Pergamino 18

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Pov. Natalia

— Basta, vas a acabar con tus uñas.

Neji sostiene mis manos y me mira fijamente.

— ¿Qué pasó? Tú nunca te comportas así.

La información que conseguí me impide hablar, sin embargo de reojo veo a Miki, un constante recordatorio de todo lo que ha pasado justo en mis narices sin que yo me diera cuenta.

— H-Han profanado tumbas...

— ¿Qué dices?

— C-Cuando fui al cementerio me di cuenta del robo, desaparecieron cinco cuerpos.

Neji se queda sin habla, pasados diez minutos es que vuelve a decir algo.

— ¿Quiénes eran?

— Senju Hashirama, Senju Tobirama, Uchiha Madara, Uzumaki Mito y Uzumaki Kenji.

— Pero no pueden hacer nada con ellos, fueron sellados para que no se revivieran nuevamente.

— Al principio pensé en eso, pero si son lo bastante astutos para meterse en una aldea sin ser detectados también lo son para seguir por su cuenta...

— Siempre habrá personas que quieran poder a como de lugar.

Niego absorta en mis pensamientos.

— No, estoy segura de que no es por eso. Casi puedo dar mi brazo derecho a que se los llevaron por la información que pueden brindar.

— Kikyo estaríamos hablando de un enemigo con más de cien años para que todas esas personas lo hubieran conocido.

Desvío la mirada a Miki Matusalén.

— Ni siquiera te imaginas lo longevos que podrían llegar a ser.

Suspira poniendo ambos brazos en las caderas.

— ¿Qué haremos? Es evidente que es una organización bien estructurada y que lleva operando desde hace tiempo.

— Una amenaza para las Cinco Grandes Naciones — complemento — Hable con Sasuke acerca del encuentro que tuvimos en Kirigakure.

— Yo hablaré con Naruto, espero que se muestre más accesible a escucharme.

Me limito a asentir con la cabeza, todavía le sigo dando vueltas a la situación. Sin embargo no obtengo ningún indicio que relacione a los afectados, al menos no con un enemigo en común.

— Espera... — le digo a Neji — ¿Te acuerdas del chico que preguntó por mi pelo?

— El que te miraba profundamente.

— Sí, ahora que lo pienso... Él sabía que mi pelo había sido rojo.

— Podría ser... Sentiste un chakra siniestro de él, tal vez no era un chico normal.

— Oh no es normal en lo absoluto, de eso no tengo la menor duda, pero no es a quién buscamos, él es un lacayo.

Neji se me queda viendo instandome a que siga.

— Supongamos que en su organización lo mandan a buscar estos cuerpos, ¿por qué le llamaría yo la atención?

Veo como empieza a unir las piezas.

— Por tu parecido... — dice finalmente.

— ¡Exacto! Y si mis cálculos no me fallan, Uzumaki Suzuë fue contemporánea de todos los que robaron aquí.

— Será mejor ir al País del Agua cuánto antes.

— Yo tengo algo más que hacer, ¿te importaría encargarte tú de eso?

El final del caminoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora