Capítulo XVIII, parte II

560 89 35
                                    

¡Hola a tod@s! 

Antes de nada, quiero disculparme por no haber podido actualizar durante estos días. Actualmente estoy trabajando y, sinceramente, no me da la vida para todo. Pero bueno, he logrado sacar un ratito estos días para escribir algo que fuera mío, así que... aquí tenéis la actualización. Y sí... este es el capítulo que much@s de vosotr@s esperabais, así que espero que os guste mucho y que comentéis todavía más :D 

¡Os dejo con el capítulo! 

*** 


La sensación de los labios de Nathan contra los suyos fue absurdamente intensa. Sus alientos se entremezclaron durante un segundo, cargados de alcohol y de palabras que nunca se habían dicho, pero que ahora parecía gritarles al oído.

James se estremeció cuando sintió la lengua de su mejor amigo acariciar la suya. El placer que le recorrió en ese instante fue tan demoledor que obnubiló sus sentidos uno por uno, hasta que solo fue capaz de sentir a Nathan, tembloroso y jadeante, sujetándose a él como si le fuera la vida en ello.

Gimió.

No pudo evitarlo.

Aquel beso... Joder, sabía que tarde o temprano terminaría por llegar, porque lo que sentía cuando estaba con él distaba mucho de ser una mera amistad. Y si él se había dado cuenta... ¿cuánto tiempo llevaba Nathan esperando una oportunidad como aquella?

Nathan...

¿Qué estaban haciendo? ¿Qué coño estaba pasando?

¡Era su mejor amigo, por el amor de Dios!

Y sin embargo... esa realidad hizo que todo su cuerpo se viera recorrido por una oleada de placer incluso más intensa, que pulsó las cuerdas de su corazón y le obligó, casi sin ser consciente de ello, a alargar el beso.

Dios, cómo lo necesitaba.

Se separaron solo cuando James se quedó sin aire en los pulmones. Su respiración, errática, se entremezclaba con los jadeos entrecortados de Nathan, que en esos momentos luchaba desesperadamente por no volverse loco.

¿Qué coño había hecho? ¿Por qué se había dejado llevar así? ¿Estaría enfadado? ¿Se marcharía ahora que le había enseñado lo que tanto tiempo había escondido?

En ese momento, aferrado aún a su camisa, quiso disculparse. Quiso decirle que estaba borracho, que era culpa del alcohol. Quiso decirle que lo sentía, que todo aquello no era nada más que un error.

Pero no llegó a decir nada. Ni una sola palabra.

—Ah, Nath... —susurró James entonces, aturdido por esa violenta excitación que, de pronto, le cosquilleaba por todas partes. La necesidad que tenía de volver a besarle era tan acuciante que ni siquiera terminó la frase.

Simplemente se dejó llevar por ese pulso del corazón, que ahora latía frenéticamente en su pecho, mientras sus labios bebían de los de Nathan una y otra vez.

Fue en ese instante cuando sintió los dedos inexpertos de su mejor amigo tirar de los botones de su camisa. Lo hacía con prisa, con desesperación, con la misma intensidad que imprimía en cada uno de los besos que le devolvía.

James gimió cuando los dedos de Nathan resbalaron por sus costados en una caricia tan íntima e inesperada que no pudo evitar preguntarse qué coño estaba haciendo. La idea de acostarse con un hombre nunca le había llamado la atención. Y, sin embargo... no podía detenerse de ninguna manera. Algo en él le pedía más, mucho más... infinitamente más. Como si su cuerpo estuviera hambriento y él le hubiera negado el alimento durante meses.

Y vosotros... ¿cómo os conocisteis?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora