Capítulo 30

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El ser humano por naturaleza necesita socializar y estar en entorno con los de su especie. Para algunas personas el conocer nuevas amistades es sencillo, tienen carisma y una amabilidad nata. Para otras, en cambio, es como ir a la guerra sin un arma, se les dificulta el vocabulario, temen no encajar y que puedan juzgar su ser.

Yo estoy en un punto medio. Mis habilidades sociales están muy bien desarrolladas, se bien que decir para encajar en cualquier grupo, sé cómo sentarme, como caminar he incluso he aprendido a como respirar de manera acorde a lo que cada persona necesite para crear una especie de confort de mi imagen. Por el contrario me gusta estar como ahora; sentado en una banca de un parque a las tres de la mañana viendo los pocos autos que circulan y simplemente existir, sin nadie que hable, sin prestar atención a nada y a la vez captando todo mi entorno. Me gusta cerrar mis ojos un instante y decorar mi mente con la escena frente a mi como quien toma una fotografía, se que esté recuerdo lo conservaré mucho tiempo por la suave brisa que eriza mi piel y las ligeras gotas de lluvia que mojan mi abrigo anunciando que debería irme más no hago ningún ápice de moverme cuando el estruendo de un trueno anuncia lo que nadie puede detener, algo tan imposible de parar como la muerte misma.

— Caballero, ¿se encuentra bien? — la voz de un policía a mi izquierda rompe mi momento de existencialismo y me hace  fruncir las cejas — se avecina una fuerte tormenta, debería ir a su casa.

— Estoy bien, oficial — respondo de forma amable — espero a alguien.

— La ciudad puede ser peligrosa a esta hora.

Asiento y alzo la vista tratando de enfocarlo mejor en la oscuridad.

— Es peligrosa a cualquier hora del día, señor. Pero tendré en cuenta su sugerencia, gracias por preocuparse.

Sin más que decir, el oficial se despide con un saludo de manos y lo veo alejarse mientras lucha por cubrir su torso con esa chaqueta pesada como si no estuviera ya bastante mojada, una lucha bastante estúpida y en vano dado que igualmente terminará empapado, a demás, es solo agua.

Cada día me sorprendo más por el poco pensar de las personas, lo mucho que pueden creer de alguien con solo darle un vistazo. El sujeto que me ha aconsejado ir a casa hace unos minutos ni siquiera sabe si tengo un lugar al cual volver, él solo dedujo que era un hombre con un elegante traje y gorro sentado bajo la lluvia esperando que la semana termine pero está tan fuera de lugar que casi logra sacarme una sonrisa.

No cuento los minutos ni las horas que pasó en ese lugar, nunca lo hago, solo me concentro en los espasmos que el frío produce en mi cuerpo pues la temperatura ha bajado drásticamente con la tormenta, no sé el nombre de éste lugar pero me gustaría visitarlo de nuevo, es tranquilo y da un aire melancólico con este clima, lo imagino lleno de nieve y quiero saber si parecerá igual de triste o se convertirá en algo guturalmente oscuro y tétrico.

Nuevamente mi meditación es interrumpida pero está vez por dos autos que se estacionan frente a mí, intento enfocar mis ojos pero es difícil ver con solo la luz de dos pequeñas farolas. Bajan dos personas del primer vehículo y tres del segundo, uno de ellos intenta correr hacia mi pero otro coloca una mano en su pecho deteniendo cualquier movimiento.

— Iré yo— lo escucho decir y camina a paso rápido en mi dirección — ¿tienes idea de las horas que pasamos buscándote?

Está gritando pero el sonido de la lluvia amortigua su voz, está realmente enojado y puedo notar las venas en su cuello al exaltarse.

— No.

— ¿ Al menos sabes qué hora es?.

— No — respondo a su pregunta con tono bastante aburrido pues su arrebato nunca ha causado reacción alguna en mi persona.

— ¿Puedes decirme que día es hoy?
Niego con la cabeza mientras suelto un bostezo.

— ¿Martes? — me encojo de hombros — no tengo idea de que día es hoy, Liam.

— Es viernes, hemos estado buscándote durante tres semanas. — sus manos se forman en puños a sus costados — ¿En qué mierda estabas pensando? Mírate, estás tan… mal.

— Eso no es cierto, sabes que puedo estar bien sin que me vigilen.

— Tienes los labios rotos y morados por el frío, Tus ojos… — desesperado por buscar una palabra comienza a caminar de un lado a otro y luego se coloca de cuclillas frente a mis piernas, su mirada buscando desesperadamente mis ojos pero yo ni siquiera reparo en él — ¿Cuándo fue la última vez que dormiste?

Un suspiro cansado me abandona y maldigo a verme quedado tanto tiempo tan cerca de aquí, estaba tan bien sin tanto drama.

— No recuerdo cuando dormí por última vez, no sé dónde estoy o porque estoy aquí, pero eso a ti no debería importarte. Soy una persona adulta y creo que ya es hora de que todos ustedes respeten mis decisiones, si quiero irme por un año no tienen que poner un puto escuadrón de búsqueda, no soy un bebé que necesite protección.

— No necesitas protección pero si vigilancia, tu madre te espera en casa — Liam olvida toda amabilidad y su cara de soldado aparece nuevamente, endereza su espalda y a veces también olvido lo inestable que puede ser — te llevaremos a casa pero tú decides si quieres por las buenas o por las malas.

— Es tierno que menciones a una madre esperando su dulce retoño como si Jasmine en serio deseara verme.

— No me hagas perder más tiempo, muévete.

Con fastidio me pongo de pie hoy no es un día en el que me apetece discutir así que solo camino junto a él. Saludo a sus compañeros Cuando paso por los otros cuatro y espero a que abran la puerta del coche para subir. No le presto atención a como mi ropa empapa los asientos costosos y la alfombra se embarra de tierra por mis zapatos. El cambio de clima no es algo que me moleste pero mi cuerpo lo agradece haciendo que mi piel se erice, es una sensación mágica, siempre me emociono cuando mi cuerpo responde involuntariamente a los cambios. Me hace creer que la mente no es tan poderosa como todos piensan.
Liam y el otro hombre, cuyo nombre no me he molestado en memorizar a pesar que lleva más de un año con nosotros, suben al auto y Conducen directo al que nunca he sentido como mi hogar. Las puertas grandes de madera perfectamente pulida y esos malditos jardines tan perfectos como sacados de una pintura no son más que basura a la que no dudaría en prender fuego.

Desde mi posición en el asiento trasero puedo ver a la mujer que me dio a luz parada frente a la puerta principal y mi cuerpo olvida repentinamente todos los escalofríos causados por el clima y está vez tiembla por la anticipación. Alguien más sale de la casa en el momento que el auto se estaciona y  ver la cara preocupada de mi hermano casi hace que me arrepienta de todas mis decisiones, pero no lo hago. Por el contrario, espero pacientemente a que abran la puerta del automóvil para, con gracia y sutileza, arreglar mi vestimenta y bajar.

Jasmine corre hacia mí en cuanto me ve y es algo nuevo viniendo de ella que es tan perezosa. Su pálida cara parece desaliñada y sus enormes ojos solo parecen los de una muñeca de porcelana.

— ¡¿Qué diablos pasa contigo?! — grita tan fuerte y tan cerca de mi cara que puedo sentir un par de gotas de saliva en mis mejillas.

— Mamá, cálmate. — dice mi dulce hermano detrás de ella.

Al no ver ninguna reacción de mi parte ella simplemente explota, no por preocupación a lo que pueda pasarme, si no, a lo importante que soy para su mera conveniencia y seguramente a lo que mi padre le haría si algo me llegase a pasar. No está triste por qué me fui de la casa tantos días, ella está furiosa por lo que pasó mientras yo no estaba.

Puedo ver perfectamente su reproche cuando tira de mi brazo llevándome dentro pero no va a conseguir nada de mi parte, no merece nada de mí así que cuando se detiene en el salón y sin razón alguna comienza a abofetearme no la detengo, mi cara arde y más de una lágrima rebelde sale de mis ojos por la fuerza de sus golpes más mis manos están juntas detrás de mi espalda dejándola hacer lo que quiera. Me concentro en ver el suelo y la mente la mantengo aún en ese pequeño banco del parque, me quedo allí rememorando la lluvia y simulo que la humedad de mis ojos cae directo del cielo.

No cuento los golpes, solo suelto un quejido bajo cuando Liam la detiene tal vez al notar que mis piernas están fallando.

Alzo la vista a las personas en la sala y todas guardan silencio, los guardaespaldas a los que contratan tienen prohibido opinar así que no hacen ningún comentario, mi hermano tiene los ojos tristes y evita verme pero no lo culpo, Liam es el único que es capaz de hacerla parar y a veces siento que no lo hace por mi, valora más su paga.

— Buenas noches — es lo único que logró pronunciar y al hacerlo mi voz suena un poco rota.

Paso saliva y noto un poco de sangre en mi boca, camino a paso lento hacia las escaleras que dan al segundo piso directo a mi habitación pero la voz de mi madre me detiene.

— Es la última vez que haces esto, Boira, no pienso perdonar más insolencias.

— Sí, madre.

Me retiro y al llegar a mi cuarto coloco pestillo en la puerta, voy al espejo y al ver mi cara parece que no ha estado tan mal está vez. Me desvisto y me arrojo a la cama con la sensación de mi piel rozando las sábanas y mi rostro inflamandose, cierro los ojos intentando buscar el sueño pero ese cabello llega a mis pensamientos y suspiro dibujando una sonrisa como puedo.

valió la pena” pienso sabiendo lo que se avecina.

Todo este esfuerzo valdrá la pena por ella” .






N/A:

¿Nuevo personaje? ¿O no es tan nuevo? 🤨

¿Que opinan de este capitulo?

¿Cómo van con los preparativos de navidad?

Leo todos sus comentarios, les quiero mucho y gracias por seguir leyendo.❤️

Besos.

E'R❄️




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⏰ Última actualización: Dec 05, 2023 ⏰

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