Al final conseguí pasar una buena noche, aunque creo que no podré quitarme de la cabeza la imagen de Luc cubierto de sangre.
Agg, venga, Meri. Levanta el culo de la cama o no vas a llegar a trabajar.
Salgo del baño después de darme una ducha rápida y de vestirme, y entonces percibo un delicioso aroma que proviene de la cocina.
Mmm. ¿Huele a tostadas?
Cuando llego a la cocina veo a Luc que ya está listo, esperándome. Lleva un traje negro y una camisa blanca con el primer botón desabrochado. Siempre tan sexi y elegante.
-Buenos días, preciosa. ¿Al final dormiste bien? - me pregunta mientras sirve un par de tazas de café.
-Buenos días. Sí, al final conseguí descansar.
-Estuve pendiente de tu respiración el resto de la noche. No tuviste más pesadillas - dice con calma.
¿De verdad ha sido capaz de oír mi respiración con un tabique separándonos?
-Luc, no hace falta que te preocupes tanto. Sólo fue un mal sueño.
Se acerca a mí con un plato con un par de tostadas en una mano y con una de las tazas de café en la otra.
-Desayuna. ¿Quieres algo más?
-No, gracias. No tenías porqué preparármelo.
Guau, así da gusto levantarse. Desde que era pequeña nadie me había vuelto a preparar el desayuno.
-Si no te lo hubiese hecho no te habría dado tiempo y te habrías ido sin desayunar.
No puedo evitar alzar la vista al techo. A veces es desesperante.
-¿Y por qué has preparado dos tazas de café? ¿Es que tú también vas a desayunar? - pregunto intrigada.
Hasta ahora no le he visto tomar nada, exceptuando el alcohol que bebe como si fuera algo vital para su existencia.
-Me gusta el café - responde encogiéndose de hombros. - Mira, preciosa, yo soy el primero que no quiere que vayas a trabajar pero tú parecías bastante decidida anoche a no faltar a tu puesto, así que si sigues con esa idea, más vale que dejes de hablar y te des prisa.
Miro mi reloj y cuando veo la hora casi me da un infarto. Mierda, voy a llegar tarde. Comienzo a tomar mi desayuno tan rápido que casi me atraganto con un trozo de tostada.
Cuando por fin terminamos nos dirigimos al aparcamiento del edificio, ya que el señor diablo ha insistido en llevarme en su coche. Uno de los múltiples vehículos que se encuentran estacionados en el garaje llama poderosamente mi atención.
-¿Te gusta? - me pregunta Luc cuando nos detenemos delante del coche que me deja con la boca abierta.
-¿Cómo no va a gustarme? ¿Qué coche es? - digo sin poder controlar mi entusiasmo.
Delante de mí hay un automóvil precioso, rojo, con unas líneas deportivas increíbles. Luc me mira con una sonrisa en la boca y con cara de orgullo. Es como un niño pequeño con su juguete favorito.
-Es un Ferrari Portofino.
¿Un Ferrari? Observo con detenimiento y en el frente veo el inconfundible símbolo de la escudería Italiana.
-No sé qué modelo es pero tratándose de un Ferrari no creo que sea barato - digo sin apartar la vista de la poderosa máquina.
-Bueno, supongo que no es apto para todos los bolsillos, aunque no es el más caro que tengo. En cualquier caso, cuando lo de la herencia de tu padre esté solucionado, puedes comprar uno si quieres. Yo te acompañaré.
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Meridiana: la hija de la ira. (TERMINADO)
FantasyObra registrada en Safe Creative. Primera parte e la saga Meridiana. ¿Y si un dia descubrieses que eres la hija del demonio de la ira? ¿Y si el mismísimo Lucifer se propusiera protegerte a toda costa? Y lo peor de todo: ¿y si te enamorases de él? ...