CAP. VIII; "El valor de uno, no es el mismo para todos".
𝗔𝗬𝗫𝗘𝗟 𝗔. 𝗚𝗔𝗟𝗘𝗦.
—¿Fran? —. Cuestiona, una joven de pequeña estatura, cabello negro, y ojos olivas.
Sonríe de forma tierna, y sorpresivamente se lanza a mis brazos.
Mi corazón se acelera, a la vez que una sensación conocida, pero enigmática me cohíbe.
Por instinto, mis brazos la rodean, un olor a pino emana de ella, pero, la romántica escena se quiebra, miles de libélulas forman un huracán. Al llegar la paz, mi corazón se rompe con la misma sensación que me transmitió el abrazo, solo que, está me comienza a ahogar.
La chica se encuentra amarrada en un tronco inmenso, ubicado entre un mar de nieve, y un gran aro de juego. Una muchedumbre endemoniada le grita; maldiciendo su existencia.
Aproximó mi mano derecha, intentando alcanzarle, pero todo vuelve a fragmentarse.
—Te odio...— aparece de golpe la misma chica. Aunque sus mejillas tienen marcas de quemaduras, y sus ojos están inyectados en sangre.
La belleza que me había mostrado, se volvió polvo.
—Yo... Yo... —titubeo, tomando sus mejillas, siento culpa, y deseos de consolarle.
Baja la cabeza ante mi intento de afecto: —Fran... — murmura, dejándome la dura "¿Quién en Fran?". Intento indagar, pero un golpe desprevenido me causa una estrepitosa agonía.
—Sufre... —murmura a centímetros de mi rostro la chica, con los ojos totalmente negros: —siente... Siente mi dolor...
Abrí los ojos casi al instante, mientras me incorporo en donde me encuentro acostado.
—¿Estás bien? —cuestiona la señorita Xia.
Comienzo a orientarme, y recordar como lleve. He tenido ese sueño desde hace días, me está atormentando cada vez que intento conciliar el sueño. Por eso vine a ver si la señora Zhao y Xia me podían ayudar.
Después de darme un té algo raro, he caído dormido, y tenido el mismo sueño.
—Si sigo así... —murmuro para mí mismo, tomando mi cabeza entre mis manos: —creo que pareceré un personaje de pesadilla en Elm Steet...
De ella nació una media sonrisa, y acarició mi cabello negro: —Estarás bien... —asegura.
—Un té de hierbas para dormir y estará listo —agrega la señora Zhao, entregándome una bolsita roja, donde debe estar la infusión.
—Gracias... —comentó, tomando la bolsita con mucha ilusión, ya que esta noche por fin pegare el ojo—¿Saben porque he tenido esta pesadilla?
Las dos asiáticas se miran entre ellas, obviamente lo saben, pero por algo no lo quieren decir, o no se les hace fácil decírmelo.
—No es una pesadilla —aclara Xia.
—Es un recuerdo —certifica la Sr. Zhao —tal vez no al 100% como fueron los sucesos, pero es un recuerdo, algo alterado por tu mente, o en este caso, tu alma.
—¿Cómo puedo tener un recuerdo tan cruel? ¿Cómo puede ser tan importante algo de lo que me gustaría olvidar en esta y en mil vidas más?
—¿Cómo sabes que es importante? —cuestiona Xia.
ESTÁS LEYENDO
Beloverd The Celestino.
FantasiaPerla no conoce a Ayxel. Ayxel no conoce a Perla pero, por alguna rara razón, ambos se extrañan. Destino, promesa y un atroz intercambio de cuerpos ¿Que mejor mezcla para el desastre y la magia?
