Capítulo 19 Gracias por todo, pero adiós

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- ¿Es cierto que te vas?- preguntó Ainhoa enfadada.

  - Si, ya tomé la decisión. Vivir acá es una tortura para mí. No es nada personal, pero no pertenezco acá. El lugar dónde vivo es muy diferente y extraño mucho.

  - ¿Pero qué va a pasar con nosotros?

  - Yo siempre te dije que amo a otra mujer. Lo que pasó entre nosotros es algo del momento...

  - ¡Para mí no!!!! ¡Yo te amo!!!

  - ¡No digas eso!! No podés amarme, ni me conocés. Tengo novia.

  - Le tuve que contar a mi papá y está muy enojado conmigo.

  - ¿Qué??!? ¿Estás loca?? ¿Por qué hiciste eso?? Si sabías que yo me iba a ir.

  - Pero Lisandro, no pensé que tan pronto. Pero no te dije todo... Estoy embarazada...

Lisandro se levantó de golpe y sacudió arena al hacerlo.

La chica lo había buscado insistentemente hasta que el cedió. Sus instintos masculinos estaban muy sanos y tuvieron muchas noches apasionadas en la arena.

Él seguía pensando en Noah, pero esa atractiva muchacha lo sedujo día a día, hasta que él aceptó y tuvo sexo con ella. Siempre a escondidas, en la arena peligrosa de la noche. Ésto no podía estar pasando, ¿embarazada?

  - ¿Vos estás hablando en serio? Yo no puedo con ésto. Me estaba por ir, ya lo decidí. Me acabas de atar y no quiero estar atado.

  - Está bien, vete. Pero hazlo antes de que lo sepa mi padre. Te mataría.

  - Mi viaje no tiene retorno. Me voy para no volver. Y ahora me tengo que ir sabiendo que dejo una mujer embarazada, un hijo mío...

  - Vete, no te preocupes por mí. Estaré bien, me las arreglaré de todos modos.

  - Me encantás Ainhoa, pasamos momentos muy excitantes juntos, pero ésto me supera. No te das idea lo que me costó convencer a Jano de que me deje ir. Soy como un hijo para él. Voy en búsqueda de mi vida, de lo que me corresponde, incluyendo mis afectos...

  - Soy la peor. No te tendría que haber dicho nada. Por favor, olvídate de mí, vete con tu familia.

  - No puedo irme y olvidarte. Estuve todo este tiempo pensando en ellos y seguramente esté con ellos pensando en vos y éste hijo... Necesito pensar...

Y se fue agarrando su cabeza sin saber qué hacer. Se estaba haciendo de noche y pronto vendrían los hombres que lo iban a acompañar hasta la aldea siguiente.

  - ¡Jano Sin!!!! ¿Dónde estás????

  - Aquí estoy muchacho. ¿Qué necesitas?

  - No sé cómo decirte ésto. Pero tuve sexo con una chiquilla de la aldea y recién fui a despedirla y me dijo que está embarazada de mí. ¿Qué hago? Estoy desesperado...

  - ¿Cómo qué haces??? Tienes la obligación de quedarte, casarte con ella y comenzar tu familia, es ley en nuestra aldea. Las mujeres aquí no tienen autorizado estar con un hombre hasta después del casamiento, ¡lo que hicieron está muy mal!!!

  - Pero Jano Sin, ¡yo no la amo! Tengo novia, la extraño y la necesito. ¡Mi viaje es sin retorno!

  - Si tanto la amas, no hubieses desgraciado a ésta muchacha. Tus acciones tienen consecuencias muchacho. Te tienes que quedar. Voy a dar orden al ejército de que te retengan, porque éste pobre viejo no va a poder hacerlo sólo.

  - ¡No lo hagas!!!! ¡Me vas a condenar a una vida que no deseo!! ¡Que no quiero!!

  - Muchacho, es eso... O la muerte en la hoguera... Tú eliges.

  - ¡Jano Sin!!! ¡Soy yo! ¡Lisandro!! ¡Me curaste y me devolviste la vida para ésto?!

  - Fue tu decisión muchacho y no fue la mejor, asume tus consecuencias, es tu precio a pagar. Una vida de aldeano con ésta mujer y tu hijo o la muerte... ¡Decide ya!!

  - ¡Por favor!! Estoy tan agradecido con vos, pero ahora me estás poniendo en una situación tan difícil, dejame pensar...

Salió de la cabaña con tanta preocupación, era una decisión difícil, no quería estar decidiendo en esa situación. Pensó y pensó cuál era la mejor salida, la menos dolorosa... Para él...

Caminó hacia la playa, juntó algunos cocos pequeños y se adentró en la selva.

La decisión estaba tomada...

Arena PeligrosaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora