Capítulo 1 Caribe asesino

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Noah era una inquieta chica de 23 años, alta, pelo castaño claro largo con muchos rulos y bucles, unas divertidas pecas en su rostro y ojos color miel. Estaba estudiando psicología, le iba bárbaro. Vivía con sus padres y su hermana menor Luna y tenía novio desde hacía cuatro años, Lisandro, él también era estudiante, de ingeniería. Un chico alto, rubio, pelo cortito y prolijo, contextura fuerte, unos ojos grises transparentes y su sonrisa perfecta lo hacían un chico súper atractivo eran una hermosa pareja. Divertidos, todos querían pasar tiempo con ellos, tenían mucha vida social.

Después de planearlo por mucho tiempo, se fueron de vacaciones al Caribe mexicano, junto con otras dos parejas amigas. Pintaba como el viaje soñado, amaban el calor, la playa y surfear.

El viaje era todo lo que esperaban, estaban pasando unos días increíbles.

Licha, así llamaban todos a Lisandro, quiso experimentar en ir a surfear de noche, todos estuvieron de acuerdo, menos Noah, ella creía que era peligroso.

  - ¡Dale rulos! ¡Es divertido!- decía Licha mientras se ponía el traje de neopren. Y todos se dirigieron a la playa del hotel.

  - ¡Y Noah! ¿Venís?- preguntó Paz al momento que entraba al agua. Es que el mar nocturno es aterrador, parece no tener fin, no era el mejor plan para ella.

  - No chicos, me quedo en la orilla. ¡Tengan cuidado por favor!- les dijo aflijida. Los chicos reían a carcajadas mientras se alejaba nadando y se adentraban en el oscuro mar.

A lo lejos, todo lo que Noah escuchaba eran risas. Pensó que quizás se había preocupado de más.

Quiso ver dónde estaban y no los lograba visualizar, habían ido bastante lejos.

De repente escuchó gritar a su amiga Mia, miró desesperada en la dirección de sus amigos y su novio y escuchó gritos.

  - ¿Qué pasa? ¡Si es un chiste no es gracioso!- dijo Noah con desesperación.

  Su amigo Fran, el novio de Mia, llegó a la orilla, le dijo aterrado:

  - Noah llamá a la policía, ¡urgente!

  - ¿Qué pasa? ¿Qué pasó?- dijo la chica sin entender.

  - Es Licha, su tabla se alejó, él fue a buscarla y desapareció, gritó como si se hubiera golpeado y no lo vemos, ¡desapareció!- dijo su amigo desesperado.

Todo pasó muy rápido. Llegó la policía, la guardia civil y buscaron a Lisandro incansablemente. Pudieron recuperar su tabla, pero no al joven muchacho.

Se hizo de día, Noah estuvo toda la noche ahí, acompañada por los encargados del hotel y los detectives.

Sus amigos estaban desesperados, ella no tenía ningún tipo de reacción, solo miraba el mar.

Después de tres días de búsqueda incansable, les dieron el parte. Las probabilidades de que Lisandro estuviera con vida eran nulas, lo único que podían esperar era que el mar sacara a flote su cuerpo, no se sabía exactamente cuando podía pasar eso.

Noah no se había movido de la orilla.

Los padres de los seis jóvenes acababan de llegar. Fue un momento difícil, duro y doloroso. Sobre todo cuando tuvieron que volverse a Argentina sin Lisandro quince días después.

El Caribe asesino había destrozado varias vidas. Noah ya no era la misma chica alegre.

Pero por poco tiempo, en breve iba a conocer a alguien que nunca hubiese imaginado. Y lo que conocerlo iba a causar en ella.

Arena PeligrosaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora