CAP. I.

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CAP. I; "¿Sueño? ¿O realidad?"
𝗣𝗘𝗥𝗟𝗔 𝗔𝗗𝗔𝗠𝗦.

Estoy en un lugar oscuro, no puedo ni distinguir mis manos, pero conozco este lugar, lo conozco hace tres años.

«Regresa... ¡¡No te vayas!!»

Escucho como grito, pero sin ser yo. Suponiendo que es otra persona... Se escucha desesperada, triste, angustiada, y rota, casi deshecha.

«Si eres idiota»

Dulce... Sueva... Alegre, ahora se escucha así.

¿Por qué siempre me insultas?

Porque eres un idiota.

¡¡Eso!! Paso de nuevo... Esa voz. Esa segunda voz.

Desde hace tres años me pasa esto, y casi siempre, para no decir que el 99.999% de las veces, todo eso me llena de tristeza.

Como... Como...

Como si él fuera tan importante como para romperme en mil pedazos.

«¡¡Perla!!»

La voz masculina, y desconocida, gripo, alertándome. Me despierto de zapotazo. Mi brazo izquierdo se encuentra estirado hacia arriba, como si quisiera alcanzar algo.

O alguien.

Desciendo lentamente el brazo, y la mano que le corresponde va a mi mejilla. Llore dormirá.

De nuevo.

Suspiro de forma pesada, y mi alarma suena.

—¡¡Perla, arriba!! ¡¡Primer día de clases!! —. Grita mamá del otro lado de la puerta.

—Vale... Ya voy...

Respondo sin animo. Esos sueños son como un drenaje de energía. Estoy que me vuelco loca.

—Arriba el ánimo Perla...

Me digo a mi misma, sentándome en la cama y me estiro un poco.

Primer día de clases, yai...

Camino tres metros, directo a mi baño privado, lo primero que hago es verme en el espejo y cepillar mis dientes. Mi pálida piel esta ojerosa, gracias a leer tanto este verano, desde ayer mi cabello negro quedó atrás, y lo tengo teñido de un color perla, digno de mi nombre.

Eso me recuerda.

Soy Perla Adams, una chica corriente de Luisbert, una pequeña ciudad en crecimiento, conocida por ser el blanco de personas importantes para tirar a sus hijos.

Literal, muchos empresarios compran unas mansiones exorbitantes sólo para dejar a sus hijos al cuidado de las criadas y ellos se van de viaje por negocios.

Y por esa razón, es que esta ciudad esta tan contaminada con chicos y chicas descerebrados. Qué bonito comenzar el día recordando que tendré que convivir con ellos un año más.

Finalizando mi queja, me desvisto para bañarme.

🍁🍁🍁

—Mamá ¿Has visto mis audífonos? —cuestiono Gus, mi hermano mayor.

—No cariño, ve tu bolso —. Responde mamá.

Nos sentamos en la pequeña isla de la cocina. Mamá muy emocionada, termina de preparar el desayuno, aunque cabecea varias veces. Está muriendo del sueño.

Beloverd The Celestino.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora