Arena Peligrosa

Capítulo 23 Resurgir

Francisco les contó todo, con detalles. Félix se puso muy nervioso. Morel estaba atento, dándose cuenta de que un nuevo caso estaba frente a sus ojos.

  - Quiero una descripción detallada de Lisandro. Voy a enviar seguridad para que puedan tener su boda en paz. Muchachos, por el relato que escuché, éste chico no está bien. Sufrió mucho, pasó por condiciones extremas y su salud mental está comprometida.

  - ¿Qué va a decir Noah cuando lo sepa...??- preguntó Félix con la mirada perdida y una sensación rara en su cabeza.

  - Tranquilo amigo, ella te ama. Eso no va a cambiar.

  - Pero porque lo creyó muerto, ¿seguirá pensando igual cuando se entere que volvió?- se paró agarrando su cabeza, de repente sus ojos celestes no brillaban.

  - Félix, les recomiendo no dejar la propiedad hasta que dé con el paradero de Lisandro. Voy a poner a todo mi equipo a trabajar de inmediato.- dijo Morel muy serio.

  - ¡No es justo!!! ¡Es nuestra boda!! ¡Es nuestro momento especial!!!- Félix estaba en una situación extrema, sentía que no podía dar el gran paso hasta que Noah supiera la verdad.

Necesitaba saber su reacción al saberlo.

  - Voy a decirle... Tiene que saberlo...

  - ¿Estás seguro??

  - Yo tengo que saberlo...

Cuando todos los invitados se retiraron, Félix condujo a Noah hasta una majestuosa habitación de la propiedad.

Ella estaba un poco alegre, había tomado bastante.

Félix estaba bien, pero preocupado, su rostro serio y sus ojos seguían apagados.

  - Vení chiquito... Haceme tuya...- decía Noah arrastrando sus palabras, pero con una sonrisa pícara.

  - Me parece que tomaste un poquito, ¿no querés esperar a que se te pase?

  - ¡No!!!! ¡Vení para acá!!!- y rodeó su cuello entre sus manos, besó a su novio con lujuria y lo arrastró a la cama. Él cumplió con el deseo de su novia, pero la preocupación se apoderó de su mente.

Cuando terminaron, ella lavó su cara, se sintió fresca y notó que Félix estaba demasiado serio. Se sentó al lado de él y tomando suavemente sus manos le preguntó:

  - ¿Mi futuro esposo está preocupado quizás??? ¿Qué pasa en esa cabeza??

  - Tengo algo que decirte, es fuerte, quizás o quizás no, cambie lo que va a pasar mañana entre nosotros...

  - ¿De qué hablas amor??!? Nada ni nadie va a impedir que nos casemos. Me preocupas ...

  - Noah sé que sos una mujer fuerte e inteligente. Lisandro volvió...

Noah lo miró y no reaccionó. Su cerebro no podía procesar esa nueva revelación. Lo miró fijamente, dijo calmada:

  - ¿Qué clase de broma es esa?

  - No es una broma, él realizó las llamadas.

  - No es posible... El mar... No es posible...- Noah no podía entender.

  - Fran sabe todo, lo ayudó a volver. Apartamento fue a parar a una aldea alejada, lo salvaron y lo curaron y se las arregló para volver... Pero hay algo más...

  - ¿Más?! ¿Qué más puede haber?

  - Está mentalmente desequilibrado. Está obsesionado con vos, quiere recuperarte como sea. Se enteró de mi, me odia y cuando respondí la llamada, me amenazó de muerte.

  - ¿Es cierto ésto? No parece él...

  - Es que no es la persona que recordabas, es un nuevo Lisandro, lleno de dolor, ira, odio... Mucho odio...

Noah caminó por la habitación, la preocupación la invadía.

  - Amor, no quiero verlo. Quiero recordarlo como el hombre que fue, ésta nueva versión de él me asusta. Yo te amo y quiero pasar mi vida con vos. Hiciste bien en contarme, entiendo tu preocupación interior, pero quedate tranquilo, mi corazón te pertenece...

Félix la abrazó con un sentimiento de alivio inmediato y le hizo el amor sintiendo los mismos nervios de la primera vez.

El día llegó. Muchos preparativos se estaban llevando a cabo, incluyendo seguridad, nadie quería que se empañara ese día tan mágico.

A la bella Noah la esperaba un día de salón de belleza, cuidados corporales y la compañía de sus amigas.

Si bien la movilizó la revelación de la noche anterior, su corazón no tenía dudas, sabía correctamente por quien latía.

Félix estaba tranquilo de saber que Noah lo amaba tanto. Pero intranquilo sabiendo que ese "loco" estaba suelto y desquiciado.

Tenía que retirar los anillos, había hecho un cambio de último momento y se los prometieron para ese mediodía. Se subió a su auto y se dirigió a la joyería.

Al estar en la finca, tenía un trayecto de veinte minutos en auto hasta llegar a su destino.
Recorría las diez cuadras de calles de tierra firme y de repente un auto se cruzó en su camino haciéndolo frenar de golpe en una maniobra brusca.

Bajó instintivamente a cuestionar al otro conductor.

Era un hombre, joven, bajó de su vehículo, se enfrentaron cara a cara, se miraron profundamente a los ojos, los celestes de Félix hicieron chispas contra los grises de él...

  - Félix... Un placer... Soy Lisandro...