se posó en la mejilla de Athy, pero la chica no retrocedió.
Vio que una gota de sudor corría por su sien, y casi pudo oír su respiración entrecortada, su pequeño corazón latiendo en la prisión de carne y sangre bajo sus costillas. Como un pajarito en una jaula.
Athanasia dio un paso atrás, parpadeando incrédula. Cayó torpemente e inmediatamente gritó, las lágrimas se agolparon en sus ojos mientras se quemaba la palma de la mano en la vela. La pequeña quemadura burbujeó y enrojeció, y ella apretó la mano contra una de las paredes de la majestuosa masa de lienzo que representaba el infierno de Dante. Anastasius observó esta acción con un instante de desprecio; volvió a encender la vela y luego se agachó lentamente sobre una rodilla, junto a Athanasia.
—Dame la mano. —Una orden silenciosa, ni siquiera una petición. Athanasia no sabía lo que iba a ocurrir a continuación, pero unas visiones espeluznantes confundían su mente, y casi podía ver cómo ahora, si extendía la mano, una pesada cadena se cerraba alrededor de su muñeca. Y entonces se le abriría el estómago; siempre había temido eso, siempre desde que el "Sr. Conejo" había muerto ante sus ojos.
Por la noche, Athanasia se levantaba de un salto, gritando de forma espeluznante: las sábanas se pegaban a su cuerpo sudoroso; su pelo era como un nido; su pijama estaba retorcido; su respiración era desesperadamente agitada.
En momentos como este, de vuelta al Palacio Rubí, podía sentarse bajo la manta durante mucho, mucho tiempo, muriéndose tranquilamente de calor y miedo. Asfixiante, aterrador, abominable... Cada susurro acechaba un peligro mortal, y su imaginación infantil daba vida a los miedos más perversos que acechaban en su subconsciente.
Ahora el eje de la cama empezará a desgarrar al monstruo, o del armario saldrá algo horrible, o el espejo se agrietará... Y ella no tiene a dónde huir–la puerta siempre estaba cerrada, y las criadas seguirán trabajando en silencio, mientras ella, completamente sola, se asfixiará en la agonía... un miedo animal–el miedo a la muerte era lo único que latía desesperadamente en su cráneo, arañando y mordiendo, aullando de desesperanza...
Pero recordó la frialdad de la palma de su mano en la mejilla que la había calmado, y con la misma rapidez recordó el plato de sopa y la forma en que el señor Anastasius la había alimentado–enferma, débil–limpiando pacientemente las comisuras de los labios con una servilleta. Y recordó la sangre de su propia nariz. Sangre que, manchando senderos húmedos por su barbilla, manchó la cama y su camisón y ensució el pañuelo del señor Krampus, que no había escatimado en gastos para la niña enferma.
Aunque todas esas migajas de bondad fueran una compensación por la próxima eternidad de tormento, Athanasia ya no se arrepentía de vivir esta vida.
En un futuro delirio de dolor y pesadillas, encontró un rincón de calma en su mente: el señor Krampus, que la llevaba en brazos, vadeando ramas y enganches, ensuciando sus caros zapatos. Y también el olor increíblemente agradable de su hombro, de su camisola: perfume caro, manzanas, vino. Su voz tranquila y aterciopelada, con una ligera ronquera, y unas manos que se parecían tanto a las cálidas palmas de Lily: seguras, capaces de calmar, y que nunca, nunca la golpearían.
Tal vez todavía existía la ingenuidad brillante e infantil que había mantenido a Athanasia feliz en la ilusión de su infancia sin alegría. La misma ingenuidad que la ayudó a dar vida a sus amigos de peluche, que la calentó con sueños cálidos, que la ayudó a ver la imagen lejana del bondadoso papá emperador...
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Sistema de Caída
Fanfiction⚠ 𝕋ℝ𝔸𝔻𝕌ℂℂ𝕀𝕆́ℕ ⚠ [ La obra no me pertenece, es escrita por @𝘆𝗼𝘂𝗿_𝗲𝘁𝗲𝗿𝗻𝗮𝗹_𝗞𝗮𝗿𝗺𝗮 en 𝗳𝗶𝗰𝗯𝗼𝗼𝗸.𝗻𝗲𝘁 ] SINOPSIS: Tras rechazar a su hija a la edad de nueve años, Claude le dio a su hermano mayor, sin saberlo, una adorable hij...