Capítulo 27.

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Alessandro


— No me gustó. — suspiro mientras hecho un vistazo a Leyra en el asiento del copiloto.

Vamos camino a casa luego de un recorrido a su departamento. Al dejar el hotel quería desaparecer el mal sabor de boca que la carta me había dejado y decidí tomarme un tiempo para visitar el ahora hogar de Leyra pero parece que las renovaciones que mi equipo de trabajo hizo durante un mes no son suficientes para alguien como ella.

— A ti nunca te gusta nada.

— No me malinterpretes — me interrumpe girando su cuerpo para poder verme directamente aunque mis ojos están puestos en la carretera — el lugar es hermoso, como un cuento de hadas que todos desearían pero parece sacado de la portada de una revista, demasiado pulcro y soso para mí, estoy segura que viviría deprimida en un lugar tan… poco colorido.

— Olvídalo, haz lo que quieras con el apartamento, es tuyo así que puedes tirar todo si se te antoja.

— Oye, lo siento.

Comienza a hablar y soltar mil sandeces sobre porque la casa no tiene sus mismas vibras y ni siquiera se lo que eso significa, solo asiento con la cabeza a todo lo que dice para no llevarle la contraria. Suelto un suspiro cuando estaciono el auto en el garaje y Leyra borra todo atisbo de sonrisa de su rostro.

— ¿hasta cuando vamos a fingir esto?. — pregunta y el dolor en sus palabras me estruja el corazón.

— Si quieres estar conmigo vas a tener que fingir siempre, recuerda que antes de ser tu amante soy tu padre. — hablo intentando sonar como alguien convincente porque es lo que se espera de un hombre de treinta y siete años.

— Solo legalmente. — murmura con los dientes apretados y baja del auto sin más dejándome solo para pensar en las probabilidades de como solucionar esto.

No se si estoy preparado para amar de esta manera a mi edad, ella es menor y aunque tengo certeza de sus sentimientos no puedo evitar la sombra que me corroe cada que pienso en que puede alejarse en cualquier momento.
Puede enamorarse de alguien más y que lo nuestro quede con un lapso en el tiempo, tengo miedo aunque suene estúpido, de que alguien como Leyra pueda  suplantarme y reemplazarme en un segundo porque yo no sería capaz odiarla si decidiera hacer su vida diferente.

A pesar de lo mucho que siento por ella me gustaría que me ignorará y decidiera no hablarme más, quiero que me odie y se vaya, que sea feliz lejos del daño que pueda causarle, que su enamoramiento sea fácil y un cuento de hadas, me gustaría que se quede con otra persona y que aunque me duela yo pueda estar mejor con verla feliz pero soy un puto egoísta, no soy capaz de soltarla, no quiero que sea feliz  si no es a mi lado por que soy consiente de que lo nuestro duele pero puedo darle todo lo que alguna vez pueda imaginar y no hablo solo económicamente porque eso vengo haciéndolo desde que nació, me refiero a que no va a encontrar a nadie que pueda amarla tan puramente como lo hago. Es tan íntimo que sobrepasa mi propio razonamiento nublando mi mente a tal punto que todo lo que existe para mí es ella.

Al entrar a mi casa y ver a mi aun esposa sentada en el sofá junto a Leyra tengo que esforzarme en formar una sonrisa y saludar cordialmente antes de subir las escaleras para darme un baño intentando sacar de mi cabeza la imagen de mi hija desnuda, a pesar de todo lo que hemos hecho no puedo quitarme de encima esa espina de pudor con la que nacemos que me recalca lo mal que estamos haciendo y aunque la mayoría de las veces solo ignoro esos pensamientos, después de lo que parecía una amenaza clara, mi mente está un poco perturbada.

Las horas pasan y evito estar cerca de alguna de las mujeres de esta casa pero cuando llega la cena me veo en la obligación de sentarme a la mesa en donde Vivian sonríe a cada cosa que dice Leyra y no paso desapercibidas las caricias furtivas que la madre de mi hija da a mi pierna por debajo de la mesa y que no me emocionan ni un poco como hace años.

— ¿Lo recuerdas, amor?.

— ¿Perdona? — pregunto confuso pues mis pensamientos me han absorbido y no presto atención a la conversación.

— Le estaba contando a Leyra cuando su tío Edgar intentó bailar con una camarera el día de nuestra boda y tu madre casi muere de un infarto por la desfachatez de ese hombre — Vivian suelta una carcajada y asiento observando su rostro que a pesar de los años no muestra signos de vejez — Él siempre ha sido una vergüenza para tu familia, rodeado de escándalos y pagándole mal a su mujer sin ponerse a pensar en Dayana.

<< porque a diferencia de mí,  Edgar no solía esconderse mucho>>

— Es solo alguien complejo — respondo en cambio.

— Es un degenerado, recuerdo que la última vez lo descubrieron con alguien mucho menor que él, podría ser el padre de esa chica y a pesar de eso se revocaba con ella, es asqueroso.

Con su comentario Leyra y yo nos removemos incómodos sintiendo el sabor de la tensión invadir el espacio.
Edgar y Vivian nunca han tenido una buena relación, ella porque piensa que mi hermano es de lo peor y él porque no soporta una mojigata como solía llamarla al comienzo de mi relación con ella.

— No todo el mundo es perfecto — interviene Leyra limpiando su boca con una servilleta — el tío Edgar puede que cometa errores pero es muy buena persona.

— Claro que si hay alguien perfecto — Vivian se levanta de su silla y camina hacia mí para colocarse detrás de mi puesto dando un suave masaje a mis hombros — llevamos más de quince años casados y tu padre nunca me ha sido infiel, es siempre cariñoso y es un hombre excepcional.

No puedo evitar atragantarme con mi propia saliva y comienzo a toser sin control pero lo disimulo rápido tomando un sorbo del vino servido.

— Creo que no merezco tanto crédito como lo dices, tengo muchos fallos también, incluso peores que Edgar o cualquier otro, soy solo un hombre más.— murmuro viendo a Leyra directamente a los ojos.

— Tonterías, eres perfecto para mí, ¿cierto, abejita?. — pregunta a Leyra y ésta finge su mejor sonrisa mientras asiente en respuesta.

— Por supuesto, es perfecto.

— Por eso no puedo dejar de amarte. — luego de esas palabras Vivian gira mi rostro y sin más me besa, no un beso tierno como suele ser cuando estamos frente a la gente, es un beso profundo y bastante pasional que me deja sin respiración cuando se aparta sonriente.

No quiero ver pero mis ojos inconscientemente me guían a mi hija que tiene cara de póker al detallarme y continúa contando sus verdura.

— Tengo que terminar unos trabajos en mi despacho — hablo tranquilamente mientras me levanto dejando mi cena inconclusa.

— Te acompaño — sugiere mi esposa y niego inmediatamente.

— Es algo importante pero que no tomará mucho tiempo, no te preocupes.

Sin esperar alguna palabra más huyo de allí y casi a tropezones subo las escaleras hasta mi lugar que más que trabajo es de descanso. Desesperado por algo de distracción me la paso sumergido entre cuentas y número de un sótano en reparación más de cuarenta minutos hasta que el toque insistente a mi puerta me obliga a alzar la cabeza de mi laptop, no espera una invitación para entrar, ella solo abre la puerta vuelta una furia y su mirada va directo a mí.

— ¿lo disfrutas?.

— Para — le advierto al ver que se aproxima cargada de ira — si tu boca no va a servir para algo coherente te sugiero que la cierres y te largues.

Puedo ver dolor y traición en esos inocentes ojos miel pero es algo a lo que ni siquiera le presto atención. Llega hasta mí y me pongo de pie con un suspiro.

— ¿De eso se trata? — cuestiona cruzando sus brazos sobre su pecho y puedo oír como su voz flaquea con cada palabra llevándome con cada segundo a perder los estribos — por que si pretendes estar con las dos yo no pienso hacer esto, te besó frente a mi y esa…

Cuando veo sus intenciones no puedo mantener más mi compostura y exploto. Tomándola desprevenida sujeto su codo y la guio a la puerta.

— Ni se te ocurra hablar mal de tu madre — la riño intentando abrir pero se zafa de mi agarre con un tirón lo que me hace tomarla del cuello en segundos y estamparla contra la madera oscura que cruje con el golpe seco. — no me gusta alterarme, Leyra — hablo entre dientes con la respiración agitada cerca de su rostro — y estas rebasando mis límites de tolerancia en estos momento.

— ¿Qué es lo que pretendes?.

— No pretendo nada, ¿Qué diablos te pasa?. — la suelto más no me alejo — es de Vivian de quien tienes celos.

— No tengo celos — murmura girando los ojos a cualquier lado menos a mi en un claro gesto de mentira — pero estoy segura que te molestaría si me beso a otro hombre frente a ti.

El solo imaginar tal acto me carcome la mente y sujeto su mandíbula con suficiente fuerza para verla hacer un gesto de dolor. Con mi otra mano acaricio su largo cabello castaño con tanta suavidad que no sabe como reaccionar. Su ingenuidad se me olvida en ocasiones y me gusta sentirla temblar al ver mis labios formar una sonrisa que no resulta nada agradable.

— No me compares, hijita — las últimas palabras cargabas de burla — Vivian es mi esposa desde hace casi veinte años y que ahora esté follando contigo no cambia el hecho de que sea mi esposa y tu madre, ella no sabe nada de las perversidades que tu y yo hacemos a escondidas lastimándola — suelta un sollozo que me hace darle un beso fugaz aunque se reúsa — ¿Qué quieres que haga?, no puedo gritarle “me estoy tirando a tu hija, no puedo besarte” ¿o si?. No serias muy buena hija por robarle el marido a tu madre, Leyra, así que ahorra tus putas quejas que me tienen sin cuidado.

— Tu tampoco eres un santo — gruñe empujando mi pecho pero no logra apartarme — no me hagas ver como la única culpable porque no lo soy, puedo ser una perra despiadada por lastimarla pero no me des todo el crédito en esto que bastante lo has disfrutado.

Suelto una carcajada al escucharla y sin poder detenerme a pensar mi mano impacta su mejilla haciéndola girar. Cuando vuelve su vista hacia mí sus ojos están cargados de lágrimas que en lugar de darme lastima me la ponen dura.

— Niña ingenua, yo nunca dije que quedaba absuelto de pecado. — susurro apretándola a mí en un abrazo del que intenta huir pero no puede, nunca va a poder escapar de mí — de hecho soy el peor, un puto enfermo porque me encanta meterte la polla, me encanta escucharte gritar mi nombre cuando te corres sobre mis dedos y disfruto como nunca estas ocasiones en la que pierdes la razón y tengo que recordarte lo que somos.

Beso su hombro absorbiendo su aroma y ella se vuelve tan frágil en mis brazos que comienza a llorar silenciosamente en el hueco de mi cuello.

— Prometiste no volver a golpearme — su pecho se mueve con cada sollozo y mi sonrisa se amplia el doble al ver sus mejillas rojas, una por mi golpe y otra por el llanto.

<< es tan bonita cuando llora>>

— Te mentí, cariño — murmuro suavemente y vuelvo a acariciar su cabello fantaseando en que posición quedaría perfecto esparcido en mi cama — así como a tu madre al jugarle fidelidad y amor eterno en el altar. Ahora ven y dame un beso.

Aunque un poco reacia obedece y une su boca a la mía en un beso suave y salado por su lágrimas y mocos. Al separarnos la alejo y le abro la puerta para decir…

— Ahora vete y no vuelvas a aparecer frente a mi con un espectáculo similar.

La veo salir limpiando su rostro y ruedo los ojos caminando a la licorería ubicada en una esquina de la habitación y me sirvo un trago de whisky que al tomarlo quema mi garganta.

El pasar del tiempo no lo siento cuando me acabo la botella pero la luna está en su punto más alto cuando salgo del despacho. Al llegar a mi habitación encuentro a mi esposa entre las sabanas profundamente dormida y con torpeza me desvisto para tenderme a su lado. Suelto un bufido porque odio lo lento que me vuelve el alcohol y paso mi mano sobre mi rostro buscando en algún rincón de mi mente alguna idea que me salve el culo pero me resulta imposible por lo que si darme cuenta me quedo dormido.



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N/A:

Como me gusta ese hombre JAJAJAAJA

¿Como les fue en Julio, mis amores?

A mi me fue horrible, me despidieron de dos trabajos y mi vida se fue a la mierda en menos de quince días pero ¡ey! Ya estamos en Agosto. Eso no soluciona nada pero ya que :)

~quiero sus teorías sobre el final del libro, l@s leo.

El libro va casi por treinta capítulos y dije que sería un libro corto pero X, entre más grande mejor 🌚.

Besitos mor.

E'R.❄


NOCIVO +21 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora