Capítulo 9. Legado.

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—Tus habilidades de etiqueta en la mesa han mejorado, princesa—sonrió Lily alegremente, como si fuera una madre cariñosa. Athanasia se sentó de espaldas, sosteniendo la taza con el dedo meñique hacia fuera. De forma delicada y nada pretenciosa, con los inicios de la futura gracia por la que era conocida su madre. Salvo que Athanasia aún no sabía sonreír educadamente, y cada vez su emoción era incluso demasiado brillante de lo que debería ser en los círculos sociales. Pero a Lily le gustaban sus emociones vivas e infantiles.

Athanasia era solamente un hermoso brote que se convertiría en una hermosa flor en el futuro. Lily recordaba demasiado bien a Diana, y ya veía a su hija como una extensión de su madre. Los rizos dorados le caían con pulcritud sobre los hombros, y su nuevo vestido de suave seda azulada parecía tejido con los más suaves pétalos, con motas de rocío matutino y cintas del lago más claro del mundo. El intrincado tejido de satén dejaba al descubierto sus frágiles hombros, clavículas y parte de su espalda. En el pliegue de los codos había unos bonitos lazos a juego con la tela del vestido, y un colgante en forma de una cuidada gota de lluvia completaba la imagen. Las ligeras faldas terminaban justo por debajo de la rodilla, venían en ondas superpuestas, de forma asimétrica, y el dobladillo mostraba dibujos plateados de las rosas de mayo, al igual que los tapices de la Mansión Negra, la morada del Sr. Anastasius.

La prenda de Athy era cómoda y no tenía cuellos ni volantes que pudieran estorbar o irritar su piel. El tejido era fresco y agradable. Desenvuelto, fluía alrededor de su cuerpo como el agua, sin entorpecer sus movimientos. Athanasia parecía mucho más sana y feliz que hace un par de meses, en el Palacio Rubí. Así que Lily sintió un trasfondo de gratitud hacia el maestro Anastasius por aquellas cálidas sonrisas de la pequeña princesa olvidada.

Lily tocó la mejilla de la chica al encontrarse con ella y la abrazó con reverencia. Athanasia se acurrucó en el pliegue del codo de Lilian, sintiéndose completamente segura y con un olor tan familiar de su infancia. Esta mujer había sustituido a su madre, y siempre había sido tan amable con ella... Se quedaron así durante un rato. Y después, Lily siempre la saludaba así, abrazándola a menudo y con cariño, como si una vez que hubiera perdido a su niña, ya no quisiera volver a experimentar el dolor que había vivido.

—Saara dijo que una dama debe observar la etiqueta en la mesa y con un libro en la cabeza, un corsé ajustado y agujas en el vestido. Siéntate con la espalda recta, nunca agites los brazos... —Athanasia se estremeció ligeramente, recordando la última lección con su mentor.

Ahora, sin embargo, las cosas iban mucho más fluidas que antes. Estudiaba con diligencia, especialmente cuando se trataba de las lecciones de Saara. Al fin y al cabo, la etiqueta era la clave de su futura posición en la sociedad, como había dicho la profesora.

— ... No sonreír demasiado, pero tampoco ser sombrío, y tampoco imponer su sociedad a nadie... ¡Pero no hay que dejar a los invitados aburridos ni estar demasiado tiempo en silencio! ¡Lily, es complicado!

—Todos pasamos por ello. Lo más importante es aprender a... sentir el momento. —Lily suspiró, limpiando el borde de los labios de Athanasia con una servilleta. Constantemente se ensuciaba los labios con chocolate, y luego se sonrojaba vergonzosamente por su propia falta de atención. Antes, la princesa solo podía soñar con dulces. Únicamente recibía sus dulces premios en días festivos especiales. En los últimos años, debido a las limitaciones presupuestarias y al aumento de los robos, la princesa había olvidado por completo el sabor de la dulzura aérea que se derrite en la lengua. Y ahora, a veces, podía olvidarse de sí misma, feliz de poder comer lo que quisiera.

—Saara había dicho en la última clase que sentir las emociones de los demás era lo más importante. Lily, ¿cómo fue tu primera vez?

—Estaba tan asustada que me temblaban las rodillas, pero no fue para nada tan terrible como el debut que lady Saara te presenta, princesa. —Lily rio en su puño, recordando el día más brillante y emocionante de su vida. Aparte de ser el día que había conocido a Diana... Athanasia escuchaba con interés las historias de su niñera, robando de vez en cuando chocolate del jarrón.

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