Capítulo 19.

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Leyra...






Veo mi reflejo en el espejo por milésima vez sin estar convencida pero el llamado a la puerta por parte de Agatha vuelve a hacerse presente obligándome a tomar el pequeño bolso blanco que está sobre la cama y colgarlo de mi hombro.

Suelto un suspiro pesado cuando decido abrir la puerta y la mujer que ha sido como una madre para mí solo asiente con una sonrisa de aprobación en los labios ante mi imagen, ver su expresión me da el poco valor que necesito para con paso decidido bajar las escaleras haciendo sonar el piso de hormigón con cada paso de mis finos tacones.

Aunque mis manos sudan en el barandal de las escaleras no puedo evitar sentirme con una euforia terrible en el pecho por la curiosidad que me embarga no saber donde piensa llevarme Alessandro. Después de nuestro encuentro en su oficina insistí para obtener un poco de información pero lo único que logré fueron dos azotes en el culo que seguro me dejaran un moretón. Toda la tarde e intentado encontrar un conjunto adecuado, en mi entrenamiento de tenis no lograba concentrarme por los nervios, esta será nuestra primera cita. Bueno, nuestra primera cita como amantes, es un poco extraño sentir nervios por alguien que de pequeña te limpiaba los residuos de comida de la boca o te rescataba cuando tu cabeza se atoraba en los juegos del centro comercial pero aquí estaba yo.

Quiero correr lejos pero a la vez mi estómago se oprime cuando me planto frente a él en el salón.

Sus ojos de un verde grisáceo me escudriñan de pies a cabeza al igual que lo hago yo, un atisbo de sonrisa aparece en sus carnosos labios y quiero lanzarme y besarlo hasta morir de asfixia pero en lugar mantengo una distancia prudente viendo el porte elegante de su traje negro y su corbata azul con algún estampado que no puedo descifrar desde aquí.

- ¿Alguna celebración especial?. - la voz de la empleada nos hace salir de nuestro aturdimiento por el otro.

- No, yo iré a una fiesta y mi padre a una cena de negocios - trato de sonar lo más casual posible para que no note mi mentira pues aunque no parezca malo que un padre y su hija salgan a cenar no quiero que le cuente a mi madre pues ya no es de mi entera confianza.

- Bueno, diviértete mucho mi niña - se acerca y tengo que inclinarme hasta su altura ya que con los zapatos soy un poco más alta. Deposita un beso en mi mejilla y cálida coloca un mechón de mi cabello detrás de mi oreja - espero que te cuides y encuentres muchos chicos esta noche.

Me guiña un ojo al tiempo que papá se acerca soltando un gruñido.

- Nada de chicos, deja de meterle ideas a la cabeza - pide en tono molesto a Agatha quien solo rueda los ojos.

- Algún día se va a casar y se tendrá que ir de casa - vocifera la señora y Alessandro niega.

- Ya me tiene a mi y tiene su casa, no necesita nada más.

- Es tan sobreprotector que...

- Vamos - la interrumpe ofreciéndome su brazo que tomo sin dudar.

Tiene razón. <<No necesito a nadie más si tengo un hombre como él que tiene todo lo que quiero>> coloco una gabardina blanca sobre mis hombros y me preparo para lo que sea que deparará esta noche. Su colonia me embriaga y muerdo mi labio entrando a su coche mientras él hace lo mismo en el asiento del piloto. Sin decir palabra comienza a conducir e intento relajarme viendo los árboles pasar hasta que...

Su mano fría hace contacto con la piel desnuda de mi pierna erizado mis vellos.
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- Te vez hermosa en ese vestido - comenta casual y giro mi rostro para verlo, sigue con la vista fija en la carretera pero su perfil es como un afrodisíaco, no se por que luce tan sexi haciendo algo tan cotidiano.

- Gracias - respondo en un susurro entrecortado al percatarme de su mano haciendo camino bajo la tela de satén.

El vestido que elegí para esta ocasión color rosa pálido, llega hasta la mitad de mis muslos siendo corto pero a la vez recatado pues no tengo idea de a donde nos dirigimos. La suavidad de la tela lo adhiere a mi cuerpo como una segunda piel y el hecho que sea de tiras deja un pequeño escote realzando mis pechos.

- Abre - ordena dando un pequeño azote al interior de mi muslo izquierdo.

Mis piernas actúan por inercia separándose y mi garganta se seca al segundo en que sus dedos rozan mi zona sensible por sobre la tela húmeda de mis bragas. Mi respiración es un desastre, mis manos forman puños a cada lado de mi cuerpo y solo puedo pasar saliva por que no hace nada más, su dedo pulgar da un suave masaje a mi clítoris pero es algo tan escaso que me desespera. Mis caderas se mueven en su dirección anhelando un poco más de esa fricción pero me lo impide retirando su mano volviendo a centrarse en la carretera.

- Que...

