Huyendole Al Amor

Capítulo XVI

Luego de una larga noche de dulces y películas, el día se había hecho presente, ambas se quedaron dormidas en la sala que se había convertido en un campo de batalla, cojines por aquí, sabanas por allá, muebles en un rincón, todo era un completo caos.

Summer estiró su brazo y palpando todo a su alrededor buscó su celular que oía vibrar por ahí, cuando por fín lo encontró lo acercó de apenas a su rostro y abrió un ojo para ver la hora.

-Carajo- se levantó de golpe y se golpeó la cabeza con una de las esquinas de la mesa- mierda, mierda, mierda
-Ese vocabulario Sunny- se levantó con cuidado y vió el desastre que había- estaré todo el fin se semana arreglando este desastre
-Estaremos- corrigió desde su habitación
-¿Estás lista?- la vió salir con la mochila ya en la espalda
-Si, espera ¿no irás al trabajo?- la vió todavía desarreglada, solo se había cambiado la camiseta
-Hoy no cariño, arreglaré un poco este lugar y...
-Oh no, claro que no. No lo harás sin mi- se acercó a ella y puso su mano en el brazo de su tía
-Te quiero mucho mi niña- la abrazó fuerte, cerró los ojos para no llorar pero algunas lágrimas salieron simplemente- te llevaré a la escuela y prepararé la cena, como bienvenida
-Suena grandioso

Ambas salieron juntas y tal como planearon, Olivia dejó a Summer en la escuela y pidió un descanso en el trabajo, recogió un poco el desastre que había terminado siendo la sala para luego recostarse en el sofá, pero el descanso no le duró mucho porque  el timbre se hizo oir. A regañadientes se levantó y fue directo a la puerta, la cual abrió desanimada.

-Elliot... ¿Qué haces aquí?
-El capitán dijo que te tomaste el día por motivos de salud- la miro de pies a cabeza, usaba una camiseta negra un poco grande y unos pantalones ajustados en color gris- yo te veo bien
-Si... yo... este lugar...- había arreglado y recogido algunas cosas pero aún faltaba mucho para terminar
-¿Me dejas pasar?
-Claro, claro- se movió de la puerta para dejarlo pasar- lo siento
-No hay problema- ambos pasaron a la sala y Elliot se detuvo en seco, en serio ese lugar era un caos- vaya... ¿un huracán pasó por aquí?
-Algo así
-Ahora entiendo lo de "motivos de salud", Summer... ¡estas bajo los muebles!- miro hacia todos lados sonriendo
-Muy gracioso
-Te ayudaré
-¿No debes estar en la unidad?
-Cragen nos dió la tarde libre y terminé antes. Y en serio necesitas ayuda- miro todo a su alrededor, era caótico

Con una sonrisa como respuesta ambos fueron limpiando de a poco, movieron muebles y cambiaron el lugar de algunas cosas, un cambio era buena idea; después de todo servía para distraer su mente de su reciente rompimiento.

Historia, generalmente la clase favorita de Summer, pero la atención que prestaba a la explicación de la maestra es mínima por no decir nula, aún tenía sueño y podía sentir la pizza con gomitas en su boca, era una mezcla extraña pero fascinante.

-No te duermas ya casi termina- susurró la rubia junto a ella
-Eso intento- trato de callar un bostezo pero le fue imposible que este no llegara a oídos de la maestra
-Señorita Bailey puede seguir con lo que estaba hablando

Todos voltearon a verla, otra vez los susurros y cuchicheos se hicieron presente, ¿es que no tenían nada más que hacer?

-No quise interrumpir
-Bueno tal vez pueda continuar con la clase- extendió el gis hacia ella y en el aula se escucho un aullido proveniente de todos los alumnos.

Antes que Summer se levantara la campana del almuerzo resonó, entonces a nadie le importo la llamada de atención de la maestra hacia la chica del fondo, todos salieron con el mismo alboroto de siempre, al final Summer y Kathleen caminaban a la espera de que la maestra no diera más castigo a las horas que le quedaban.

-Salvada por la campana- dijo la maestra sentándose en su silla tras el escritorio
-Siento interrumpir la clase maestra Hope, en serio
-Lo sé, eres la mejor de esta clase así que trata de descansar para la siguiente- le dio un pequeño guiño y cubrió su rostro con el libro de texto que tenía sobre su escritorio. Ambas jóvenes salieron casi corriendo para evitar que la maestra cambiara de opinión.