Pergamino 16

68 7 0
                                    

Pov. Natalia

Takuma pone una mano en la barrera y asiente con una sonrisa.

— Los atraparemos en cuanto vuelvan, no se siente y no se ve, es perfecta.

Me abraza levantándome por los aires, su pequeña hija hace un puchero y observa a su padre con unos ojos amarillos igualitos a los de él.

— Tranquila Makyō, nosotros nos divertiremos más. Es sólo que Kikyo hizo algo muy bueno por la Aldea.

La niña me estudia como a un rival, resulta casi cómico. Tiene un pelo precioso, lacio y de un tono morado oscuro.

— Recuerda decirles quién si y quién no puede atravesar la barrera, no quiero que mis camaradas resulten heridos.

— Distribuire la lista en éste mismo instante.

El registro civil ha quedado resguardado por mi fuinjutsu, no regresé mis registros pero si los saqueadores vuelven no quiero que sepan que me lleve mi información.

— Nos vemos Takuma, aprovecho para decirte que Takumi se quedará un par de meses en casa y después continuará con su entrenamiento.

— No sabes el susto que tuve cuando no lo encontré por ningún lado, pensé que tendría que tirarme de un risco antes de que tu vinieras por mi pellejo.

Lo golpeo amistosamente, su hija se agarra de su brazo mientras me lanza una mirada fiera. Sólo tiene año y medio.

— Me recuerda mucho a Kouga-sensei.

— ¿Verdad que sí? Keiko no quiere creerme, tal vez porque se niega a pensar que su padre es terrorífico cuando pone esa cara.

No puedo creer que se casara con la hija de Kouga-sensei, aun peor, no sé cómo sigue vivo sin que nuestro maestro lo haya despellejado por siquiera mirar a su amada y única hija.

— Nos vemos Takuma, hasta luego Makyō.

— Kikyo espera.

Saca una espada tan delgada, más que Harusame. La tomo con delicadeza al comprobar lo liviana que es y que al contrario de la otra, esta espada si corta y causa daño.

— Es preciosa Takuma, pero ¿por qué?

— En unos días es tu cumpleaños, pensé que todavía estarías aquí para celebrarlo pero al ver que no decidí entregartela de una vez.

— Muchas gracias.

Lo abrazo fuerte, mi amigo siempre logra sorprenderme.

— Espero que tu viaje de regreso lo completes con bien y que tu hija sobrelleve la situación.

— Takuma Junko eres el mejor amigo que podría pedir.

                                💧

Seguimos caminando hacia Uzushiogakure, Neji no objetó nada cuando decidí ir para allá y tal vez averiguar si alguien más había llegado a nuestra dimensión.

— Tal vez deberiamos descansar un poco, no has comido desde ayer y levantaste semejante barrera en el registro civil.

— Está bien, conozco un restaurante decente no muy lejos de aquí.

— Ni siquiera has visto el mapa.

— No, pero me sé todo los ricones del País del Agua al derecho y al revés.

Mi esposo sonríe y sigue caminando, es curioso como hasta las experiencias más amargas te dejan algo positivo. Cuando mi papá y yo recorriamos el país en busca de refugio sólo pensaba en lo desafortunados que éramos de no tener un hogar, sin embargo me sirvió para conocer cada punto del territorio.

El final del caminoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora