Pergamino 10

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Pov. Natalia

Ya era de noche cuando llegamos a Konoha, para mi mala suerte lo primero que quiso ir a hacer Gaara fue informar de nuestro encuentro con el Otsutsuki.

El pato estaba de brazos cruzados y toda "amabilidad" se le esfumó en cuanto me vió llegar. Únicamente cuando descubrió que yo también había sido testigo me habló.

— ¿Por qué no informaste a la Aldea en cuánto lo sentiste?

— En primera porque el enemigo iba a Sunagakure, me pareció más prudente avisarles primero a ellos del peligro y segundo, aunque mandara el pergamino seguramente no lo hubieran leído a tiempo.

— O no querías.

— A diferencia tuya Sasuke, yo nunca he querido destruir una aldea, mis deseos no han cambiado.

Aprieta la mandibula y los puños, el muy imbécil conservó ambos brazos gracias a mí, desagradecido.

— Podrán matarse en otro momento, pero ahora debemos de preparar nuestro siguiente paso.

— Naruto está en su oficina, yo te llevaré. Chōjurō encárgate de que tu gente llegue a su casa.

Sin darme tiempo a protestar, el pato se lleva a Gaara. Porque no importa que yo haya vivido más tiempo en la aldea que él, siempre seré la extranjera.

— No apriete tanto los dientes Kikyo-sama, sé que le molesta pero todos llegamos a un acuerdo.

Volteo a verlo como si le hubiera salido un cuerno, a pesar de ser fuerte y uno de los siete espadachínes de la neblina, Chōjurō no es tan avispado como lo era Mei, es muy sumiso en cuanto al ámbito de la política.

— Sólo espero que nunca se arrepientan de no haberme incluido.

— Y-Yo puedo interceder por usted, Kikyo-sama...

— Olvídalo Chōjurō, ya lo he pedido muchas veces y en todas me han relegado, incluso Gaara no pudo convencer a Naruto.

— Lo siento.

— Te he dicho que lo olvides, me iré a casa por mi propio pie ¿le podrías mandar éste mensaje a Gaara?

— Por supuesto Kikyo-sama.

Él se despide y yo emprendo mi viaje de regreso, ése idiota de Sasuke no es capaz de entender que tenemos un enemigo en común y que en cuanto a mis aliados se refiere no los traiciono. Sin embargo ése es el gran mal de ésta Aldea, primero sienten y después piensan.

                               💧

Me voy por unos días y ahora la ardilla es la reina del lugar, mi llegada fue novedad cinco minutos máximo y después todo era "Miki esto" "Miki lo otro". Cielos es que hasta Seijun traía una sonrisa de oreja a oreja.

— Algún día tendrás que decirme en dónde conseguiste un animal tan fantástico.

— Me gustaría tener la respuesta pero la verdad fue casualidad, me seguía cada vez que iba al Parque Senju.

— ¿De verdad? Según las creencias de mi pueblo, algunos animales pueden ser guías espirituales, algunos decían que los primeros habitantes del desierto encontraron el asentamiento perfecto gracias a ellos.

— ¿Y en qué tendría que guiarme?

— Las leyendas son muy variadas, a veces ayudaban a los perdidos, en otras curaban a los dueños, y en las más viejas anunciaban la llegada de un peligro.

Temari y yo volteamos a ver a la ardilla que estaba siendo acariciada por Hikari, de repente se nos quedó viendo, con una mirada tan penetrante que en serio sentí que nos quería advertir de algo.

El final del caminoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora