Capítulo 4.

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Alessandro






Después de comer Edgar recibió una llamada de Dayana pidiéndole que fuera por ella al centro comercial y no quiero saber que cosas locas ha hecho mi hija ahora con su prima. Desde pequeñas han tenido una rivalidad que me resulta divertida por que quieren verse como las primas perfectas cuando claramente no se soportan.

Decidí volver a mi despacho en donde me perdí entre planos del nuevo proyecto del hotel que vamos a presentar a nuestros nuevos socios, estoy tratando de que esto salga perfecto pues los inversionistas están dispuestos a financiar aún más mi empresa.

Mis ojos arden con cansancio cuando son las seis de la tarde y estoy frente al computador dando órdenes a cada empleado y verificando la lista de productos nuevos que tienen que llegar esta semana. Mi móvil suena en la mesita de noche y contesto sin ver quién llama.

Señor,  Forest — se escucha la voz de Claudia, mi secretaria, del otro lado de la línea — disculpe la molestia pero se ha notado cierto uso excesivo de su tarjeta de crédito y quería asegurarme de que no fuera un error para que el banco la bloquee.

Suspiro frotando mi sienes mientras me pregunto cuanta mierda habrá comprado Leyra ahora.

— Envíame las facturas de todo. — es lo único que comento antes se colgar.

Como era de esperar la información no tarda en llegar a mi computador y comienzo a ver distintas tiendas de calzado hasta un café. Louis Vuitton, Gucci, CHANEL, Dior y Burberry destacan por los precios. ¿Enserio un perfume cuesta tanto? ¿Por qué un vestido tiene que ser tan caro?. Lo peor de todo es que son prendas que solo usará una vez y si no le gustan permanecen en su armario por siempre. En algún momento la voy a dejar que trabaje para que sepa el valor de la cosas y…

No es cierto, es mi única hija y ella si me pide un puto koala solo por capricho se lo daré, trabajo para que ella esté bien y pueda comprar todo lo que le llame la atención, es mi tesoro más preciado y quiero consentirla. No soporto la idea de que crezca y algún día se vaya de la casa, soy un padre celoso por lo que no podría verla casar y tener hijos y una familia. De solo pensarlo me rompe el corazón, mi nenita nunca estará lista para dejar el nido si yo puedo darle lo que pida.
Parece estúpido pensar así por que cuando eres joven lo menos que quieres hacer es tener hijos. Recuerdo que mis pensamientos siempre fueron negativos por lo que no quise tener los propios, no encontraba lógica a pasar toda tu vida trabajando y sacrificándote para obtener una casa y dinero para cuando murieras le dejaras tu esfuerzo a otra persona. Solía ser muy egoísta pero ahora solo quiero que ella esté bien y trabajo cada día por poner el mundo a sus pies y que sea una chica feliz. El sonido de una notificación me indica que llego un nuevo correo y noto que es una nueva factura, Leyra sigue de compras.

Estaba vez es una tienda que no conozco pero los artículos que ha pedido me hacen fruncir el ceño,  mi furia se enciende en un segundo y decido tomar el teléfono para llamar a Claudia.

— ¿Estas segura que mi hija compró esto?. — pregunto cuando escucho que contesta.

Si, señor. La compra fue hecha hace quince minutos.

— Tiene que haber un error.

No lo creo — dice segura y me enfurece más.

Termino la llamada un una extraña sensación en el pecho y no puedo dejar de ver el monitor.

— Puede ser una broma— hablo para mi mismo — a lo mejor es para alguien más, su amiga loca tal vez. Esa chica me preocupa por que creo que tiene problemas mentales.

La lista de productos es tan detallada que me enferma.

Fruit Love — susurro — aceite lubricante.

Vaya mierda, esto no me lo esperaba ni en un millón de años. Leo detenidamente.

Balita neón metalizada: vibrador. Fantásy Pearch: condones de sabor. Dildo cilindro: consolador. Snappy: vibrador con doble estímulo. — paso mi mano por mi cara tratando de no entrar en shock — Wanachi Fairy: estimulador de clítoris. — trago grueso—Cokelife gel 120ml: gel lubricante.
Santa madre

También hay esposas para pies y manos, Mordaza de goma, Plug anal pequeño, Un látigo trenzado, Antifaz, Lazo de bondage.

Hago girar mi silla de modo que mi vista queda fija en el ventanal y solo veo los árboles moverse con la brisa y no se ni que pensar, estoy en blanco. Reinicie mi sistema.

Una cosa es conocer juguetes sexuales y utilizarlos con otras mujeres pero ¡joder! Darte cuenta de que tu hija de dieciocho años utiliza este tipo de cosas te deja impactado, nunca me pregunté si tenía una vida sexual activa por que no es algo que me importe pero como padre imaginar a tu hija con eso sabiendo lo que causa en otras personas es simplemente…

Dios mío, tengo ganas de vomitar. No sé cómo voy a ver a mi hija después de esto, yo la creía mi bebé. Ella no…

Suelto todo el aire de mi pecho sintiendo que me ahoga. Leyra se ve tan inocente y lo que ha comprado…

No, tengo que dejar de pensar en eso. Es joven y puede experimentar su vida sexual cuando quiera, ya tiene edad para hacerlo pero nunca le hemos dado una charla.

Bueno, se ha comprado condones por lo menos.

¡condones de sabor! ¡para practicar sexo oral!

Mi cara arde y puedo asegurar que esta roja mientras mis manos están en puños sobre mi regazo. Imaginar esa santa boca que me da besos en las mejillas en cada momento sobre el pene de un imbécil que no sabe ni lo que hace me hierve la sangre.

Ella ni siquiera tiene novio, ¿Qué pasa si la dejan embarazada? ¿Y si es igual que su padre y no se hace cargo del bebé? Obviamente yo la apoyaría pero no puedo ver a mi hija sufrir por un desgraciado como lo hizo su madre y tampoco puedo obligar a ese tipo a hacerse cargo de la criatura por que entonces viviría infeliz y yo me sentiría mal por que sabría que él no la quiere y mi hija merece un amor bueno y sano, no una mierda masoquista con mordaza y esas cosas.

Se que me veo como un hipócrita por yo utilizarlas pero me niego a que mi hija lo haga. Una cosa es alguien con experiencia en el mundo del BDSM como yo y no unos chicos que no tienen idea ni de lo que quieren. Pueden lastimarla, no van a saber sus limites y mi hija puede resultar herida.

Comienzo a dar vueltas en la silla giratoria de oficina y cierro la laptop con tanta fuerza que creo que la he roto pero es lo que menos me importa.

El miedo, la frustración, la vergüenza y el coraje son pocos del torbellino de sentimientos que se aglomeraron en mi pecho. El estruendo de la puerta al ser abierta estrepitosamente me hace salir de mi ensimismamiento y tengo que respirar profundamente al tenerla frente a mi. No quiero verla a los ojos pero me obligo a hacerlo para que no piense que pasa algo malo, si pasa pero soy incapaz de hablarle de eso.

— Gracias. — su dulce voz suena tan suave que quiero encerrarla en su cuarto para siempre.

Me tiende mi tarjeta y la tomo sin decir una palabra.

— ¿Sigues enojado conmigo?. — pregunta algo asustada y niego.

Di algo rápido, te estas viendo como un estúpido.

— No, es solo estrés del trabajo.

— Me imagino que es difícil.

— No sabes cuanto.

— Le pediré a Agatha que prepare la cena ¿quieres algo en especial?.

No haber visto esa factura de mi hija pienso de inmediato.

— Lo que tu elijas — contesto dándole una suave sonrisa y sus ojos marrones se iluminan.



***


Durante la cena me es imposible no verla y recordar sus mejillas regordetas llenas de melocotón cuando tenía dos años, o como corría a mi alrededor saltando de alegría a los siete cuando le enseñé a andar en bicicleta, cuando tenía ocho años y perdió su diente delantero por un accidente mientras intentábamos pescar y como corría hacia mi por el miedo a la lluvia.

Luego mi cabeza forma una imagen que elimino de inmediato repitiendo una y otra vez que no tengo que meterme en su vida, ya es una adulta y puede hacer lo que quiera. Yo solo soy su mentor, solo tengo que ser una buena figura paterna para ella y me sentiré orgulloso de saber que he formado una buena persona.

La veo marcharse a su habitación y mi mano viaja a mi teléfono marcando un número mientras camino a mi recamara.

— Necesito salir de una duda — me adelanto a decir cuando atiende.

— ¿Qué pasa?.

— ¿Estarías con una sumisa de dieciocho años?.

Edgar suspira y me desespera el segundo de silencio que se forma entre nosotros, es mi hermano mayor y como tal me ha acompañado en muchas locuras, compartimos el mismo gusto a cerca del ser amos en el sexo por lo que hemos tenido varios encuentros juntos y frecuentamos los mismos lugares.

— ¿me estas jodiendo?. — pregunta con fastidio.

— No. — trato de sonar seguro.

Hace cuatro años, en el privado de zafiro.

— Mierda…

Intento rebobinar mis recuerdos y casi suelto un grito ahogado.

Edgar habla de una sesión que tuvimos con una chica en una de las famosas fiestas Diamond Rave en el club. Esa noche ella era un rubí, hermosa morena de piel canela y labios rojos. La hicimos alcanzar su límite y tuvo que utilizar su palabra de seguridad pero ahora entiendo el porqué. Era una chica joven, demasiado para dos de nosotros que rayamos el sadismo en ocasiones.

Incluso tu te has fallado una de dieciocho y déjame decirte que fue glorioso.

— Hijo de perra. — gruño sabiendo que tiene razón.

Solo recordar el sonido de sus gritos hace que la polla se me ponga dura. Finalizo la llamada mientras llego a mi habitación solo para vestirme con unos shorts deportivos y dirigirme al tercer nivel donde se encuentra el gimnasio.

Mientras levanto pesas me debato en lo malnacido que he sido, no por serle infiel a mi mujer pues es algo que me tiene sin cuidado, ella simplemente no cumple con mis deseos pero aun así me agrada tener sexo vainilla con ella. Es solo el hecho de que me he follado chicas muy jóvenes y aunque no puedo negar lo deliciosas que son, pueden ser hijas de alguien que como yo esta atormentando su cabeza pensando en que a su pequeña le están haciendo mil cosas sucias. Parece terrible y no quieres que a alguien que amas lo traten de una forma tan denigrante como esa, puede ser mi nuevo maldito trauma.

Puedo pedirle a Vivian que la enviemos a un convento o algo por el estilo. Creo que merece unas vacaciones en Japón donde pueda liberar las malas vibras. Si la llevo a un psicólogo creo que sería demasiado excesivo pero no estaría mal.

Ella solo necesita…

Ella no necesita nada maldito imbécil.
Intento quemar la mayor cantidad de calorías posibles tratando de cansar mi cerebro a modo que no pueda pensar ni en como me llamo y dejar de idear cosas incoherentes.

Frente a mi hay un enorme espejo que es prácticamente toda la pared y veo mis abdominales marcarse con la fuerza de cada pesa de cinco kilos cada una y mis tendones arden, por el rabillo del ojo noto una sombra parada en la esquina de la puerta semi-abierta pero cuando giro la cabeza en esa dirección no veo a nadie.

— Te has vuelto loco. — me digo a mi mismo — jodidamente loco.

Dejo todo de lado secando mi cara y torso con una pequeña toalla blanca que luego coloco alrededor de mi cuello.

— Ahora veo fantasmas — suspiro recargando mi cuerpo en una de las máquinas caminadoras— concéntrate Forest.

Necesito un baño, tomar pastillas y vodka para drogarme y dormir un poco para aligerar la carga en mis hombros.

Mañana habrás olvidado este pequeño incidente.












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N/A: ¡holi!

Se que hoy no es lunes pero tengo este capitulo para ustedes, me han pedido  actualizar más seguido que una vez a la semana y a mi me gustaría pero me es difícil con el trabajo pero voy a tratar de darles más aunque no prometo hacerlo siempre, tengan paciencia que soy principiante 😔😂

Gracias por leer y si te gusta la historia ayúdame a que crezca recomendando❤

Besos en la frente...

E'R.❄

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