Capítulo 28.

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Leyra…








— ¿Qué puedo hacer? Es un poco frustrante esta situación. Me canso cada día de tener que decidir entre ustedes o mi carrera, es doloroso para mí ver que creces sin una figura materna a tu lado, ver que tienes más confianza con tu padre al contarle todo y no conmigo que siempre soñé con ser tu mejor amiga. Me siento mal al ver a Alessandro frustrado y no poder ayudarle por estar de viaje todo el tiempo, esto está terminado conmigo y mi dieta.

Mi madre deja de lado su tercera galleta y suelta un sonido de exasperación mientras yo no hago más que observarla detalladamente imaginado que no estoy aquí, mi mente viaja a cuando Ale me llevó al club por primera vez, los colores que me deslumbraron, el como me sentía libre aún estando atada a su merced y en como ahora se ha alejado de mí, ha pasado ya una semana desde aquel encuentro en su despacho del que salí herida no sólo físicamente. Recuerdo haber llorado toda la noche y al despertar tener que cubrir la marca de su golpe le hizo llorar nuevamente, lo peor es que no lucia ni un poco arrepentido cuando me vio en la mesa, solo me saludó como en los viejos tiempos y a estado actuando así desde entonces lo cual me desespera.


Doy un sorbo de mi té antes de fingir una sonrisa y ver a mi progenitora a los ojos para tratar de simular una relación amena de mi parte. Estamos en un pequeño restaurante en el que me ha invitado después de mis clases para, según ella, reforzar nuestra relación. Lleva ya un rato hablando del como puede mejorar la situación actual de nuestra familia pero no creo una palabra de lo que dice. Vivian es una artista y disfruta serlo más que ser una ama de casa. Le gusta tener la atención de la gente y que la reconozcan como cuando entramos y una de las camareras le pidió un autógrafo, ella no dejaría la vida que tiene por nada, ni siquiera por nosotros pues de ser así ya lo habría hecho hace tiempo.

— No pasa nada mamá — respondo solo para darle más importancia a su papel de víctima, se que eso la distrae — nosotros entendemos que tienes cosas que hacer y en serio, no tienes que esforzarte más, tu también eres tan importante como papá para mí y aunque a veces no tienes tiempo para contarte todo trato de ponerte al día para que no te pierdas el chismorreo de una adolescente loca.

La veo sonreír y aunque me repudia tener que verla abrazada a Ale tomados de la mano cuando caminan, no puedo evitar amarla. Es una confusión de sentimientos hacia ella que prefiero ignorar  cada comentario que llega a mi cabeza respecto a eso. No sabía que era tan buena para fingir hasta que tuve que hacerlo en cada aspecto de mi vida y no sabía que mentir sería tan agotador hasta que cada palabra que de mi boca sale es tan falsa como el culo operado de mi profesora de tenis.

La comida en este lugar es un asco por lo que, cuando Vivian comienza su parloteo nuevamente, enciendo mi teléfono que permanecía en mi regazo y por debajo de la mesa envío un mensaje de “llámame, es de vida o muerte” a Mirela mientras asiento distraídamente a lo que mi acompañante comenta.

Una fugaz sonrisa surca mis labios cuando a los pocos minutos mi móvil comienza a sonar como loco y con una disculpa a mi madre contesto.

— Hola, ¿Pasa algo? — pregunto y puedo jurar que Mirela tiene el ceño fruncido por la confusión.

Pero… si has pedido que te llamase ¿Qué sucede? — cuestiona a través de la línea.

— ¿En el hospital? ¿Cómo pudo haber pasado algo así?

Mi madre me detalla con curiosidad al notar mi voz alarmada y mi amiga ríe sonoramente al comprender lo que trato de hacer, es la mejor vía de escape cuando alguna de las dos se encuentra en una situación poco cómoda.

Bueno, entendí la referencia, ¿en qué mierda estas metida ahora?

— Estoy en un almuerzo con mi madre, por favor no llores que no te vas a morir.

Deberías pasar más tiempo con la anciana que en cualquier momento puede morir, no seas tan cruel — su voz completamente burlesca que por poco me hace soltar una risota.

— Dame un poco de tiempo y estoy allí, no te preocupes que ya casi llega tu ángel al rescate — respondo en cambio pasándome la mano por el cabello que cae sobre mi rostro.

Dile que un vibrador se me atoró en el ano y que estoy desmayándome por la intensidad del juguete. — dice y luego se escucha como alguien grita su nombre — me tengo que ir, estamos en la casa de Dowall por si te interesa.

— Te veo en un rato, te quiero. — murmuro antes de terminar la llamada.

La mirada que me lanza Vivian pide explicaciones pero yo solo me disculpo cogiendo mis cosas y levantándome de la mesa.

— Mirela me necesita, lo siento mamá pero podemos seguir otro día.

No espero a que diga algo más, salgo a toda prisa del local y detengo un taxi y abordo el vehículo con algo de dramatismo. Puedo notar la mirada curiosa del conductor pero la ignoro haciéndole saber la dirección, luego de unos minutos en carretera comienzo a inquietarme, es un poco incómodo ir con un desconocido en un espacio tan reducido como un coche así que coloco mi auriculares y llamo nuevamente a Lela.

— De la que me has salvado — suelto tras contestar la video llamada.

Chica tu estas definitivamente loca, deberías revisar tus neuronas porque creo que te están faltando algunas — grita a través de la música y veo a varias personas bailando y caminando detrás de ella.

— La cordura no es algo que me caracteriza, a demás, tu harías lo mismo si tu padre te invitase a salir.

Ni que lo digas — la veo estremecer y no puedo evitar reír, los padres de Mirela son buenas personas pero su hija no, es un poco rebelde y se aleja de ellos porque según sus vibras son distintas. — Dowall está comprando más cervezas, espero que tu hígado esté preparado para lo que está por suceder.

— A como sigamos a este ritmo de beber alcohol, a los sesenta  estaremos acabadas.

No pienso llegar a los sesenta,  verme vieja no es una opción, soy como una estrella de Hollywood, viven al máximo y mueren jóvenes.

ella inconscientemente lleva su mano a su oreja y comienza a tocar su lóbulo  mientras con la otra sostiene el teléfono y la recuerdo en la escuela haciendo el mismo gesto cuando estaba distraída, es tan fascinante como logras conocer a algunas personas incluso más que a ti.

— No morirás joven, tienes que ver como se destruye mi vida y mis nietos me dejan en un asilo primero — la riño. — Eres tan estúpida que dudo puedas desaparecer fácil, además…

Intento decir algo mas pero escucho la voz de un hombre llamándola y en un ligero pestañeo aparece frente a la cámara la imagen de un chico que me resulta extraña. Pasa cerca de mi amiga y aunque no lo identifico tengo el presentimiento de haberlo visto antes.

— Lela… ¿Quién es? — pregunto.

— ¿Quién?.

— El chico, detrás de ti — señalo con mi dedo la pantalla pero lo pierdo entre los presentes.

— ¿Cuál? — inquiere pero el aviso de que llegamos me distrae.

— Olvídalo. Llegué, ven a la puerta principal que no pienso entrar sola a ese lugar.

Resopla pero obedece terminando la llamada. Pago y le agradezco al hombre mientras bajo e inspecciono el lugar. No ha cambiando nada desde la última vez que estuve aquí, excepto la cantidad de personas que no son conscientes del día. La entrada es hermosa como todas las casas de esta urbanización pero no puedo evitar pensar que es bastante aburrido, todas las casas con pasto perfecto y poca decoración  parecen copias miserables de la otra. Como un monopolio de vidas perfectas y sosas.
La perta principal se abre y una Mirela un tanto ebria aparece alzando sus manos en el aire pero el sonido de mi móvil con una llamada entrante de Alessandro hace que todo en mi vibre. Ignorando todo y a todos contesto de inmediato pero me quedo estática cuando su voz no parece para nada agradable o seductora.

— ¿Dónde demonios estás? — va directo al grano.

— En casa de…

Intento explicar me veo interrumpida.

Tienes tres malditos segundos para llegar a casa, y si la idiota de tu amiga está cerca, tráela también, esto no es un puto juego, Leyra.

Con esa orden directa termina y yo siento que el aire abandona mi cuerpo. Mi cabeza comienza a llenarse de mil preguntas y mis manos tiemblan de uro terror e incertidumbre así que cuando Mirela sujeta mi brazo no respondo a su pregunta de si me encuentro bien, solo tiro de ella y con voz temblorosa digo:

— Ocurrió algo, Ale llamó y no tengo un buen presentimiento de esto.
El rostro de mi amiga pasa de alegría a un temple frío en segundos y solo asiente.

