Huyendole Al Amor

Capítulo LXII

Apenas llegó dejó el bolso en el suelo, las luces estaban apagadas y la hora lo ameritaba, eran casi la una de la madrugada; caminó hasta la habitación de su sobrina, allí estaba, dormía abrazada a su almohada, aún con ropa de la escuela. Volvió sus pasos para entrar a la cocina y tomar una copa de vidrio y la botella de vino que había guardado en la alacena, mientras se llenaba la bañera guardó sus cosas, se sentía cansada, pero no como para dormir. Miro una vez más el mensaje de Brian y se planteó nuevamente si en verdad estaba enamorada de él, si no se estaba equivocando otra vez. Se quitó la ropa y se sumergió en el aguas caliente, con la copa casi llena en la mano pensaba en lo increíble que Brian había sido con ella, en lo mucho que la había apoyado y como la había protegido, era un hombre maravilloso pero no estaba del todo segura que lo que sentía fuera amor. Recordó la noche que le había "propuesto" matrimonio, aquel día en el hospital cuando aceptó ser su prometida.

La copa se quedó vacía y volvió a llenarla teniendo la sombra de los besos de Elliot, se sentía la peor persona del mundo, jamás había hecho algo así y no entendía por que no podía marcar el límite definitivo, por qué siempre fijaba la línea más allá luego de haber cruzado la que ya había marcado. Tenía que poner en orden sus ideas, no podía vivir casada con Brian si no sentía el mismo amor que él por ella; tomó su teléfono y lo encendió, eran las tres y media de la mañana, Brian estaba de encubierto y sería mejor no molestarlo. Bebió nuevamente pensando en su compañero, en que habría pasado con June, estaban juntos obviamente. Quizá, solo quizá, ese era el rumbo correcto, ella con Brian y Elliot con June. Mientras frotaba su cuerpo con la esponja, su mente le lanzaba pantallazos de los besos, los roces del tacto de su compañero, esa sensación de calma y tempestad que surgían cuando estaban muy cerca, el beso bajo el muérdago, el casi beso en el ascensor, su piel de erizó con su recuerdo. Brian. La culpa azotaba su cabeza recordándole el nombre del hombre que había sido su compañero, amante y fiel amigo durante años, aquél que la había apoyado en los peores momentos, aquél que no la dejó morir.

Salió de la tina y se envolvió en su bata, ya era muy tarde, debía dormir aunque tendría la mañana libre debía descansar y al despertar todo continuaría, el mundo no se detenía para darle tregua a sus sentimientos confundidos, la Luna seguía siendo Luna, el río seguía siendo río, las montañas no se caerían solo para darle algo más en que desviar su atención.

***

Luego de dejar a sus gemelos en la escuela ingresó al edificio y posteriormente al elevador, mientras pensaba en June, pero no lamentaba lo que había pasado; a decir verdad, se sentía mucho mejor al haber terminado con esa "relación" o lo que sea que hubiera sido. Las puertas se abrieron y él rompió sus pensamientos y salió de allí, por primera vez en meses se sentía tranquilo y feliz, miro su reloj y aún era muy temprano, Cragen no estaba, pero Fin si. Y tal parecía que Olivia también, podía reconocer ese bolso en cualquier lugar que lo viera, pero no había ni luces de ella.

-Fin, ¿y Liv?- preguntó
-Apenas llegó recibió una llamada, parece que algo anda mal
-¿Qué escuchaste?- la intriga le hacia cosquillas a su mente
-No mucho, lo más relevante es que estaba furiosa
-¿Pero a dónde fue?
-Tal vez a las cunas o a la azotea, no lo sé. No la molestes
-No lo haré.

Mintió, no entendía porque sentía unas inmensas de ir a buscarla y eso mismo iba a hacer. Abrió la puerta de las cunas y no necesito seguir buscando, ahí estaba ella. Sentada en la cama que estaba apegada a la pared con la espalda apoyada a ésta, y con los ojos cerrados, su primer pensamiento fue encontrarla furiosa, peleando por teléfono o algo así. Pero, parecía que lo peor había pasado.

-¿Estas bien?- que pregunta tan torpe, pensó. Era evidente que no
-¿Me ves bien?- respondió sin abrir los ojos
-Por lo que veo, no
-Brillante observación detective- en su ironía, Liv esperaba que él entendiera que necesitaba estar sola, pero tal parecía que lo había invitado a quedarse puesto que se sentó junto a ella- Elliot...
-No te diré nada
-Lo estas haciendo
-Claro que no
-Si lo haces
-No es cierto