Cuando me decido a salir, Luc ya me está esperando en la cocina para comer con un plato en la mesa para mí. Apenas tengo apetito después de lo sucedido pero el señor diablo, para no variar, insiste en que siga comiendo. Voy a tener que recordarle que mi padre era el demonio de la ira y no el de la gula. No necesito que me ceben.
-Por cierto, mañana no trabajas, ¿no? - me pregunta mientras nos sentamos en el inmenso sofá del salón para descansar un rato después de la comida.
-No, es fin de semana. ¿Por?
¿Qué estará planeando?
-He pedido a los demás miembros del Consejo que vengan para que los conozcas.
-¿Aquí?
-Sí, claro. ¿Dónde pretendes que vayamos?
Luc me mira intentando descifrar mi rostro, que ahora mismo está un poco tenso.
-No me digas que tienes miedo - dice con sorna.
-Es que... ¿Y si no me aceptan? Después de todo soy medio humana y tú me dijiste que la mayoría de vosotros considera a los humanos seres inferiores - respondo preocupada.
Nunca me ha importado mucho lo que piensen los demás pero me gustaría que esto saliera bien por mis padres. No quiero decepcionarlos allá donde estén... ni a Luc tampoco.
-No debes preocuparte por eso, preciosa. Eres la hija de Amón. Todos te aceptarán, y además ya están informados sobre ti.
-¿Y de qué les has informado exactamente?
-Tranquila, no he dado ningún dato por el que puedas avergonzarte - dice con un guiño.
Me mira mientras en su rostro, sus labios muestran esa sonrisa tan sexi que me enloquece.
Cuando pienso en todo lo que ha podido estar viendo sin enterarme, no puedo evitar que el calor suba por todo mi cuerpo hasta mis mejillas y que éstas se tiñan de rosa.
-¿Y a mí no me informas sobre ellos? - pregunto intentando parecer relajada.
-¿Qué quieres saber? - dice encogiéndose de hombros.
-Pues... por ejemplo los nombres y el pecado capital de cada uno.
-Está bien. Mi mano derecha era tu padre pero ahora esa tarea ha recaído sobre Asmodeo. Es el demonio de la lujuria y aunque no lo creas, un gran estratega. No hay nadie como él para preparar una batalla.
Nunca imaginé que la lujuria y la estrategia militar fueran dados de la mano pero a estas alturas ya nada me sorprende.
-Así que, es algo así como tu lugarteniente, ¿no?
-Sí, algo así, pero ten cuidado con él.
-¿Por qué? - pregunto inquieta.
Todavía estamos con el primero de los miembros del Consejo y ya me dice que debo tener cuidado con él. ¡Y luego le extraña que me preocupe!
-Asmodeo es un poco mujeriego y puede llegar a ponerse muy pesado cuando se le cruza una mujer bella como tú.
-Ya veo. Espero saber lidiar con él.
-Tranquila, lo mantendré a raya. Sabe que no conviene enfadarme.
Y ahí está otra vez ese Lucifer sobreprotector con mi persona. Me pregunto si será así con los demás o soy una excepción.
-¿Y qué hay de los otros? ¿Debo tener cuidado también con ellos?
-No, los demás son inofensivos - dice con una sonrisa. - Belfegor quizá sea el más alegre de todos. Su pecado es la pereza y creo que te llevarás bien con él.
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Meridiana: la hija de la ira. (TERMINADO)
FantasyObra registrada en Safe Creative. Primera parte e la saga Meridiana. ¿Y si un dia descubrieses que eres la hija del demonio de la ira? ¿Y si el mismísimo Lucifer se propusiera protegerte a toda costa? Y lo peor de todo: ¿y si te enamorases de él? ...