Como en cámara lenta los minutos pasan eternos mientras la zozobra mi consume, Lela le pidió a un chico que nos diera un aventón de su auto y en el camino no paraba de temblar e intentar morder mis uñas porque envié mensajes a Ale y no respondió ninguno. Cuando estaciona yo soy la primera que corro dentro de mi casa y agitada subo las escaleras seguida de Mirela hasta llegar al despacho de mi padre, no me molesto en tocar, solo entro y me detengo en seco cuando lo veo allí. Inmaculado junto a Edgar, hay un par de cosas rotas en el piso pero en este momento es lo de menos.

— Cierren la puerta — pide Edgar y ambas damos unos cuantos pasos más dentro mientras Mirela cierra con seguro dejándonos a los en un silencio asfixiante y miradas cruzadas — tomen asiento.

Con temor caminamos hasta el sofá de cuero y nos sentamos obedientes, es tan extraño que no me atrevo a desobedecer.

— Oigan, nosotros no… — Mirela intenta hablar y Alessandro alza la mano acallándola.

— Silencio, ustedes dos van a cerrar sus bocas y escuchar lo que voy a decir porque no pienso repetirlo.

— Papi…

— ¡Calla por una maldita vez, Leyra! — grita y doy un respingo en mi lugar.

— Calma, hermano — lo aconseja, mi tío y coloca su mano sobre el hombro de Alessandro. — explica primero.

— Las que necesitan dar explicaciones son ellas, no pienso tolerar  niñerías como esas.

— Pero… ¿Qué pasa? — Cuestiona mi compañera junto a mi.

— Esto pasa — gruñe Ale y deja caer un sobre de papel sobre mis piernas. — necesito que alguien me diga que tipo de tontería es ésta.

Con una prisa nerviosa abro el sobre y dentro hay varias tiras de papel con frases escritas, al parecer esta hechas en una máquina de escribir antigua porque la tinta se corrió en algunas partes pero… eso no es todo, también hay fotografías instantáneas, hay más de veinte y siento un sudor frío bajar por mi frente al verme a mi en todas. Son fotos con cierta cronología, en algunas luzco vestidos cuando era niña y en otras mi uniforme de tenis, al ir pasando las imágenes se vuelven cada vez más recientes, aparezco en el parque con Mirela o incluso en la biblioteca del colegio con mis amigos, algunas navidades y cumpleaños. Lo que me hace pasar saliva con dificultad es que todas las fotos son tomadas de ángulos en los que puedo ver mi rostro distraído, lo bastante cerca como para notar algunos lunares y lo bastante lejos para que yo no haya notado todo este tiempo que alguien me espiaba, parecen fotos que tomaría algún amigo o incluso la misma Mirela para molestarme. Una de ellas parece tomada desde alguna parte de un motel y puedo ver a mi mejor amiga y a mi tío desnudos en una posición que no querría haber visto nunca pero la última foto me hace querer vomitar.

— Eres… — intento razonar pero no encuentro palabras — Somos…

— La puta que me parió — murmura Mirela.

Y justo lo que diría yo si no estuviera tan choqueada. En la fotografía Salimos Alessandro y yo tomados de la mano, en aquel maldito paseo que me pareció lo más romántico y sencillo de mi vida. Lo peor de todo es que no estaría mal ver a un padre y una hija caminando por las calles de Los Ángeles comprando cosas, lo mal está en que la foto fue tomada en el momento exacto en el que estábamos besándonos y para eso no hay explicación o excusa válida. Los detalles son tan claros que no podría negarme o decir que es un montaje.

— Estamos jodidos. — susurro alzando la vista hacia los hombres que nos observan a espera de alguna palabra que diga que esto es una broma de mal gusto, pero no lo es y todos aquí lo sabemos.

— Estamos jodidos — responden todos a unísono.











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N/A.

¿Me recuerdan?

Volví después de mucho tiempo, estoy en un bloqueo de lector, de escritor, de vida en general y es un poco difícil intentar sacar ideas así, gracias por la paciencia.

En pocos días es mi cumpleaños así que espero seguir escribiendo y subirles un capítulo como mi regalo para ustedes, son más de 23K en ésta historia y no pensé que llegara a tanta gente a pesar de la poca actualización.

Bueno, espero sus teorías en los comentarios.

Besos de...

E'R.❄

NOCIVO +21 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora