Arena Peligrosa

Capítulo 14 ¡Hola extraño!

El calor en la aldea costera era insoportable. Los insectos volaban enloquecidos y el sol era el mayor protagonista de la tarde. En una de las cabañas de la aldea dos jóvenes muchachas hablaban con un raro dialecto

  - ¡Yo apuesto que es hoy!!!

  - ¡Yo que es la semana que viene!!!

  - ¡Jajaja eso dijiste la semana pasada y acá seguís!!!

Reían las dos chicas al momento que la madre de una de ellas entró.

  - ¿Otra vez apostando? Va a pasar cuando tenga que pasar. Tranquilas.

  - Mom es que no es la única apuesta que hicimos, yo creo que tiene ojos verdes y Ainhoa cree que tiene ojos azules.

  - Ayyy chicas, lo importante es que despierte, nada más.- dijo sabiamente la señora, juntó el canasto de ropa para lavar y salió de la cabaña. Se asomó nuevamente y les dijo a las chicas:

  - ¡Vamos! ¡En vez de tanta apuesta, ayúdenme con la ropa!!!!- las chicas obedecieron enseguida.

La aldea era humilde, al estar junto al mar, la fuente principal de alimentos era la pesca y los cultivos que tenían en la selva contigua. Eran pocos habitantes, se conocían todos.

Contaban con un jefe, un sabio hombre de más de setenta años, de nombre Jano, todas las decisiones pasaban por él y dicen las creencias que el hombre tiene dones de sanación. Todos lo respetaban y cuidaban como un tesoro, era muy famoso entre las aldeas vecinas.

Una noche, tres días atrás, mientras hacían la recolección de redes de pesca nocturna, uno de los pescadores gritó que tenía algo grande.

Las pequeñas y rústicas barcas del resto de los pescadores se aproximaron y entre todos lograron traer la pesada red.

Grande fue la sorpresa cuando lo que trajeron no fue un pez grande, sino un joven muchacho moribundo. Entre todos lo alzaron y llevaron lo más rápido posible a la cabaña del sabio Jano.

El anciano lo revisó, pidió que le alcancen ropa seca, cortó su traje de neopren, visualizó una herida profunda en su cabeza y en las costillas del lado izquierdo, un pie estaba muy lastimado y respiraba muy débil y con mucha dificultad.

El hombre, lo secó y fue a buscar entre sus frascos de hierbas unas muy específicas. Las molió en un mortero de piedra, las mezcló con un líquido viscoso marrón y las untó en las heridas del muchacho. No reaccionó.
Tenía mucha fiebre. Lo tapó para protegerlo y cuidó de él muy bien.

A la mañana siguiente, la aparición del apuesto joven era el comentario de la aldea y las aldeas vecinas también. El joven no había reaccionado y Jano seguía a su lado recitando unas palabras extrañas.

Pidió que nadie entre hasta que no vuelva en sí, porque al estar tan débil, cualquier infección lo podía matar. Todos los aldeanos estaban intrigados. Quién sería ese muchacho? Qué le habría pasado? Quién será su familia? Las preguntas eran infinitas.

Pasaron tres días, Jano oraba junto al chico en voz baja y escuchó una voz debil que decía:

  - ¿Dónde estoy? ¿Qué hago en éste lugar?

  - Tranquilo muchacho, oooohhhh aaaahhhh jooojoooohhh neeeeneeee.- decía el anciano.

El joven quiso incorporarse y gritó del dolor punzante que sintió, la herida estaba sanando, pero al hacerlo de manera natural, sin suturas, era muy doloroso.

  - Disculpe señor. ¿Quién es usted? ¿Vio a mis amigos?

  - Muchacho, me alegro tenerte entre nosotros. Te aconsejo no moverte hasta que tus heridas terminen de sanar. Te trajeron casi sin vida hacia mi, es un milagro que hayas despertado. ¿Qué te ocurrió?

  - Usted me curó señor, se lo agradezco mucho. Estoy muy confundido, no recuerdo bien. Sentí un golpe... Algo que me tiró hacia abajo... Lo siguiente es despertar acá. ¿Quién es usted?

  - Me llamo Jano, soy el líder de ésta aldea.

  - ¿En dónde estamos?

  - En México muchacho. ¿Tú de dónde eres?

  - ¿Estoy en México? Soy de Argentina. ¿Mis amigos y mi novia están afuera?

  - Te han encontrado a tí sólo muchacho. Si estabas acompañado, acá no están.

  - Oh, van a pensar que me pasó algo... Mis padres se van a preocupar... Noah debe estar desesperada ...
  - ¿Cómo te llamas?

  - Me llamo Lisandro, me dicen Licha...