¡Hola a tod@s!
Sí, lo sé, han pasado cuatro meses desde que hice el parón y soy una persona horrible. En realidad nunca he querido parar, pero entré en una época en la que escribir y trabajar se me hacía muy cuesta arriba... y en fin, no he sido capaz de gestionarlo tan bien como me gustaría.
Aún así, aquí estamos otra vez, justo donde lo dejamos. Me he esforzado mucho para dejaros un capítulo antes de irme de viaje, y me esforzaré también para daros uno a la vuelta. Con esto quiero decir que espero que ahora que tengo un pelín más de tiempo libre (ya he publicado "Solo una noche más") pueda dedicarle el tiempo que necesitan estos dos :p
Y sin más, y tras disculparme de nuevo... os dejo con el capítulo :D
***
Ninguno de los dos dijo nada durante el viaje a la comisaría. La tensión entre ambos hombres era palpable, lo que hacía que el ambiente fuera denso y viciado. Por un lado, Nathan estaba sumido en sus propias cavilaciones que iban desde el nuevo caso al nerviosismo que sentía al recordar lo sucedido la noche anterior y por otro, no obstante, la idea de que aquella pesadilla seguía creciendo le sacaba de sus casillas e incrementaba su mal humor.
¿De verdad se habían acostado? ¿De verdad James le había regalado la mejor noche de su vida?
Miró de reojo al militar y frunció el ceño. Cualquiera diría que horas atrás habían estado enredados entre las sábanas... Aunque, visto lo visto, tampoco podía enfadarse con él. Si alguien tenía la culpa de la situación que estaban viviendo en esos momentos era, precisamente, él mismo. No tendría que haber dejado que James viera las marcas de su debilidad. Si tan solo hubiera sido capaz de esconder mejor las cicatrices... quizás ahora podría alargar la mano y rozarle, aunque fuera solo un segundo.
Pero no. Desde luego que no se sentía valiente. Ni siquiera se sentía bien. Aunque, claro, él pocas veces se había sentido así. Solo la noche anterior, cuando James y él...
Frustrado, sacudió la cabeza y se encendió un cigarro. Escuchó de inmediato al taxista llamarle la atención, pero él se limitó a dejar un billete sobre el asiento del copiloto y continuó tragando humo cuando sus protestas desaparecieron como por arte de magia.
Tenía que obligarse a pensar en otra cosa. Lo que fuera con tal de no volverse loco ante esa cercanía tan inmensa. Sin embargo la heroína que se había chutado un rato antes ya no hacía tanto efecto como al principio, y eso hacía que toda clase de pensamientos le bombardearan la cabeza desagradablemente. Y en ellos, como siempre, estaba James.
Un James que se obligaba a permanecer quieto, con la mirada perdida en las calles londinenses. Un James que, pese a todo, no podía estar más pendiente de Nathan y de sus movimientos: la manera de arrojar el billete, la forma en la que sus labios atrapaban la boquilla del cigarrillo o cómo se acomodaba en el incómodo asiento del vehículo resultaban tan jodidamente atrayentes como peligrosos.
Él no era gay, joder. Nunca se había sentido atraído por un tío. Pero Nathan, a pesar de todo, lo era y él se descubrió bebiendo de su presencia con una avidez que jamás había sentido, ni siquiera con Ángela.
Joder, decir que estaba confuso era quedarse corto. Su línea de pensamiento era lo más similar a una montaña rusa que había. Tan pronto pensaba en cómo hacerle todo el daño posible por lo que había sucedido con la droga y las cicatrices, como se imaginaba borrando tantos años de dolor a base de besos. Y, sinceramente, en esos momentos no sabía qué prefería hacer.
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Y vosotros... ¿cómo os conocisteis?
Mystère / ThrillerEl asesinato cometido por Adam Brown supuso que la vida de James cambiara por completo. Lo que antes había sido una vida fácil y feliz se convirtió en una pesadilla que jamás ha conseguido dejar atrás: ni la bebida ni las drogas han conseguido que...