CAP. XIV, PARTE I; "Una valiente liebre".
𝗣𝗘𝗥𝗟𝗔 𝗔𝗗𝗔𝗠𝗦.
Baje las escaleras casi dando saltos, mi corazón palpita tan apresuradamente que lo escucho con claridad. J me sigue también con rapidez.
—¡Perla! —. Bramo, debe pesar que dije una incoherencia.
No respondí nada, y menos cuando en la puerta principal, un desazonado señor Víctor habla con mamá.
El señor Víctor notó nuestra presencia, y mamá giró sobre su eje, regalándonos una mirada.
—Perla me dijo que vio a Ayxel en casa de los Palmer, pero ella llegó hace horas —anuncio mamá, volviendo a mirar al señor Víctor.
—Peggy me dijo que se despidió de Ayxel en la salida de la biblioteca... Pero ya no sé dónde buscar —suspiro con frustración, y cansancio —no sé qué hacer... Tampoco atiende su celular.
J me miró, y yo a él. Mi ansiedad creció más: —me voy a poner los zapatos, y un abrigo —aclare, llamando la atención de los adultos.
—No es necesario que ayudes... Perla, Ayxel suele hacer cosas así... —informo con bastante vergüenza el mayor.
Negué, un poco enfadada: —Ayxel necesita ayuda.
Afirme mis palabras con mucha determinación, y apreté los puños.
—¿Interrumpo? —pregunto una nueva voz, a espaldas del señor Víctor.
Mamá, el señor Víctor, J y yo, miramos con curiosidad a Santiago, el tío de Alma.
—¿Pasa algo, Santiago? —cuestiona mamá.
—Bueno, es que escuche que el chico Galés está perdido.
El señor Víctor asiente: —¿Ha visto a Ayxel?
Santiago negó: —no, y me disculpo si mi presencia le hizo creer lo contrario, pero me pareció prudente venir a informar, y preguntar, si no han visto a Alma.
—¿Alma? ¿Qué pasa con Alma? —pregunte rápidamente. Mi corazón definitivamente está a nada de fallar por lo rápido que está latiendo.
—Alma dijo que venía a ver a Perla hace un par de horas, pero no aparece, y no responde su celular, y supongo que tampoco ha pasado por aquí —. Santiago miró el piso, cabizbajo —tampoco sabemos dónde más buscar.
Ahora no habían excusas, subí a ponerme nuevamente las botas, y el abrigo, también me coloqué un sombrero de lana, y guantes.
Los vecinos se movilizaron rápidamente, y comenzamos a buscar.
❄️❄️❄️
J y yo nos alejamos del grupo cuando llegamos a la biblioteca de la ciudad.
—El olor de Ayxel desaparece aquí.
J había seguido el rastro de Ayxel hasta la estatua del fundador, Luisbert Meith.
—¿Dónde pueden estar? —me comencé a morder los labios, ansiosa.
J miró a los lados. A la izquierda, tenemos la alcaldía, y una calle que da al bulevar. A la derecha, el comienzo de la avenida principal, la parada del autobús, y la biblioteca, a nuestras espaldas, unos negocios sin importancia, y al frente, la verja que da al bosque.
Miramos el sendero, y una helada brisa choco con nosotros.
—Está haciendo demasiado frío... —murmure, sin despegar la vista a los árboles desnudos, gracias a la falta de hojas por el comienzo del invierno.
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Beloverd The Celestino.
फ़ैंटसीPerla no conoce a Ayxel. Ayxel no conoce a Perla pero, por alguna rara razón, ambos se extrañan. Destino, promesa y un atroz intercambio de cuerpos ¿Que mejor mezcla para el desastre y la magia?