- Casi llegamos - interrumpe la protesta que estaba por salir de mis labios y solo entonces me percato que estamos en el centro de la ciudad.

Los Ángeles es un lugar muy activo por lo que hay trafico a toda hora pero en el área en la que nos encontramos es una avenida que desconozco, algo sencillo con las luces de los faroles alumbrando las fachadas de las tiendas de ropa que permanecen cerradas, puedo notar algunos bares abierto y restaurantes de alta alcurnia. Al parecer es un sitio privado porque mi padre baja el vidrio de la ventana cuando llegamos a un puesto de seguridad y le muestra su identificación al tipo que resguarda la entrada. Al permitirnos el acceso el auto sigue su marcha hasta detenerse frente a una edificación antigua.

El frente es similar al de una iglesia católica, de roca sólida dándole un toque antiguo pero bien cuidado, tiene incluso un enorme reloj en lo alto de la estructura y la madera pulida resalta en los pisos.

<< ¿Qué mierda es esto? ¿acaso quiere hacerme un exorcismo?>>

Suspiro cuando abre la puerta del coche para mí y salgo alisando la falda de mis vestido. El suelo de madera crujiendo bajo el peso de nuestros pasos pero antes de llevar a la entrada Alessandro detiene mi andar sujetando mi mano.

- Leyra... - que su voz suene algo nerviosa hace que mis propios nervios se disparen - no se si sea lo correcto que estés en este lugar pero quiero mostrarte una parte de mí. Algo que no conoces de quien soy y te pido que lo veas como a esto - nos señala a él y a mi - que pienses en un hombre cuando sepas todo y no como tu padre.

No se a que quiere llegar con todo esto pero quiero romper la maldita puerta de la curiosidad.

- ¿Es malo?.

- Si, es muy malo para quien no conoce el tema.

- ¿Lo conozco?. - me atrevo a preguntar y se queda un poco pensativo antes de responder.

- Un poco aunque no se si sea lo mismo que veras esta noche - mi silencio lo hace sonreír un poco y se acerca depositando un beso en mi coronilla que acelera mi corazón - no te preocupes que yo me encargaré de que estés bien informada del tema.

De la mano camino detrás de él y lo veo sacar una llave para abrir la puerta. Nos adentramos a una estancia que sin duda no era lo que esperaba. El salón es un espacio enorme pero...

Al girar la cabeza en todas direcciones solo veo retratos de ángeles, puertas cerradas y pinturas tan extraordinarias que juraría que estoy en la Capilla Sixtina.

- Ale, esto es...

No encuentro palabras para describir la magnitud de la elegancia que detona este sitio.

- Que esto no te impresione, bonita - comente a mi lado - aun tienes que ver la mejor parte.

Él me guía hasta una de las puertas y al abrirla un grito resuena en las paredes deteniendo mi paso en seguida. Ale tira de mi introduciéndose en un pasillo completamente oscuro en el que solo nuestras respiraciones son audibles, la mía hecha un desastre esperando otro grito, la de él serena como si estuviera en casa y pudiera respirar tranquilo.

Al no ver nada por poco y caigo de bruces cuando un escalón aparece frente a mis pies, descendemos con cuidado y una luz Led de color azul me deja ver el reducido espacio en el que estamos, es como un túnel bajo tierra en el que tenemos que seguir el sendero azul. Caminamos hasta otra puerta y Alessandro saca otra llave para abrir. Mi cabeza que no deja de dar vueltas pensando y creando escenario se queda en blanco con lo que veo ante mi al abrirme paso en el lugar mostrando...

Mi mandíbula por poco cae al suelo y mi garganta se cierra sin poder emitir palabras. Parpadeo repetidas veces tratando de quitar la imagen de mi mente pero es imposible por que sigue ahí.

Cuando Alessandro decía que no necesitaba ropa para el lugar, lo decía en serio. Me arrastra hasta posarse en el medio de una pista de baile improvisada en la que hay pocas personas y me mantengo estática. El lugar el pequeño y aunque las luces azules no me permiten ver con claridad puedo detallar TODO lo que pasa.

- Y... ¿Qué te parece?. - susurra Alessandro en mi oído y yo ni siquiera puedo verlo por estar enfocada en no perder detalles.

- Es el jodido paraíso - murmuro anonadada. - esto es...

El jadeo profundo a mi lado me hace callar. Es el puto paraíso del morbo, como una película porno en 3D. Cierro los ojos para percibir los besos ardientes que suenan, los gemidos de las personas y otro grito se escucha y ahora se que es de placer.

- Abre los ojos, cariño - su maldita voz solo alimenta el libido del momento - no te pierdas las funciones.

Haciendo caso a sus palabras, con lentitud abro los ojos y sonrío por que el arte de afuera no se compara con esto: cuerpo desnudos, mujeres y hombres ardiendo en un intenso deseo capaz de consumirlo todo a su paso.

NOCIVO +21 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora