Capítulo 21.

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Leyra…



Un segundo.

Un segundo puede ser solo algo insignificante para las personas pero es un segundo lo que necesito para darme cuenta del desastre que se ha formado en mi vida.

Los labios del desconocido sobre los míos se sienten dañinos, como si no encajaran, cuando su boca me roza siento que es incorrecto y por ello me separo al instante pero creo que ese segundo es un poco tarde cuando…

— Permiso.

Murmura una voz al pasar junto a mi y el olor tan característico de su perfume queda plasmado en el aire. Mis pies se mueven solos y no tengo tiempo para discutir con el chico, solo lo alejo de mi y voy detrás de Alessandro. A grandes zancadas baja las escaleras y yo tengo que procurar no caer al seguirle el paso. Cuando llegamos al recibidor del primer piso yo me encuentro jadeando por falta de aire al llamar su nombre sin obtener respuesta. Mis pies duelen y perlas de sudor se encuentran en mi rostro.

— Papá, por favor. — musito lo más tranquila posible para evitar llamar la atención de las personas que silenciosas trabajan o esperan sentados en sillas junto a la puerta de salida del edificio.

Agradezco cuando el aire suave y fresco golpea mi rostro al pisar la acera. Los transeúntes y autos llenando de caos está enorme ciudad.

— Amor, solo, solo escúchame. — mi voz se quiebra con el sollozo que escapa de mis labios temblorosos.

Mis ojos se llenan de lágrimas cuando mis pies no dan más y me detengo en medio de la acera, mi pecho demasiado acelerado se ahoga con el llanto que me llega de golpe y no me importa que la gente me vea, solo dejo que fluyan libres las gotas saladas de dolor resbalando por mis mejillas.

Con el desespero en cada parte de mi ser camino despacio hasta una banqueta a la orilla de la carretera en donde me siento bajo un encino que me protege de los fuertes rayos de sol.
Esto de las relaciones romántica como que no es lo mío, solo quería darle una explicación y Alessandro no se dignó en prestarme una pizca de atención. Tengo muchísima rabia por que solo se fue sin saber nada asumiendo lo que sea que piense y ese estúpido chico que me besó ¿quien se cree? La gente normal no se besa así de la nada, no es higiénico besar desconocidos y además… ¿Qué significa eso de la chica de sus sueño? Es un idiota que no sirve ni para ligar.

Todo esto me lo estaría ahorrando si fuera monja como quería mi abuela, estoy cansada de todo el drama como si fuera un programa de televisión.

— Sube — su voz suena como hielo cuando su deportivo negro estaciona frente a mi y tengo que parpadear varias veces para comprobar que es él.

— No — mi respuesta es más una queja.

Suelta un suspiro y como el puto cavernícola que es, sale del auto y viene hacia mi tomándome del brazo con una mano mientras la otra toma mis cosas y arrastrándome hasta el asiento del copiloto donde me avienta y luego mi mochila. No hago nada cuando arranca pisando el acelerador con fuerza y mi cara es un desastre de moco y lágrimas.

Creo que evito respirar incluso con la tensión dentro del vehículo y luego de veinte minutos de recorrido en el que solo veo por la ventana por fin suelto del aire que retenía y harta de estar aquí abro la boca para hablar pero…

— Se que no has sido tu — dice Alessandro con arrepentimiento — yo… lo vi todo, te seguí luego de que salieras de mi oficina y vi que ese chico te besó. — Sus manos sujetan con fuerza el volante — Perdóname por ser un imbécil otra vez.

— Ale yo no creo que…

— Tienes razón — me interrumpe — en todo, siento que me aprovecho de ti en cada momento, te estoy haciendo daño y yo en serio lamento que tengas que ver esta página de mi libro.

Sus palabras tienen tanto dolor que no puedo evitar sentirme mal.

>> se que mereces un chico así de joven y que esté a tu nivel, no un viejo como yo que en lugar de ser tu ejemplo a seguir es quien daña tu mente.

— Para ya de decir estupideces — lo corto al ver sus inseguridades y lo comprendo por que me siento exactamente igual en algunas ocasiones, odio sentir que soy muy poca cosa para él — no pongas palabras en mi boca que no existen por que yo no quiero a nadie más que no seas tu. Siempre te he amado tanto como padre y también como hombre — giro mi torso en el asiento para verlo mejor — no tengo otro lugar en el que quisiera estar más que contigo por que eres la mejor persona que he conocido, por ti daría lo que sea.

Sus ojos se desvían a los míos por unos segundos y una fugas sonrisa adorna sus perfectas facciones. Sin darme cuenta estaciona el auto a un lado de la carretera y suelto mi cinturón de seguridad para sin perder tiempo subir a horcajadas sobre él. La posición es un poco incómoda pero no me importa. El gris verdoso de sus iris queman cuando sujeta mi nuca con su mano izquierda mientras la derecha limpia mi boca con fuerza. Repite la acción un par de veces y mis labios arde pero no lo aparto pues esta borrando los besos de ese idiota.

Cuando por fin esta conforme me acerca a sus labios y me devora completa. Cada vez que muerde mis labios me lleva un poco más cerca del infierno y me encanta, me vuelve loca.

— Yo te amo a ti. — las palabras por fin salen de mi boca y es como poder respirar con normalidad.

Y es que si, lo amo, Alessandro Forest siempre ha estado en mi corazón sin importar nada, lo amo tanto que daría lo que sea por él, tanto que no me importa morir si así me lo pide. Un amor enfermo, dañino que raya la locura pero que a la vez te reconforta por que Ale es mi escape y mi refugio, es mi todo y estoy agradecida de poder experimentar cada cosa con él.

>>  te amo — repito entre besos y se estremece como si necesitara escucharlo.

— Eres lo más bello de mi vida, Leyra. — susurra uniendo su frente a la mía.

Luego de un silencio cómodo en el que solo se mezclaban nuestras respiraciones decido hablar:

— ¿he mencionado lo mucho que me gusta verte cabreado?.

Su belleza me abruma, no me canso de pensar que si los ángeles tuvieran alguna representación en humanos, sin duda él sería un demonio.

— Eres muy insolente, nena.

— Si, y muy caliente también. — coqueta respondo y sus manos sujetan con más fuerza el volante.

El trayecto por la autopista sigue cuando vuelvo a mi lugar y cuando comienzo a aburrirme así que  decido jugar un poco con mi suerte y comienzo a acariciar mis piernas lentamente. Mis manos rozan toda mi suave piel hasta llegar al borde de mis bragas y luego vuelven a bajar hasta mis rodillas dándole un ligero vistazo de mi tanga con estampado de flores.

— Lo hagas eso — advierte sin perder la vista en la carretera.

Mis dedos se adentran un poco entre los bordes de mi ropa interior pero su mano abierta impacta en mi pierna haciendo saltar con la picazón tras el golpe pero masajea al instante aliviando un poco. Una mirada de solapo a mi rostro asustado lo hace sonreír y vuelve a azotar mi pierna con fuerza. Entiendo lo que pide por lo que dejo mis manos quietas y reacomodo mi falda.

El motor por fin se apagar y sonrío al ver el purgatorio disfrazado de iglesia.

— Ponte esto, quítate la camisa y baja del auto. — ordena Alessandro ante mi pregunta no formulada.

Con calma tomo la máscara blanca que solo deja al descubierto mis ojos y me la coloco. Luego me despojo de mi chaqueta escolar al igual que mi camisa quedando en un sostén color Perla que por suerte es bonito. No se lo que vamos a hacer pero ya tengo mucha curiosidad y emoción. Al salir del coche subo un poco mi falda y me aseguro que mis medias largas y mis zapatos escolares estén en orden antes de seguirlo dentro. El lugar es como lo recordaba, grandes pinturas y diseños en mármol, las puertas me llaman la atención y me pregunto que más habrá detrás de ellas. Mientras bajamos las escaleras me resuelta incómodo utilizar la máscara y no entiendo el por que de ésta hasta que llegamos a la misma sala azul en la que estuvimos hace unos días pero esta vez el lugar está completamente lleno de gente completamente perdida en pecado, al estar más iluminado puedo ver como todos se dan entretenimiento entre todos y mi boca se seca.

A lo mejor Ale no quiere que sepan quien soy por que este es un sitio de alta alcurnia, tienen que averiguar políticos y empresarios famosos como mi padre que lo conozcan o puedan ser de nuestro círculo social y seria todo un escándalo ver al arquitecto Forest con su hija en este… bar.

— Puedes ir con tus amigos — susurra Ale cuando me pega a su cuerpo cerca de la barra, noto la mirada lujuriosa que me lanza un hombre junto a nosotros pero por alguna razón eso me enciende más. — Pero primero quiero relajarme un rato y olvidar este pésimo día.

Trata de sonar agotado en la forma en la que habla pero solo son pasadas las doce del día, no ha hecho nada. No entiendo como hay tanta gente aquí si es jueves. Con suavidad Alessandro deposita un beso en mis clavícula que me hace estremecer y deja que su nariz recorra todo mi cuello hasta llegar al lóbulo de mi oreja y su respiración acelerada me provoca cerrar las piernas.

>> ven, quiero que veas algo. — tomando mi mano me guía entre la gente hasta adentrarnos en un pasillo oscuro y su cara de alegría enciende una pequeña alarma en mi cabeza.
Aquí también hay puertas cerradas y en algunas puedo escuchar uno que otro grito que me hace saltar y aferrarme con más fuerza a Ale. Mi hombre se detiene frente a una puerta de gruesa madera y sin tocar se adentra llevándome con él pero mi boca cae al suelo al ver el espectáculo frente a mis ojos.

Tengo diecinueve años en dos días pero Alessandro me muestra cosas que nunca dejan de sorprenderme. Alguna vez leí de esto pero no pensé que las personas lo hicieran tan.. real.

Jamás imaginé ver el enorme espacio en el que estamos, con sillones para los  pocos espectadores donde Ale me hace tomar asiento sobre él, los estantes de hierro fundido  con múltiples utensilios de tortura o satisfacción y en el medio del lugar… Dos columnas enormes a las cuales está amarrada una persona completamente desnuda, tiene lo que parecen pinzas de ropa en sus costado y me pregunto cuando dolerá esa posición, con brazos y piernas  extendidos. Las personas guardan silencio y todo parece en calma hasta que el sonido de cuerpo rompe el aire y el chico atado suelta un grito. De entre las sombras veo salir a una mujer, pero no una cualquiera, ella pone a vibrar el salón con cada paso de sus tacones, el aura que desprende es de completo poderío y dominación, nos muestra su esbelto cuerpo y grandes tetas con el pequeño traje de látex que trae y su melena rubia se mueve de un lado a otro con el balancear de sus caderas. En el mundo del BDSM normalmente se juegan dos roles, dominante-sumiso y en la mayoría de los casos la mujer es sumisa de su “amo" pero en casos como este el chico es quien se somete y la mujer tiene el poder y control absoluto sobre su persona.

Me niego a parpadear cuando la mujer de aproximadamente unos cuarenta años de edad deja un suave beso en el pecho del frágil chico que aparenta unos veinte años, sus ojos están vendados y el recordar las sensaciones de cuando estuve en su posición en aquella mesa me hace moverme un poco sobre mi padrastro.

— ¿Sabes por qué es tu lección de hoy?. — pregunta la dominatriz con algo parecido a un látigo en la mano y él asiente.

— Me he portado mal, teacher. — pronuncia con dificultad.

El latigazo que le propina me deja más que anonadada pero me niego a apartar la mirada y menos cuando los minutos avanzan y lo sigue azotando. El calor en mis mejillas y mi zona baja es inmenso cuando La mujer se despoja de su ropa quedando únicamente con ligeros y los tacones, el sumiso es atado a una silla en donde la dominatriz lo masturba mientras le suelta bofetadas e insultos que me ponen muy caliente, cuando escupe su boca inconsistentemente busco la mano de Alessandro y la introduzco entre mis piernas, escucho su risa detrás de mi pero milagrosamente comienza a masturbarme sobre mis húmedas bragas. Su otra mano eleva la máscara hasta dejar ver mi boca y gira mi rostro con mi espalda pegada a su pecho para poder verlo y besarme.

Sus dedos rozando mi clítoris y los gritos del tipo me hacen gemir y Ale me obliga abrir la boca para luego escupirme dentro, el que haga eso me resultaría de lo más repulsivo si no corriera mis bragas y metiera dos dedos en mi de golpe. Trago su saliva y vuelve a besarme sintiendo su dureza bajo mi culo.

Quiero quitarle la ropa y follarlo hay mismo aunque hayan personas alrededor pero él acomoda mi máscara y me hace ver de nuevo la pareja. Mi pecho sube y baja como un torbellino con las lamidas de tetas que el sumiso le proporciona a su ama en tanto Ale solo acelera la invasión de sus dedos en mi interior que no para de contraerse y agradezco al cielo cuando lo escucho susurrar en mi oído.

— Córrete para papá, nenita.

No necesito más que sus ardientes palabras para dejarme ir perdiendo el control de quien soy por complacerlo a él y no podría estar más feliz de eso.




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N/A:  en Panamá oficialmente es 31 de diciembre y se nos acabó el año así que voy a decirles unas palabras por que en la cena de año nuevo no pienso decir nada😂.

Quiero darle las gracias a cada persona que ha llegado hasta aquí en esta historia, gracias por que no pensé terminar el 2021 con dos historias publicadas y aunque parece poco gracias a ello e conocido personas increíbles como las chicas del grupo de WhatsApp que son para mi unas amigas muy íntimas.

Este año fue de muchos retos para mi, fueron momentos lindos y alegres pero también difíciles los que pasé luchando con mi mente por no consumirme pero uno de mis deseos para el próximo año es salud mental y paciencia para aceptar los cambios por que se donde estoy pero no para donde voy.

Gracias por aceptar mi loca mente y apoyarme en estos proyectos, espero que el próximo año pueda organizarme mejor y darle un buen final a esto para avanzar por que Nocivo nos va a inspirar para seguir adelante con la escritura.

Espero que en sus casas todo vaya bien y si no es así, si estas en tu habitación triste y llorando recuerda que detrás de la pantalla yo también puedo ser tu familia, no dudes en escribirme en mis redes♥️.

Besos de la rara...

E'R.❄

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