CUENTO NÚMERO OCHO:
𝐄𝐋 𝐀𝐁𝐔𝐒𝐎 𝐀 𝐔𝐍 𝐆𝐄𝐍𝐈𝐎.
Hécate cada día, sentía que al corazón del rey no podía llegar, y en ese momento, a tiempo se le ocurrió, su opinión dar.
"—Los humanos se sienten débiles, porque no poseen magia, y los que poseen magia, es porque Hécate se la regaló, ¿Por qué no les damos un poco de esa magia? Pero, no a ellos, sino, a alguien al que ellos puedan llegar a amar, y nosotros, controlar—". La idea, a los dioses, no les pareció tan mala.
Hécate a sus hijos les pidió, que cada uno, de corazón, le ofrecieran a ella, siete aprendices, que tuvieran mayor potencial.
A esos 49 aprendices, una dádiva, o, mejor dicho, una gran maldición les ofreció.
"—Su poder es tan puro y magnífico, que se, que serán capaces de a cualquier corazón ablandar, por eso, les pido por favor, que se vuelvan genios... —".
Fue una suave maldición, así lo llamó ella, volviendo a esos niños, de gran talento, y muchos anhelos, los primeros, y únicos genios.
Su tarea era, acompañar a los nobles humanos, y cumplirles, cuántos deseos ellos les pidieran de corazón, pero, con unas pequeñas reglas, para evitar altercados.
Al rey se le entregó, un joven y hermoso genio, del más puro corazón, y con el tiempo, sus miedos y envidias mermaron, el genio se sentía bendecido, de a su amo, por fin alegría haberle dado.
Pero con el tiempo, sentimientos anormales, el rey comenzó a sentir, por su pequeño genio.
El joven lo rechazó, porque su hilo rojo, ya había sido trazado, hace muchos años, y era otro humano, el dueño de su corazón.
El corazón del rey se volvió a envenenar, y obligo al genio, mediante deseos, a su propio amor arruinar.
El genio destrozado quedo, pero, los humanos al enterarse que una criatura había herido a uno de ellos, a varios genios, asesinaron, porque como un peligro, quedaron marcados.
El genio, lleno de culpas, porque a sus amigos sentía haber asesinado, junto a su único amor, decidió la vida quitarse, pero Hécate, no lo permitió.
Con su magia, envolvió a sus niños en el interior de lámparas de aceite, para protegerlos. Y al rey castigo, encadenándolo en el desierto, hasta que la muerte decidiera llevárselo.
Hécate no pudo deshacer la maldición sobre sus niños, pero sí pudo con otros detalles mezclarla, obligándolos a protegerse como tortugas con sus lámparas, y limitando el número de deseos.
Lastimosamente, eso enfadó a los humanos, y tiraron las lámparas restantes al mar, o las usaron como trueques, haciendo casi imposible, recuperar varias.
Pero, si algún día encuentras una lámpara, y tu corazón es puro y bondadoso, puedes desear, que el genio sea libre, porque sólo un corazón gentil, es capaz de liberarlos de tan ruin final.
Los genios fueron creados para a la humanidad brindar seguridad, pero los humanos abusaron de su amabilidad.
ESTÁS LEYENDO
Beloverd The Celestino.
FantasyPerla no conoce a Ayxel. Ayxel no conoce a Perla pero, por alguna rara razón, ambos se extrañan. Destino, promesa y un atroz intercambio de cuerpos ¿Que mejor mezcla para el desastre y la magia?
