CAP. IV.

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CAP. IV; "Un atroz intercambio". 
𝗡𝗔𝗥𝗥𝗔𝗗𝗢𝗥 𝗢𝗠𝗡𝗜𝗦𝗖𝗜𝗘𝗡𝗧𝗘.

La oscuridad se volvió una penetrante luz dorada, segadora, y los ojos olivas de Perla no serán la excepción. La luz agotadora merma, permitiendo a la perlada mirar mejor el nuevo escenario. Un edén, repleto de rosas blancas, las nubes se aúnan, y una celestial cúpula de mármol blanco aparece en su camino.

La chica se esconde reticente detrás de un rosal, ¿Razón? Una figura femenina desconocida capta su atención.

—Ya te vi —esclarece, suave y gentil, la voz de aquella escondida.

Perla, resignada, y perdiendo la desconfianza, sale de su escondite, encontrando con más detalle a aquella invitada de su sueño.

La chica tiene la piel tersa, delicada, limpia y bríllate, ojos azules, de una gran intensidad, pero no abrumadores, y como corona, una mata de cabellos ondulados y rubios, que no llegan a sus hombros por lo corto.

Le sonríe a la perlada, y extiende su mano a ella, invitándola a acortar la distancia.

Perla se acerca lentamente, intentando no pisar el gran sobrante de la falda de su vestido, es totalmente blanco, limpio, sin defectos, y posee por encima de este, una túnica, de color dorado, con un afelpado interno que se nota en los límites.

Perla logra con excito tomar aquellas manos suaves

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Perla logra con excito tomar aquellas manos suaves.

—Siempre es un placer y un dolor verte —comparte inesperadamente la rubia.

Perla pestañea, sin entender a qué se refiere esa doncella celestial. La rubia lleva su mano libre a la mejilla de Perla, acariciándola delicadamente, con cariño.

«Esta sensación...» Piensa, he instantáneamente cierra los ojos, disfrutando de ese gesto.

Se sintió totalmente hipnotizada, hasta el punto donde no sabía en qué momento su cabeza comenzó a reposar sobre las piernas de la desconocida, y esta le acaricia el cabello.

Donde la luna nos deja... Donde el sol siempre se hace llegar, y mi canto se hizo escuchar... —comenzó a cantar dulcemente la rubia.

Los parpados de Perla se fueron debilitando, y comenzó a notar que conocía la letra de la canción, pero ¿De dónde la conoce? Ese, es el dilema he incógnita del día.

Por otro lado, Ayxel se encontró en un lugar más lujoso, aunque desconoce el exterior, el interior le hizo saber que estaba en un palacio, de paredes azul rey, molduras decorativas de un material que debe ser carísimo, y los grandes ventanales que dan al exterior, permiten saber que es de noche, y una tormenta se acerca.

—¡Tú no eres mi rey! —escucha la conocida voz femenina de sus sueños gritar. Causando que los ventanales se estremezcan.

Pero no sabe de donde proviene, ya que el pasillo es recto, y sin desviaciones.

Beloverd The Celestino.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora