Capítulo 29 Para siempre

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Noah quedó preocupada cuando Félix fue al puesto de vigilancia. Pero su beba estaba hambrienta, asíque la amamantó en un reconfortante sillón del living mientras esperaba que vuelva su esposo.

Pasó un lapso de tiempo indeterminado para ella, a veces divaga por diversos pensamientos y la hora vuela sin control, su bebé muerto ocupa muchos de esos pensamientos. No lo creía justo, tenía tanto amor para darle...

Abren la puerta.

Félix tenía una extraña mirada.

De su mano, un hermoso niño, de unos seis años, con mirada perdida.

La cara de Noah se fue transformando a medida que Félix cerró la puerta detrás de ellos.

  - No tuve corazón, simplemente no tuve corazón...

  - Ayudame a entender ésto- decía Noah señalando al pequeño. Apoyó a su bebé dormida en un catre, la tapó. Se acercó al niño y le preguntó:

  - ¿Tenés hambre?

El pequeño asintió con su cabeza. Enseguida notó los increíbles ojos que tenía, era un niño exótico, su belleza natural era impactante. Fue a la cocina, le preparó un sándwich y una leche chocolatada caliente, lo acomodó en la mesa y el pequeño devoraba la comida veloz.

Félix seguía sin palabras, pero por poco tiempo.

  - ¡Félix Cardona!!!! ¡Explicame ya mismo!!!!

  - No sé cómo decirtelo. Es el hijo de Lisandro...

  - ¡Yo conocía esos ojos!!!! ¿El hijo??? ¿Y dónde está él??- miraba para afuera, nadie.

  - Se fue...

  - ¿Y el nene?

  - Nos lo dejó...

Noah casi pierde el equilibrio. Félix la ayudó a sentarse y mientras el pequeño comía, le dijo lo que Lisandro le contó.

Jano se enfadó mucho con la noticia, dió órdenes a sus guerreros de que lo asesinen en la hoguera, asíque decidió huir con Ainhoa y Kalo, otra vez en la espesa selva, otra vez en peligro.

Temía por el niño, ésta vez eran demasiados guerreros buscándolos.
Una noche mientras escapaban, el pequeño lloró de hambre, ese sonido alertó a los hombres armados que no dudaron en disparar sus flechas, estaban por cruzar en una balsa y una de las flechas impactó mortalmente en Ainhoa, con la fuerza del impacto, ella cayó al agua y se la llevó la corriente, situación que desesperó a Lisandro, sobre todo por los gritos y el llanto del pequeño, que tuvo que presenciar la muerte de su madre.

Nada se pudo hacer por ella.

Se las arregló para volver a Argentina, lo malo era que extendieron una orden de captura internacional contra Lisandro.

Él no podía llevar esa preocupación a sus padres, asique se le ocurrió dejar a su pequeño hijo con Noah. Estaba seguro de que ella lo iba a aceptar...

Cuando Félix terminó de hablar, Noah lloraba como una niña pequeña, asustada, desorientada. Miró al niño, se acercó a él, pasó su mano sobre su cabello y le preguntó dulcemente:

  - ¿Cómo te llamás?

  - Kalo señora.

Cuando escuchó su voz, un instinto protector la invadió, lo abrazó con fuerza y sus lágrimas caían por el cabello del niño.

  - Me llamo Noah, el es Félix y la bebé que duerme ahí es Azul.

  - ¿Eres su mamá?

  - Si, soy su mamá.

  - Mi mamá se lastimó y se fue en el agua.

  - Shhh tranquilo amor, estás a salvo con nosotros.

Abrazó al pequeño y miró a su esposo. Sin emitir sonido le dijo... Gracias...

El amor entre Noah y Kalo fue inmediato. Cortaron su cabello, lo vistieron con ropa hermosa, el niño era simplemente impactante, tenía rasgos que lo hacían ver exótico y hermoso.

Se acostumbraron enseguida a ser una familia, amaban a Kalo y él los amaba, Azul reía a carcajadas cuando jugaba con él.

Lamentablemente recibieron una triste noticia, Lisandro se entregó a la policía internacional, lo deportaron a la aldea y Jano cumplió con su promesa, murió en la hoguera, su vida terminó. Pero él lo aceptó, quiso pagar por sus errores.

Lo que más molestó a Jano fue que no quiso decir con quién había dejado al niño y él mismo fue quien encendió la hoguera.

Noah y Félix adoptaron legalmente a Kalo.

La vida les quitó un hijo, pero de la manera más inesperada, les dio otro.

Noah sentía un amor profundo hacia  ese  pequeño, lo miraba jugar y su corazón explotaba de felicidad.

Una tarde, Kalo se columpiaba en el parque y ella se acercó a observarlo, él notó su presencia, bajó del columpio, fue corriendo a sus brazos, ella lo abrazó con amor, él acarició su cara y le dijo:

  - Mami, no extrañes a Milo. Él es feliz y me pidió que te abrace siempre fuerte...

Así hizo, con sus cortos bracitos, rodeó el cuello de Noah y la abrazó fuerte.

Ella quedó impactada por sus palabras, nunca le habían contado a Kalo sobre Milo. Lloró emocionada, ese pequeño era tan especial...

Arena PeligrosaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora