CAPÍTULO 34

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Mew se despierta a la mañana siguiente, el cuerpo lo siente pesado y la garganta seca. Fragmentos de la noche anterior le vienen a la cabeza, provocándole un fuerte dolor de cabeza. Necesita una ducha fría y aún que no era fan del café, necesitaba una taza y bien cargada.  Sentándose en la cama lentamente para que su dolor de cabeza no se intensificará, una parte de él sabía que al no poder contactarlo, conseguirían una manera de hacerlo, había mandado seguir a Elena y la sorpresa que se llevó cuando le informaron donde estaba. Y desde ese punto empezó a hacer un plan, el cual pensó no llevarlo acabo confiado en la persona al cual le había contado todo.

-Gulf.- pensó. Sabía que Gulf no lo había ayudado a Elena para hacerle daño, en esa parte lo entendía. Estaba enojado con él porque por más que le dijo que estaba bien a Gulf no le importo. Luego estaba el echo que le había pedido que le contará todo lo que sucedía, y esté no lo hizo. Tenía un revoltijo de emociones, se sentía enojado, cansado, triste y por primera vez Mew quería llorar.

Saliendo de la cama lentamente, se dirige al baño. Desvistiéndose lentamente, queda frente al enorme espejo que tiene delante y se mira a sí mismo y el Mew que ve no le reconoce. Se le nota el rostro cansado, parece que ha envejecido diez años en solo una noche, el encuentro con su padre lo dejó tan agotado, que quedarse en su casa es un buen plan. Entra a la ducha y el agua fría empieza a caer por su cuerpo y esté empieza a relajarse. Mew llora en silencio, fue tan tonto al pensar que había escapado de su padre, pero no fue así. Y ahora que rechazo a su padre, éste no se quedaría quieto, así que él debería estar un pie delante de él y eso es lo que haría este fin de semana.

Una vez acabado de ducharse, sale del cuarto de baño. Va a su vestidor, poniéndose unos bóxeres negros y un pantalón deportivo. No le importo tener el pecho desnudo, ya que estaría solo en casa. Va en busca de su teléfono, que está bien acomodado junto con su cartera y reloj, frunce el ceño al verlo. No recuerda haberse quitado nada y juraría que Ohm no se tomaría el tiempo para acomodarlo. No quedándose con la duda decide llamarlo.

Marcando el número de Ohm y espera a que de tono. Pero no espera mucho tiempo ya que al segundo tono contesta.

-¿Me quitaste los zapatos y todo?- pregunta Mew.

-Buenos días a ti también cariño.- contesta un adormilado Ohm
Mew suspira.

-¿Ohm tu me trajiste a mi casa anoche?-

-Si, por cierto, debes de ponerte a dieta pesas un montón.-

Mew gruñe, Ohm sonríe al otro lado de la línea. Mew se dirige fuera de su habitación, mientras sigue cuestionando a su amigo.

-No recuerdo nada.- dice Mew

-Ya estas viejo amigo.- dice Ohm y Mew pone los ojos en blanco.-¿Entonces ya no esta en tu casa?-

Mew frunce el ceño, pero cuando va a preguntar, se encuentra con un alto y delgado chico, que tiene los ojos color chocolate. Este al verlo le da una media sonrisa.

-Estas despierto.- dice

-¿Mew?- se escucha a Ohm decir.

-¿Qué?- dice Mew saliendo de su sorpresa.-Si está en mi casa, ¿Te llamo después?-

-Seguro hombre.- Ohm se queda un momento en silencio.-¿Mew?-
-Mmm-

-No seas duro con él, anoche estaba muy preocupado, así que no lo trates mal.-

-Te llamo después.- y cuelga su teléfono.

-¿Era Ohm?-

Mew asiente.

NO SUELTES MI MANO (MEWGULF)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora