Capítulo 7 Hablemos...

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Después de diez intensos días Noah se había instalado en su nuevo hogar.

Fue difícil, todo el tiempo su mente iba al último momento que vio a Lisandro y la intriga que le provocaba Félix. Sus pensamientos eran un remolino infinito.

Estaba tomando una ducha mientras acomodaba su cabeza y pensó para si misma
[Creo que ya es hora de que vuelvas a verlo. Necesitás saber qué oculta, es demasiado intrigante todo. Su situación y él. Ahora lo podés invitar a tu casa, ¿quién te va a venir a cuestionar...?]

Pensaba eso y una pícara sonrisa se instaló en su rostro. Félix era sensual, su mirada profunda le provocaba cosquillas en el estómago.

Necesitaba saber más, deseaba saber más. Se cambió y salió en dirección a la playa, rogando que estuviera ahí

Caminó hacia las piedras de la escollera y no lo vio. Decidió mirar más adentro y de repente por su espalda una mano tapó su boca y un brazo fuerte rodeó su cuerpo, la empujó hacia atrás, dejándola sin posibilidad de gritar o defenderse.

La persona que la tenía inmovilizada era fuerte y la condujo hacia una cueva interna que formaban las piedras de la escollera, tenía arena por toda su ropa y sus botas. Su captor respiraba agitado y su corazón latía demasiado rápido.

Pasaron unos minutos y él le dijo suave al oído:
- Noah, perdoname, soy Félix, no grites por favor.- ella sintió su cálido aliento en su cuello y se estremeció.

Su voz era grave, profunda y excitante.

En ese instante la soltó, Noah giró rápidamente para mirarlo y notó preocupación en su bello rostro, lo tenía tan cerca que pudo observarlo bien, sus ojos celestes impactantes, su nariz perfecta, labios grandes bien definidos, su rostro enmarcado perfectamente y su cabello claro cayendo por su rostro lo hacían ver muy sexy, se sintió muy atraída hacia él, más de lo que hubiese pensado.

-¿ Félix de quién te escondes? ¿Qué es lo que te pasa?-

- Ya te dije que no te quiero involucrar...-

- Pero quiero ayudarte, ¡déjame ayudarte!!-

- Noah no es fácil, es un malentendido inmenso, no sé cómo salir de éste problema...- dijo el chico agarrando su cabeza y desplomándose en la arena.

- Hace poco me mudé, vivo muy cerca de acá. ¿Vamos a mi casa? Te hago algo caliente para comer y hablamos,¿ querés?- preguntó ella rogando por una respuesta positiva y sin saber que su propuesta iba a ser un gran cambio en su vida.

- Es peligroso que te vean conmigo, no quiero que tengas problemas por mi culpa...- respondió aflijido.

- ¿Querés al menos intentarlo?- le sugirió la chica con un brillo inusual en sus ojos.

- Qué difícil es decirte que no...-

- ¡Dale, vamos!!!- dijo al momento que le ofrecía su mano, él la tomó firmemente, tapó su rostro, miró para todos lados y comenzaron a caminar de la mano, como si fueran novios.

Noah pensó en lo bien que se sentía, extrañaba tanto a su novio.
Él tenía una sensación de seguridad con ella que hacía tiempo no sentía.

Llegaron al departamento, Noah abrió y le dijo:
- Bienvenido a mi casa, ponete cómodo-

Félix miró el lugar, era pequeño pero encantador, todo era nuevo, había muchas decoraciones agradables y velas, emanaba de ellas una suave fragancia a vainilla que le recordaban a su madre, estaban en un segundo piso, la vista hacia el mar era descomunal.

-¡ Qué hermoso lugar! ¿Vivís sola?- preguntó intrigado.

Noah estaba en la cocina y no escuchó bien la pregunta, se asomó y justo en ese momento Félix se sacaba su campera, llevaba puesta una camisa blanca ajustada, unos jeans negros que dejaban ver sus firmes piernas y sacudió su cabeza para acomodar su cabello, ella lo miró con deseo sin recordar lo que le iba a preguntar.

Arena PeligrosaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora