Capítulo 23.

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Leyra…


— No lo vuelvo a hacer — se queja Mirela tomando asiento a mi lado en la mesa frente a la piscina.

Baje para tomar mi desayuno y me di cuenta que son pasadas las tres de la tarde, ayer fue bastante… divertido, por no decir descontrolado. No tengo idea de como llegué a mi cama en el hotel, Mirela amaneció junto a mi a esta hora  pero tampoco es consiente de nada.

Después de llegar al hotel el día anterior dejamos nuestras cosas en las respectivas habitaciones y nos preparamos para la “sorpresa” que Dowall tenía. Con ropa bastante sencilla salimos rumbo a una discoteca en la cual ya había una mesa a mi nombre.

Dowall invitó un par de amigos y a sus primos pero Mirela y yo no teníamos a nadie más por lo que nos dedicamos a embriagarnos y bailar casi toda la noche. La música era electrizante y me deje llevar tratando de eliminar de mi cerebro cualquier problema que rodeará mi vida, en ese punto solo era yo y la alocada gente gritando a mi alrededor.

— ¿Cómo llegamos hasta aquí?.

El hotel estaba a cuatro calles de la discoteca y la última vez que recuerdo haber visto la hora eran pasadas las dos de la mañana.

— Uno de los amigos de Dowall nos dio un aventón, estabas tan borracha que vomitaste su carro y tuve que tirar de ti para llegar a la cama. — comenta divertida y me avergüenza.

— Mis actos de la noche anterior no me definen como persona — intento defenderme — y tu no eras la más consiente que digamos, te has besado a Tobías y casi lloras por que querías a Tadeo.

Nos pasamos un buen rato burlándonos de las cosas que hicimos y creo que eso es lo mejor de salir de fiesta, poder contar las hazañas que el alcohol nos permite hacer.

Nuestro amigo aparece una hora después y cuando son las cinco de la tarde ya estamos camino a casa.

Ninguno se atreve a hablar, somos como cinco sacos de papas en un vehículo. Los gemelos, uno a cada lado de mi en el asiento trasero roncan mientras Mirela maldice al sol por lastimar sus ojos en el puesto de copiloto, Dowall como conductor intenta no matar a nadie y yo solo ruego por tomar abundante agua y dos pastillas.


***


Cuando me despido de todos en la entrada de mi casa suelto un largo suspiro y la pequeña maleta con mis pertenencias la arrastro hasta la puerta. Al abrir en el recibidor veo mi reflejo y mi camisa de tiras, shorts cortos y sandalias reflejan mi ánimo por los suelos, el cabello va atado en lo alto de mi cabeza en un moño desordenado y un par de lentes oscuros rodean mis ojos cansados. Odio la resaca, es como el demonio que aspira tu alma después de la fiesta y te hace preguntarte ¿por qué lo hice? Y jurar no volver a repetirlo.

Como era de esperar a esta hora, Agatha se encuentra preparando la cena y mis labios forman una gran sonrisa al ver a Alessandro sentado a la mesa. Por instinto corro hacia él dejando de lado mis cosas que caen al piso y él  se levanta para recibir mi abrazo efusivo. Solo paso un día pero siento como si no lo hubiera visto en años, salir con mis amigos puede ser divertido pero no se compara al estar cerca de Ale, si estamos juntos siento que no necesito nada más en la vida.

— Hueles a alcohol barato y calle. — murmura sobre mi cabeza y mi corazón da un vuelco son lo profundo de su voz.

— Tu hueles a hogar y pino.

Al separarnos voy hacia mi nana para darle un beso y mi estómago agradece cuando me dice que preparará una sopa para mi. Luego de acomodar todo en mi recamara bajo a comer pero al llegar al último escalón escucho las voces amortiguadas de personas, más personas de las que estaban en casa. Reconozco ese tono suave y tranquilo que solía cantarme por las noches cuando era niña y un fuerte sentimiento se instala en mí.

— Hola abejita. — musita cuando mis pasos me guían hasta ella y mis ojos arden al ver a mi madre aquí.

— No lo olvidaste.

el temblor es notorio en mi voz con el nudo de mi garganta y es ella quien se acerca y me abraza.

— No me lo perdería por nada.

Cuando besa mi mejilla siento que todo en mi vida está bien, sea como sea Vivian va estar en mi corazón siempre y me voy a alegrar de verla aunque sienta que a veces ella no lo quiera. Me alegra que esté aquí conmigo para mí cumpleaños pues no ha estado en muchos. Solo agradezco al cielo por tener mi familia aquí.

NOCIVO +21 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora