Capítulo 26 Siempre te voy a recordar

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Lisandro miraba por la ventana de su habitación del psiquiátrico. Ubicado en un pintoresco barrio porteño.

Era una ventana fija, con gruesas rejas, que le permitían ver el exterior, el inmenso parque que rodeaba el lugar. Estaba en el segundo piso.

Su mirada estaba perdida. Muchos pensamientos confusos, recuerdos de una vida que no parecía propia, estaba mareado por efecto de la medicación que le daban.

Tocaron la puerta, el guardia del piso le avisó que tenía una visita.

Se sorprendió porque era martes, sus padres lo visitan los fines de semana y después de lo que hizo, sus amigos dejaron de visitarlo.

Salió con pocas ganas, siguió al guardia por el pasillo, cruzaron la puerta de seguridad y el guardia le advirtió:

  - Vallejos adentro de la sala de visitas va a estar el psicólogo, el médico clínico, dos guardias con precisas instrucciones y dos de nosotros en la puerta. Compórtate.- dijo serio mirándolo con actitud de desaprobación.

  - Pero ¿quién es el visitante? ¿Lo conozco?

  - Ya te vas a enterar.

Abrió la puerta y para su sorpresa, Noah estaba ahí hablando con los doctores, de la emoción que sintió, no se dio cuenta de que apoyado en la pared había alguien más.

  - ¡Noah!!!!! ¡Mi amor!!!!! ¡Viniste!!!!!- dijo estirando sus brazos en la dirección de la joven

  - Hola Lisandro.- dijo ella fría y distante. Por dentro sentía dolor, amó muchísimo a ese hombre.

  - Gracias por visitarme, ¡yo sabía que no me ibas a abandonar! ¡Te amo tanto!

  - No te confundas, no vine por vos, vine por mi. A despedirme...

  - ¿A dónde te vas??? ¿Sin mi??

  - Te deseo lo mejor. Que puedas recuperarte y sanar. Para que dejes éste lugar y puedas hacer tu vida.

  - ¡Pero yo quiero mi vida junto a vos!!!- dijo suplicando y tomó sus manos con fuerza. Los guardias alertas se acercaron y el médico le dijo firme:

  - No podés tocarla. ¡Para atrás!!!

La persona que estaba apoyada en la pared se movió y ahí Lisandro lo miró.

  - ¿Qué hace él acá? ¿Es cierto que te casaste con éste tipo?- dijo fulminado a Félix con la mirada.

  - Él es mi esposo, el amor de mi vida. Me ayudó a salir adelante cuando te creí muerto. Era un dolor agobiante, no lo podía soportar, me ahogaba... Él estuvo a mi lado y de la manera más amorosa y paciente me ayudó, lo amo...

  - ¿Ya te olvidaste de mí? ¿No vas a volver conmigo?

  - No te olvidé, quiero recordarte como el hombre bueno que fuiste conmigo. Ahora estás en una situación difícil, pero igual me quería despedir. No voy a volver . Te deseo lo mejor. Hasta siempre.

Se levantó de su asiento y cuando dio un paso para irse Lisandro se abalanzó sobre ella, la hizo perder el equilibrio y cayó al piso.

Los guardias lo redujeron enseguida, Félix corrió a levantar a Noah y Lisandro gritaba:

  - ¡No la toques!!! ¡Es mía!!!! ¡Nunca va a ser tuya!!! - y sus ojos rodaron hacia arriba y se desvaneció. El médico le inyectó un calmante. Se lo llevaron a la habitación.

  - Doctor, no resultó cómo esperábamos.- dijo Noah con una tristeza visible.

  - No, pero está muy bien y mejorando día a día. Tu presencia lo sacó de su eje. Pero quédense tranquilos, acá estará bien cuidado.

Subieron a su auto y Noah pensó en voz alta:

  - Quizás si hubiese muerto, las cosas serían diferentes...- dijo con la mirada perdida al infinito.

Félix la miró sorprendido, nunca pensó escuchar palabras tan duras de una chica tan dulce.

  - Lo decís porque...- dijo arrastrando sus palabras.

  - Porque no me gusta ser la obsesión de nadie. Mucho menos de alguien que amé y por quién siento rechazo ahora.- respondió con la mirada aún perdida.

Félix no estaba seguro de qué responder, su cerebro estaba procesando esa información.

Ella sacudió su cabeza como despertando de un hechizo, miró a su bello esposo y dijo entusiasmada:

  - ¡Ahora siiiiiiiiiiii!!!!! ¡A vivir nuestra vida libres, enamorados y felices!!!!

Y se retiraron del lugar para nunca volver.

Arena PeligrosaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora