Capítulo LXI

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-Gracias por hamburguesa- sonrió mientras caminaba junto a su padre
-No hay porqué
-¿Puedo hacerte una pregunta?, bueno otra- se detuvo, mirando por un momento hacia los edificios adornados con las luces que se filtraban por las ventanas, a algunos metros de donde estaban había un callejón y no quería detenerse allí
-Por supuesto, puedes preguntar lo que quieras
-¿Te pareció raro que pidiera la cajita feliz?

Sin duda esa no era la pregunta que el hombre esperaba, pero aquella duda inocente le arrebató una risita, ahora ante sus ojos no había una adolescente de dieciséis años, sino más bien una niña de diez. La imaginaba de coletas y mejillas regordetas, tal y como en las fotos que ella le había enseñado.

-No te rías, es serio- se sonrojo, aún de noche y con la poca iluminación de donde estaban podía notarse aquel rubor de su rostro avergonzado
-Sunny no es raro, me encantó que pidieras una porque así puedo recordar la primera cajita feliz que le compre a mi hija- abrazó a la joven castaña, y ésta reaccionó igual- además el juguete estaba bonito, ¿lo guardaste?
-Sip. Lo tengo en el bolsillo pequeño de mi mochila, así no se aplasta- abrazada de su padre comenzó a caminar, con él a su lado no tenía miedo de que algún loco saliera del callejón, porque estaba segura de que él la protegería- Espera- frenó en seco
-¿Qué?

Summer rompió el abrazo y se fue acercando al callejón.

-Sum...Summer ¿qué haces?. Cariño vuelve acá, puede ser peligroso
-Shh, lo vas a espantar- se arrodilló y esculcó entre los botes de basura
-¿Espantar a quien?- miraba sin comprender
-A este amiguito- se volteó con una mancha peluda de color negro, maullante y temblorosa- parece que está solo
-No creo que debas alzarlo, puede estar enfermo
-Y está solo, es muy pequeño para sobrevivir así. No lo voy a dejar aquí- replicó
-Y qué ¿lo llevarás a casa?
-No es mala idea- acercó al gatito acariciando su cabecita, y ronrroneando se acurrucó más en los cálidos brazos de la castaña- compraré atún y lo alimentaré, al llegar lo escondo en mi mochila hasta llegar al ascensor y una vez en casa nadie sabrá que tengo un gatito
-Summer estos animalitos hay que cuidarlos, alimentarlos seguido. Y hacen popo
-Lo sé, tuve mascotas antes de conocer a este minino
-¿Y que les pasó?- inquirió mientras retomaban el camino a casa
-No recuerdo, creo que escaparon pero este pequeño no escapará

Caminaba con cuidado mirando hacia abajo para evitar cualquier piedra o agujero que la hiciera tropezar, no quería que el gatito que parecía dormir se lastimara, mientras su padre le aconsejaba que buscara a los dueños del gato antes de encariñarse, claro que no tenía dueño, era obvio. Era muy pequeño y se notaba que había estado solo mucho tiempo. Su padre trataba de convencerla en dejar al gatito en un veterinario, para que no tuviera problemas en el edificio.

A pocos metros de llegar al edificio Summer se detuvo y escondió al gatito en su mochila, se despidió de su padre y siguió caminando hasta atravesar las puertas del edificio, posteriormente al ascensor y finalmente a su casa, estando en su habitación sacó al gatito de su mochila y lo dejó caminar, le tomó una foto y se la mando a su padre con este mensaje: "Se está adaptando a su nuevo hogar ", preparó un platito con atún y calentó una taza de leche en el microondas, dejándola tibia; mientras el gatito comía, Summer se dio a la tarea de hacerle una cama improvisada, su teléfono comenzó a sonar, tenía una llamada entrante y un mensaje, contestó a la llamada porque era su padre.

-¿Llegaste bien a casa?- preguntó sin desviar la mirada del gatito
-Si cariño, gracias. ¿Como está tu nuevo huésped?
-Comiendo, ya le armé una cama con unas cobijas y una almohada pequeña
-¿Querida estas segura que tu madre aceptará que lo conserves?
-Yo- ¿como podía no aceptarlo, si ya no estaba con vida?, recordó que no le había contado que su madre había muerto. Y es que en todo ese tiempo Caleb solo se había enfocado en conocer la, en conocer sus gustos y saber de su vida. Tal vez era tiempo de hablar de su madre-... no creo que le moleste- o tal vez no
-Bien cariño descansa, mañana tienes una prueba y las vas a aprobar
-Estudiamos mucho, yo creo que sí. Gracias por ayudarme por cierto
-No hay porque

Huyendole Al Amor Donde viven las historias. Descúbrelo ahora