uno♡

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Narrador Omnisciente.

Era un nuevo día y el sol resplandecía por la mañana, indicando a ______(Tn) que ya era hora de levantarse. La joven, algo molesta por tener que abandonar su cómoda cama, se levantó. Tomó una ducha, se vistió y se maquilló. Mientras cepillaba su lacio y suave cabello, se miró al espejo; la falda gris acentuaba sus caderas, mientras que la blusa blanca destacaba su cintura. Colocó su corbata, pero la dejó suelta, al igual que los dos últimos botones de su blusa.

Tomó su mochila y se dirigió a la escuela. El trayecto de su casa al colegio no era largo, así que tras caminar unos quince minutos, llegó al establecimiento. Al llegar, notó ciertas miradas posadas sobre ella. Aunque a la joven le extrañaba, la verdad es que era bellísima. Con su cabello largo y castaño, baja estatura, ojos delicados de color miel y un cuerpo de ensueño, no pasaba desapercibida.

Entró al colegio y buscó su salón. Cuando lo encontró, notó un asiento al fondo junto a la ventana que en ese momento estaba desocupado. Se abrió paso entre sus compañeros y tomó asiento. Dos chicas se sentaron junto a ella, una adelante y otra al lado.

—¡Hola! —saludaron las dos chicas al mismo tiempo.

______(Tn) dejó de mirar por la ventana para dirigirse a ellas y sonrió:

—Hola.

—Me llamo Emma —sonrió la rubia— y ella —dijo apuntando a su amiga de cabellos naranjas— es Hinata.

—Pero dime Hina —sonrió.

______(Tn) les dedicó una sonrisa.

—Soy ______(Tn)... Y como pueden ver, soy nueva.

—No te preocupes, puedes estar con nosotras para que te sientas más cómoda —le dijo Emma, sonriendo.

—Muchas gracias, qué lindas son —respondió ______(Tn), sonriendo también.

El profesor llegó y las tres debieron prestar atención.

—Se me informó que tenemos una estudiante nueva... —dijo el profesor mirando entre los alumnos, hasta que notó la cara desconocida—. Señorita, levántese por favor.

______(Tn) se levantó y con una leve pero bella sonrisa comenzó a presentarse.

—¡Hola! Soy ______(Tn), fui trasladada por intercambio y...

—¡Cosita rica! —gritó uno de los estudiantes.

—¡Sé mi novia preciosa! —exclamó otro— ¿O acaso le tienes miedo al éxito?

—Lindo uniforme, ricura —dijo otro.

—¡Cerdos asquerosos! —exclamó Emma enojada— ¡No sean imbéciles!

—¡Así es! —se sumó Hina furiosa— ¡Déjenla terminar de hablar!

Silencio total. Realmente, esas dos chicas le agradaron mucho a ______(Tn); tenían personalidades parecidas. Aunque recién las conociera, ella esperaba que en el futuro se volvieran buenas amigas.

Con un rostro de "¿qué está pasando?", continuó hablando:

—Bueno, luego de tan cavernícola interrupción, prosigo; espero hacer buenos amigos y llevarme una linda experiencia de Japón.

—Ok, señorita, muchas gracias y tome asiento —dijo el profesor.

La castaña asintió e hizo lo indicado. La clase transcurrió de forma normal, aunque nuestra chica se distrajo una que otra vez mirando el sol por la ventana. Ya sea en Japón o en su país, las matemáticas le resultaban lo más aburrido del mundo.

Al finalizar la clase, las tres amigas salieron a recorrer el colegio para enseñárselo a la nueva estudiante. Le mostraron los baños, el comedor, los laboratorios, el gimnasio, los vestuarios, la cancha y los diversos salones del establecimiento. Después de eso, se compraron un café y se sentaron a comer en unas mesas.

Las tres muchachas hablaban efusivamente, descubriendo cosas en común: personalidades fuertes, pasatiempos, simpatías, y gustos por diversas comidas y postres.

—Y _____(Tn), ¿tienes algún novio que te espere en tu país? —preguntó Emma con una sonrisa pícara.

—No —contestó, bebiendo un sorbo de su café— mi último novio era un idiota que gozaba ser el centro del universo, así que lo terminé.

—¿Te engañó? —preguntó horrorizada Hina.

—Sí —respondió tranquila— pero me da igual, ya ha pasado un par de años. Pasado pisado —sonrió.

—¡Bien dicho! —exclamó Hina con una sonrisa— ¡Mejor sola que mal acompañada!

La castaña y la rubia rieron ante el comentario de la pelirroja. ¡Qué bonito es cuando sientes que encajas en un lugar!

—¿Y ustedes, tienen novio? —preguntó curiosa ______(Tn).

Las dos asintieron.

—¿Y cómo son? —preguntó ______(Tn).

—Pues... Takemichi es algo extraño —rió levemente Hina— a veces es muy maduro y otras veces no tanto... También es bastante sentimental, jaja...

—Ya veo... —rió levemente ______(Tn).

—Bueno... Draken es algo introvertido según yo. Algunas veces intento ponerlo celoso, pero no funciona; es bastante serio en el día a día —habló Emma con una mano en la barbilla— pero sé que su amor por mí es genuino y verdadero —sonrió.

—Olvidaste decirle que parece un poste de luz —rió Hina.

______(Tn) frunció el ceño ante aquel comentario y la risa de su amiga.

—Es que Draken es bastante alto... —rió Emma.

La castaña se sumó a las risas. Las tres tenían una estatura parecida, así que imaginar a la rubia con un muchacho tan alto resultaba gracioso.

—Ya, si tampoco es taaaan alto —dijo Emma aguantando la risa.

—Bueno, bueno, pero hay una clara diferencia de estatura... ¿En eso estamos de acuerdo, golosa? —preguntó Hina moviendo sus cejas.

La rubia se puso roja como un tomate, causando más carcajadas entre sus amigas. Entre tantas risas, sonó la campana, indicando que debían entrar a clases.

El trío se dirigió a su salón, prosiguiendo con las clases y el resto del día. Al terminar la jornada escolar, las amigas le ofrecieron a ______(Tn) ir a tomar un helado. Sin embargo, la chica rechazó la oferta ya que quería buscar unos libros en la biblioteca, pero quedaron de acuerdo en ir juntas al colegio por la mañana.

Después de despedirse, ______(Tn) se dirigió a la biblioteca. Tras leer algunos libros para reforzar lo aprendido, decidió que ya era tiempo de irse a casa. Tomó su mochila y salió de la biblioteca. Al acercarse a la salida, escuchó voces y gritos.

—¿Qué hacen aquí a esta hora? —pensó ______(Tn).

Salió de la escuela y se topó con un tumulto de gente reunida en un círculo. En el centro, dos chicos peleaban. A pesar de la notable diferencia de estatura entre el rubio y el pelinegro, el joven no se dejaba vencer. La castaña observó desde lejos, notando una enorme patada que lanzó el rubio. El otro chico lo agarró de la pierna y lo lanzó, pero el rubio no cayó. Sin embargo, al afirmarse con su mano, pudo hacerse daño.

La castaña recordó todas las veces que se lastimó la mano en gimnasia y sintió un leve dolor. Caminó un poco más, preguntándose quién era ese chico rubio y cómo era tan bueno peleando.

Sempiterno. (Mikey y Tú) Tokyo Revengers. [FINALIZADA♡]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora