Capítulo 7. Desayuno para la cena.

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—El escalope vienés se sirve en los bailes, especialmente en los de Navidad, y es un lomo fino de ternera empanado. Muy frito. Se sirve con limón y perejil, y como guarnición vienen las patatas o el arroz, niña...—anunció Anastasius, poniendo a disposición de Athanasia un cuchillo de cocina, tomates cherry y champiñones. Después de enseñarle a pelar correctamente las patatas para la guarnición y de explicarle lo fino que, en su opinión, debe picarse el perejil, se puso a trabajar él mismo en la carne.

Athanasia se concentró en pelar las patatas, sintiendo el calor del horno caliente en su piel. Al principio cogió las patatas con visible excitación, pues nunca había hecho nada parecido. A la niña no se le permitía acercarse a la cocina, pero a veces veía a Lily preparar la comida.

Intentó cortar las pieles con pulcritud, con una cinta fina, pero el cuchillo se le resbalaba una y otra vez, haciéndole daño en los dedos, y al principio tuvo el horror silencioso de los trozos desiguales, con una capa de piel cruda. Anastasius, al notar su angustia, se detuvo a espaldas de la muchacha, y tomó las palmas de sus manos en las suyas, fuertes, gráciles y con dedos tan largos como los de un músico, guiándola. Athy se sonrojó ligeramente al sentir su cálido aliento en la parte superior de su cabeza. Después de unos minutos de explicar pacientemente los aspectos básicos triviales, y algo en lo que Athanasia estaba incluso empezando a ser buena. Ya no le dolían los dedos, y el cuchillo se deslizaba suavemente, retorciendo la cáscara en una cinta en espiral.

Anastasius cocinaba con la verdadera pasión de un chef de talento, y cada uno de sus gestos era preciso y perfecto hasta la exageración. La pasión y el arte eran su estilo, por lo que incluso Athanasia–todavía insegura y torpe en cuanto a la cocina–admiraba la forma en que su patrón trabajaba en un plato. Antes no había pensado que el maestro pudiera cocinar con la misma pasión que un hábil cirujano, trabajando con la carne, cortando verduras para la guarnición... Ahora Anastasius le recordaba a Octavio, que amaba su oficio casi hasta la adoración ciega. Pero en lugar del frenético brillo de los ojos de Octavio, había una calma oceánica en los preciosos ojos de Anastasius. Sin aspavientos, sin gestos innecesarios y sin paseos sin rumbo. Incluso Athanasia se dejó guiar por él, como si ya estuviera admirando el resultado. Todo era tan sencillo y natural, que uno solo podía admirarlo.

—La cocina me recuerda en cierto modo a la cirugía—le dijo Anastasius a Athanasia, y ella recordó todas las anotaciones ordenadas que había hecho, todos esos pentagramas y cadenas de runas en sus cuadernos. Y también vio los dibujos en las paredes de su cuarto de estudio. Y esos dibujos eran un verdadero esplendor, y cada detalle era perfecto. Sus proporciones, su anatomía, como si hubiera leído las páginas de un libro de referencia médica. Líneas claras, trazos finos, lápices afilados hasta un grado inimaginable. Tan afilados que podrían haberse afilado fácilmente, como la hoja de un cuchillo.

Athanasia comprendió que se refería a los sacrificios en el "Templo de las Herramientas Ritualistas", y que volcaba sus impulsos en los lienzos o... o trabajaba hábilmente en los platos que eran verdaderas obras maestras en sus manos.

—Yo también te aconsejo, Athanasia. A menudo los aristócratas se olvidan de lo bello en la rutina banal, y ellos mismos no son capaces de otra cosa que no sea la quema vacía de sus propias vidas en los bailes. Las personas bellas y educadas recuerdan que únicamente tienen talento entre los invitados nobles. Toda su pasión es palabrería para aumentar su autoestima. Pero entonces, ¿qué importa todo esto? ¿Vivir solamente a los ojos de los demás, sin dejar de ser una criatura patética...? Crear platos es casi mi pasión, y esta actividad requiere tanta concentración y amor como la que te exige Octavio en su pintura rúnica... Concéntrate y aparta tu mente de los malos pensamientos. Tu energía también es importante, e incluso eso afecta al resultado. Aunque, diría que especialmente...

Sistema de CaídaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora