Llevamos algo más de una semana en la finca que Félix nos cedió, entrenando mañana y tarde, y la monotonía empieza a hacerse tediosa, sin embargo, eso está a punto de cambiar. Lucifer ha decidido que ya estoy preparada para bajar al infierno y presentarme ante el ejército que deberé dirigir. Ha avisado a Levi y a Mammon para que se adelanten e informen a Belfegor y a Belcebú de nuestra llegada.
-Tranquila, querida. Todo saldrá bien.
-¡As! Me has repetido lo mismo diez veces en cinco minutos. ¿De verdad crees que eso va a ayudar a que me calme? Lo único que estás consiguiendo es ponerme más nerviosa - grito mientras doy vueltas por la sala.
-Ey preciosa, ven conmigo. Ignora a Asmodeo por un momento - me dice Lucifer.
Me acerco a él, que se encuentra de pie en medio del salón de la planta baja de la casa, y entrelaza sus dedos con los míos. Sólo con eso, ya me siento mejor.
-Meridiana, ya sabes que el infierno es un sitio peligroso por lo que debes seguir ciertas directrices si quieres que todo vaya bien - me explica Luc de forma pausada y sin soltar mi mano.
-De acuerdo. ¿Qué tengo que hacer?
Lucifer me lleva hasta el sofá, donde ambos nos sentamos, y As hace lo propio en una de las sillas que rodean la mesa de madera maciza y de estilo rústico del comedor.
-En primer lugar, hacerme caso en todo - me exige Luc - Sé que no te gusta que te den órdenes pero ya te expliqué que ahí abajo no debes poner mi autoridad en entredicho.
Asiento con la cabeza por toda respuesta.
Por supuesto que no me gusta que me diga lo que tengo que hacer pero en este caso, y por el bien de todos los miembros del Consejo, acataré sus órdenes sin rechistar.
-Meridiana, debes entender que en el infierno nuestro trato no puede ser tan cordial como aquí, así que no te asustes si nos ves ser fríos con los demás demonios o incluso herir a alguno - comenta As.
¿Qué? ¿Ha dicho herir? ¿Y así es como pretenden que me calme?
-Por supuesto, no nos gusta hacer daño a los nuestros pero desgraciadamente, a veces es la única forma de mantenerlos a raya, y tú deberás comportarte exactamente igual que nosotros si quieres que te respeten - dice Lucifer que continúa sin soltar mi mano.
He estado toda mi vida intentando reprimir mi ira para no meterme en problemas y ahora tengo que hacer justo todo lo contrario. Supongo que me resultará más fácil si me centro en que no son humanos. Sé que no está bien pensar de esa forma ya que Luc, As y los demás miembros del Consejo tampoco lo son, pero alguna herramienta tengo que buscarme para no tener remordimientos si hiero a alguno o hago incluso algo peor.
-Vale, creo que seré capaz de manejar la situación - digo con toda la convicción posible.
-Otra cosa que debes recordar, - continua Luc, - es que debes adoptar tu forma demoníaca antes de que vayamos y no volver a transformarte hasta nuestro regreso, a no ser que estemos en nuestra habitación completamente solos.
-¿Y eso por qué?
Nunca he mantenido durante tanto tiempo mi forma demoníaca. No sé si seré capaz o si me pasará factura físicamente.
-Digamos que tu forma humana no intimidaría a nadie. Además, es preferible estar siempre preparados, sólo por si acaso - explica Asmodeo.
-Y a eso hay que sumarle que no sabemos quiénes están implicados en la traición de Astartea, por lo que es mejor estar alerta.
-Sí, pero os recuerdo que yo necesito dormir. ¿Cuánto tiempo vamos a estar ahí abajo? - pregunto cada vez más preocupada.
¿Cómo se supone que voy a descansar si ni siquiera voy a poder relajarme lo suficiente como para adoptar mi forma humana? ¿Y cómo conciliaré el sueño si voy a tener que estar vigilando mi espalda constantemente?
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Meridiana: la hija de la ira. (TERMINADO)
FantasyObra registrada en Safe Creative. Primera parte e la saga Meridiana. ¿Y si un dia descubrieses que eres la hija del demonio de la ira? ¿Y si el mismísimo Lucifer se propusiera protegerte a toda costa? Y lo peor de todo: ¿y si te enamorases de él? ...