Intento abrir los ojos lentamente, pero la luz del día que entra en la habitación a través de los cristales de la ventana me resulta demasiado molesta. Los recuerdos de la noche anterior vienen a mi mente una y otra vez, como una película de terror que se repite sin cesar. He estado a punto de morir. Si no hubiese sido por Rafael, mi vida habría acabado anoche. Creo que los acontecimientos de ayer me han hecho replantearme mi relación con Luc. Debería aprovechar el tiempo que pasemos juntos porque está claro que nunca se sabe cuánto nos puede quedar.
Unos segundos después, consigo abrir del todo los ojos y veo a Lucifer sentado junto a mí en la cama y a As detrás de él.
-Buenos días. Por fin te despiertas - dice Luc.
-Buenos días a los dos - mascullo todavía un poco adormilada.
-¿Cómo te encuentras, querida? - me pregunta As aún preocupado.
Me siento halagada porque se interesen tanto por mí; hace que me sienta querida.
-Creo que estoy bien. Siento una ligera molestia en la zona de la herida pero no es nada.
Empiezo a enderezarme cuando me doy cuenta de que estoy completamente desnuda. ¡¿Qué?! Miro debajo de las sabanas y veo que sólo llevo puestas unas bragas de encaje negro. ¿Y el resto de mi ropa?
-¡¿Qué hago desnuda?! - grito hundiéndome más en la cama.
Estoy segura que mi cara está totalmente roja porque noto mis mejillas arder como si las hubiese prendido el fuego del mismísimo infierno.
-Comprenderás que no podíamos dejarte manchada de sangre. Teníamos que quitarte esa ropa, limpiar tu herida y volver a poner sábanas limpias. Estabas tan cansada que ni siquiera te enteraste - me explica Lucifer.
-No debes avergonzarte de mostrar ese maravilloso cuerpo que tienes.
¿Por qué Asmodeo me mira como si fuese a devorarme poco a poco?
-¡As! no me digas esas cosas.
Por favor tierra, trágame.
-Ese es el carácter que me gusta, pequeña furia - ríe Asmodeo.
La verdad es que me alegro de que las cosas hayan vuelto a la normalidad, si es que vivir encerrada en una casa con dos demonios es algo normal.
-Espero que lo hayas disfrutado As, porque no volverás a verme desnuda nunca.
-No sabes cómo me alegro de ver que estás totalmente recuperada - me dice As con sinceridad.
Sé que los dos han estado muy preocupados por mí y lo lamento enormemente.
-Asmodeo, ¿te importaría dejarnos solos un momento? - pregunta Luc rompiendo la atmósfera que se había creado.
-Claro que no. Estaré en mi habitación. Llamadme si necesitáis algo.
Asmodeo sale del dormitorio dejándome en compañía de Luc. Su cara se transforma y puedo distinguir una mueca de disgusto. Creo que me toca bronca.
-¿Se puede saber en qué pensabas? ¿Te haces una idea de lo preocupado que me has tenido? Y no sólo a mí. Asmodeo no ha parado de dar vueltas por la habitación durante toda la noche - me reprocha Luc bastante irritado.
Sabía que me tocaba sermón pero, ¿qué esperaba que hiciera? No podía quedarme cruzada de brazos mirando como moría.
-No tenía intención de preocuparos pero no podía permanecer inmóvil ante la situación.
-Tenía la lucha controlada.
Eso es lo que él se cree pero nada más lejos de la realidad.
-Si no llego a interponerme entre la flecha y tú, ahora estarías muerto.
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Meridiana: la hija de la ira. (TERMINADO)
FantasyObra registrada en Safe Creative. Primera parte e la saga Meridiana. ¿Y si un dia descubrieses que eres la hija del demonio de la ira? ¿Y si el mismísimo Lucifer se propusiera protegerte a toda costa? Y lo peor de todo: ¿y si te enamorases de él? ...